Ainadamar en Los Ángeles

 

Daniela Mack como Federico García Lorca en Ainadamar de Osvaldo Golijov en la Ópera de Los Ángeles © Cory Weaver

 

Abril 26, 2025. Ainadamar, ópera prima en tres actos compuesta en tres imágenes por el compositor argentino Osvaldo Golijov (1960), es el siguiente íitulo ofrecido como parte de la actual temporada de la Ópera de Los Ángeles, que está llegando a su cierre. (Se prevé en junio una producción de Rigoletto y recitales del tenor Joshua Guerrero y la célebre soprano Renée Fleming).

El libreto original de la obra fue hecho en lengua inglesa por el dramaturgo estadounidense David Henry Hwang y fue el propio compositor quien decidió traducirlo al castellano, y además de ser la versión que se escuchó en esta función, es la que actualmente se utiliza cada vez que la obra es repuesta. 

A este respecto, y dada la gran cantidad de público hispanoparlante que habita en esta ciudad y que asiste a este teatro con regularidad, la representación de títulos en lengua española continúa siendo un pendiente pocas veces atendido, salvo honrosas y contados excepciones como el El último sueño de Frida y Diego de Gabriela Lena Frank (1972), vista aquí en el 2023, o Il Postino (estrenada en el 2010) y Florencia en el Amazonas, en un par de ocasiones, ambas del compositor mexicano Daniel Catán (1949-2011), y algunas conocidas zarzuelas como: El gato montés de Manuel Penella y Luisa Fernanda de Federico Moreno Torroba. 

Ainadamar parece encajar en esa idea que tienen los teatros por ofrecer obras que apelan al público actual con temas cercanos, como también a la realidad demográfica de esta ciudad y, aún más importante, para mantener el interés y crear nuevos públicos que mantengan vivo el arte lírico, que tantas penurias está atravesando, y que ya no solo debe estar enfocado o limitado a la repetición de los llamados caballos de batalla del repertorio operístico.

Como antecedente, cabría mencionar que Ainadamar tuvo su estreno absoluto en el año 2003 en el festival de Tanglewood de Massachusetts, en los Estados Unidos, y posteriormente ha realizado un largo periplo que la ha llevado a diversos escenarios alrededor del mundo, incluidos algunos de España, destacando su escenificación en la Ópera de Santa Fe en el verano de 2005, dos años después de su estreno, que fue importante por allí se utilizó la revisión al libreto y su traducción al español fue escuchada por primera vez. 

El nombre “Ainadamar” significa en lengua árabe “Fuente de lágrimas” y se ubica en Granada, España, donde fue fusilado el escritor Federico García Lorca, personaje protagónico de la ópera. La historia se ubica en el Teatro Solís de Montevideo en 1969, y cuenta la historia de manera cronológicamente inversa, en varias escenas entrelazadas, de la relación entre el escritor y su musa, la actriz catalana Margarita Xirgu, así como su oposición a la Falange española y su posterior ejecución por parte de las fuerzas fascistas al comienzo de la Guerra Civil española, debido a su visión socialista y a su homosexualidad, que es denunciada constantemente en la obra, a través del agudo cante jondo del tenor Alfredo Tejada en el papel del falangista Ramón Ruiz Alonso. 

Se trata de recuerdos o flashbacks de la vida de García Lorca, en una obra cargada de tensión y continuidad dramática a lo largo de la función, que se realizó sin cortes o intermedios. En este sentido funcionó el aspecto teatral dirigido por Deborah Colker, con escenografías y vestuarios de Jon Bausor, y la intensa, pero sustancial iluminación de Paul Keogan, cuyos brillantes e intensas tonalidades en rojo y negro transmitieron la sensación de sangre, miedo y zozobra, como una premonición del trágico final.

Un trabajo escénicamente muy interesante y atrayente, bien pensado, y bien amalgamado con la historia y la música. La sencillez y austeridad del montaje entrelazaron el cambio de escenas dando fluidez y continuidad a la historia, con pocos elementos, y ninguna distracción en el enfoque del desempeño de los cantantes y artistas. Toda la historia se desarrolla en el centro del escenario con una cortina circular hecha de cuerdas que colgaban de lo más alto del escenario, en cuyo centro había un pedestal por y donde entraban y salían los artistas, y que a la vez se complementaban con las tenues pero efectivas proyecciones escénicas sobre el fondo del escenario de imágenes alusivas al toreo y las plazas, así como citas de escritos de García Lorca. 

