
Bryn Terfel con la OSM

El bajo-barítono galés Bryn Terfel debutó en México en un concierto con la Orquesta Sinfónica y el Coro de Minería en la Sala Nezahualcóyotl, bajo la dirección del concertador mexicano Roberto Kalb © José Noé Mercado
Mayo 27, 2025. La Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario se convirtió en un escenario de resonancias operísticas, canciones tradicionales celtas y teatralidad musical con el esperado debut en México del bajo-barítono galés Bryn Terfel, acompañado por la Orquesta Sinfónica de Minería (OSM) y su Coro, bajo la concertación huésped del maestro Roberto Kalb.
Este concierto, cargado de ilusión, emociones y expresividad, marcó un referente en el panorama lírico de nuestro país, ante la estatura y entrega de un intérprete de talla internacional y el gozo que su despliegue artístico generó en el no muy abundante público asistente.
El concierto dio inicio con la majestuosa Obertura de Die Meistersinger von Nürnberg de Richard Wagner, seguida por el monólogo ‘Was duftet doch der Flieder’, donde Terfel, en los zapatos de Hans Sachs, mostró una voz brillante y conmovedora, de serena introspección.
El recibimiento al cantante fue cálido y entusiasta, aunque la baja asistencia de melómanos a la sala sin duda quedó a deber, ante la relevante presencia de una de las figuras icónicas de la ópera mundial en lo que va del siglo XXI, lo que no ocurre con demasiada frecuencia en el México actual.
El significativo precio de los boletos, la presentación en día laboral (martes), las tormentas de temporada en la Ciudad de México, además del caos vial provocado por los bloqueos de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en estos días, pueden contarse entre los múltiples factores que explican la baja afluencia de público, y sobre ello valdría la pena reflexionar en otro momento. Lo cierto es que mucha gente que deseaba disfrutar del canto de Terfel, por una u otra razón, desistió de la aventura.
Luego del furor wagneriano de “La cabalgata de las valquirias” de Die Walküre, segundo título del Anillo del nibelungo, llegó la “Despedida de Wotan” y la “Música del fuego mágico”, donde el cantante encarnó un dios enérgico pero tierno, sin oscuridad dramática resonante en su timbre, pero sí con matices implacables, delicados y al cabo dolorosos que evocaron su amor filial por Brünnhilde, hija a la que debe dormir en la roca de una montaña y rodearla de llamas protectoras, como castigo ante su desobediencia empática y cariñosa. Por cumplir, en última instancia, su íntima —y sin embargo maniatada—, voluntad divina.
La Orquesta Sinfónica de Minería —correcta y sin errores técnicos notables— enfrentó el repertorio wagneriano bajo la batuta del mexicano Roberto Kalb con un trazo amplio, grueso y poco sensible a la ductilidad de matices emocionales del solista o al hilvanado discursivo de los leitmotiven.
La conocida versatilidad de la OSM que —fuera de su temporada principal de verano bajo la dirección artística de su titular, el maestro Carlos Miguel Prieto— abarca diversos programas y géneros musicales, no solo el clásico (en fecha próxima Queen sinfónico, por ejemplo), también tiene la contracara de la poca especialización, y el drama musical de la Tetralogía, sin duda, la requiere, para evitar lecturas superficiales o, peor aún, genéricas, como en síntesis ocurrió en este concierto lírico.
Tras el intermedio, la OSM y el Coro de la Sinfónica de Minería (que dirige el maestro James Demster) brindaron una pulcra interpretación de ‘Les voici’ de la ópera Carmen de Georges Bizet y Terfel, Embajador de la Música en Gales, regresó al escenario con un par de abordajes demoníacos: ‘Son lo spirito che nega’ de Mefistofele de Arrigo Boito y ‘Le veau d’or’ de Faust de Charles Gounod, proyectando una teatralidad vibrante y carismática no solo con su canto, sino también con un extrovertido histrionismo.
Sin duda, el catálogo de villanos le sienta bien al registro interpretativo de Terfel. El programa continuó con el ‘Te Deum’ y ‘Va, Tosca’ de la quinta ópera de Giacomo Puccini, y su Scarpia destiló corrupción y concupiscencia hipócrita, aunque el desbalanceado volumen orquestal, en momentos, cubrió su emisión, como ya había ocurrido en los fragmentos de mayor intensidad de su ‘Leb’ wohl’ en Die Walküre.
La Obertura de Die Fledermaus de Johann Strauss II introdujo una sección más ligera del concierto, con canciones y musical, en la que, no obstante, es probable que Terfel haya brillado aún más por su calidad y sencillez artística, pues logra transformar la música en una expresión de la nostalgia, la simpatía o la espiritualidad.
Primero vinieron tres canciones tradicionales celtas que el bajo-barítono galés entregó con un rico entramado de intenciones emocionales: ‘Danny Boy’, ‘Ar hyd y nos’ y ‘Loch Lomond’. El programa oficial llegó a su fin con ‘If I Were a Rich Man’, del musical Fiddler on the Roof de Jerry Bock.
Bryn Terfel, como parte de su teatralidad y entrega, se mostró capaz de usar su zapato como utilería, bailar, incitar las palmas del público o pegar un tremendo chiflido, si lo requería su personaje. Así enriqueció su presencia escénica.
El público supo reconocer una presentación profesional y en cierta medida modélica y sus encendidos aplausos fueron recompensados por tres piezas más, deliciosamente abordadas en la medida de que forman parte del repertorio que Terfel ha hecho brillar: ‘Some Enchanted Evening’ del musical South Pacific de Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II; ‘How to Handle a Woman’ de Camelot de Frederick Loewe y la canción ‘Homeward Bound’ de Mack Wilberg, una bellísima pieza interpretada con tanto sentimiento y profundidad vital por Terfel que no fueron pocos los asistentes que terminaron con lágrimas mal disimuladas en el rostro.
La actuación de Bryn Terfel, que transmuta el canto en teatro vivo, configuró un debut memorable en México. Y acaso demostró —como escribió en referencia a este concierto el pianista Ángel Rodríguez en su perfil de Facebook— que “la grandeza de la música no está en lo que ella misma suele dar, sino en la entrega máxima de quienes van a compartir ese banquete”.