En escena también aparecieron constantemente bailarines que regalaron plásticas y discretas coreografías, sin faltar los pasos del baile flamenco, todos ellos vestidos de rojo. En este mundo actual donde la norma son las coproducciones entre diversos teatros, me he preguntado si los participantes quedan del todo satisfechos con el resultado o la confección de la parte visual de del espectáculo o si en ocasiones tienen que presentar escenografías que no son de su total agrado pero que, al ser activos del teatro, deben que echar mano de ellas. Esta curiosidad se disipó con esta nueva idea escénica, ya vista en el Metropolitan Opera, y al que se unieron la Scottish Opera, la Welsh National Opera y la Ópera de Detroit, y esto quedó claro en las reacciones y del gusto del público angelino, que entendió los textos cantados y recitados, y probablemente esté más versado y más familiarizado con el tema que atañe a los hechos de la obra. 

Esto se notó en su sorpresa, sus gestos y expresiones verbales, así como su aprobación al finalizar la función. La orquestación de Ainadamar resulta ser una agradable fusión sonora entre diferentes estilos musicales presentes en España como el flamenco, la música gitana y la sefardí, por lo que a la orquesta se le agregaron dos guitarras y abundantes percusiones típicas de la música flamenca, con un estilo orquestal. En ella se notan ciertas influencias que bien podrían sugerir la música del argentino Astor Piazzola, con pasajes clásicos y música judía, incluso de la música folclórica argentina. 

 

Ana María Martínez como Margarita Xirgu © Cory Weaver

 

El personaje de Federico García Lorca, rol en travesti, interpretado siempre por una mezzosoprano, fue encomendado a Daniela Mack, quien cantó su papel con pasión y sus arias con efusión y adecuados medios vocales, en color, ímpetu y ardor. En el exigente papel de Margarita Xirgu estuvo la experimentada soprano Ana María Martínez, muy conocida en este teatro por la extensa variedad de papeles aquí cantados, quien ofreció una actuación convincente, buenos medios vocales y mucho bagaje en escena. Notable, por ejemplo, fue su dueto con Mack ‘A la Habana’, de distinguidos ritmos con sabor caribeño. 

Cumplieron satisfactoriamente con sus personajes la soprano Vanessa Becerra en el papel de Nuria, la alumna de Margarita Xirgu, y el cantaor de flamenco ya mencionado del falangista Ramón Ruiz Alonso. Correctos estuvieron los coros femeninos que cantaron la balada de la obra de García Lorca, ‘María Pineda’, así como el resto de los actores y bailarines en escena. 

La orquesta fue dirigida por la maestra colombiana Lina González Santos, quien ocupa una posición dentro el organigrama musical del teatro como directora musical residente, y que desde su nombramiento en el 2022 ha adquirido solvencia, pericia y control para extraer de los músicos de la orquesta musicalidad y armonía para los cambios de estilos y ritmos y resaltar los momentos la tensión contenida en la partitura, con buena mano y con simbiosis con las voces. Al final parecería que la escasa hora y 20 minutos de duración es poca para una función operística que termina con un dejo de insatisfacción: se podría esperar más en una función. 

Como apunte personal, tuve la fortuna de escuchar Ainadamar hace algunos años en el Teatro Argentino de La Plata, lugar de nacimiento de Golijov, donde el papel principal fue cantado por el contratenor argentino Franco Fagioli, quien a la postre se convertiría en un destacado intérprete barroco. En aquella ocasión se agregó un espectáculo coreográfico previo a la ópera con la suite del ballet Estancia de Alberto Ginastera, que complementó muy bien la función. Con esto no pretendo sugerir que Los Ángeles o en futuras reposiciones se debería agregar más a la obra, pero la combinación hecha en La Plata funcionó y fue una adición atractiva.

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