Concierto de Gregory Kunde en Las Palmas
Noviembre 24, 2024. Con el recuerdo del histórico recital en Santa Cruz de La Palma del maestro Alfredo Kraus en julio de 1990, al que asistimos, nos desplazamos a la isla de Gran Canaria con la enorme ilusión del que va a asistir por primera vez a una gala homenaje al tenor Alfredo Kraus en el día de su cumpleaños en el magnífico Auditorio que lleva su nombre.
Con la referencia de la gala lírica en honor a Kraus a la que asistimos en octubre de 2014, protagonizada por el tenor polaco Piotr Beczała en el Teatro Real de Madrid, esta vez estábamos muy emocionados por tener la oportunidad de volver a escuchar a un fenómeno vocal único en la historia de la ópera llamado Gregory Kunde, al que habíamos escuchado en I puritani en la Staatsoper de Viena en los años 90, y hemos vuelto a ver hace algunas temporadas en Bilbao con papeles tan veristas y dramáticos como Turiddu, Canio, Des Grieux o Andrea Chénier. Ha sido una evolución espectacular de tenor ligero belcantista a spinto-dramático verdiano. Kunde es el único cantante que ha afrontado en una misma temporada la interpretación del Otello de Gioachino Rossini y del Otello de Giuseppe Verdi.
En un Auditorio Alfredo Kraus prácticamente lleno, la Fundación Auditorio y Teatro de Las Palmas de Gran Canaria en colaboración con la Fundación Internacional Alfredo Kraus y la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, dirigida por el maestro británico Karel Mark Chichon, ha vuelto a organizar en el día del nacimiento de Kraus, un concierto sinfónico lírico con el tenor Gregory Kunde.
La gala comenzó con la “Marche hongroise” de La damnation de Faust de Hector Berlioz, donde pudimos observar la pasión y la fuerza que transmite la batuta de Chichon en un pasaje en el que brilló especialmente la sección de vientos.
Kunde hizo su presentación en Las Palmas adentrándose en los terrenos de su maestro Alfredo Kraus, para afrontar con mucha musicalidad el aria ‘Salut, demeure, chaste et pure!’ de Faust de Charles Gounod, tremendamente aplaudida por un público sorprendido por el gran fiato exhibido por el cantante norteamericano y por la facilidad con la que llegó al sobreagudo.
El violín solista Oyvind Bjora deleitó a los espectadores en la “Meditation” de la obra Thaïs de Jules Massenet, donde resultó impactante observar cómo el maestro Chichon exigió de manera espectacular a la sección de cuerdas que cosechó grandes aplausos y donde la arpista se vio obligada a saludar junto al virtuoso violinista noruego.
La valentía y el arrojo de Kunde quedaron de manifiesto cuando se atrevió a interpretar, en la tierra de Kraus, la célebre aria ‘Pourquoi me réveiller?’ de Werther de Massenet, transportando a los asistentes que en su día pudieron disfrutar del fenómeno canario a los años 90 del pasado siglo. Impecable en su ejecución y con un exquisito francés, Kunde estuvo muy seguro y contundente en el agudo, logrando incluso imponerse al excesivo volumen de una orquesta que contaba con todos sus miembros para esta ocasión tan especial. Los gestos de Kunde señalando al cielo y a la diapositiva de Kraus que presidía la sala son prueba evidente de que algo mágico había sucedido, ya que nos parece del todo increíble e inaudito que un tenor dramático como el Kunde actual haya podido afrontar la ópera favorita de don Alfredo con tanta solvencia.
Chichon templó a la OFGC durante el “Intermezzo” de Manon Lescaut de Giacomo Puccini, ofreciendo una dirección llena de musicalidad y temperamento donde debemos resaltar una gran variedad de gestos que encandilaron al público y donde pareció estar toreando, más que dirigiendo.
En el año del centenario de la muerte de Puccini, Kunde se adentró en un repertorio más acorde a sus actuales prestaciones vocales para deleitarnos con una grandiosa interpretación del aria ‘Recondita armonia’ de Tosca, toda una clase magistral de canto legato.
Con la obertura de La forza del destino Chichon se adentró en el universo verdiano con una contundencia y brillantez pocas veces vista. La tremenda ovación que el público canario brindó al maestro de Gibraltar ante una ejecución tan apoteósica de la orquesta sitúa a este joven director entre la élite de las batutas del panorama musical europeo. Tremendamente preciso y en control, el dominio absoluto que ejerció sobre la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria nos recordó al gran Nikolaus Harnoncourt, uno de los directores que mejor y más brillantemente se ha entendido y compenetrado con su propia orquesta.
De Pagliacci de Ruggero Leoncavallo, Gregory Kunde cantó el aria ‘Vesti la giubba’, en una espectacular interpretación tanto en lo dramático como en lo canoro. El tenor de Illinois dio una clase magistral al afrontar el pasaje “a lo [Giuseppe] Giacomini” y atacar la parte final en piano al más puro estilo de Jonas Kaufmann, un auténtico ejercicio de pirotecnia vocal con el que uno de los mejores Canios del panorama mundial cerró de manera prodigiosa la primera parte del concierto.
La segunda parte del XXII Homenaje a Kraus se inició con el arreglo instrumental del director musical Chichon sobre el “Finale: Morte di Mimì” de La bohème de Puccini. Kunde realizó un nuevo guiño al homenajeado que ese mismo día cumpliría 97 años con su primera intervención tras la pausa, el llamado “Lamento de Federico”: ‘E la solita storia del pastore’ de L’Arlesiana de Francesco Cilea que tantas veces bordó Kraus y que Kunde ejecutó con una técnica vocal de primer nivel, exhibiendo un estilo y una línea de canto que recordaron por momentos al gran Miguel Fleta, todo un referente y una fuente de inspiración para la carrera del irrepetible artista canario.
El viaje a la Viena de Johann Strauss II se inició con la obertura de Der Zigeunerbaron, donde pudimos apreciar la espectacularidad del gesto de Chichon que, unido a su enorme poder de transmisión, logró provocar altas cotas de emoción en unos espectadores arrebatados por el garbo y la torería con la que se expresa este gran director.
A estas alturas de recital, Kunde se puso el traje de opereta para cantar en un excelente alemán la famosa aria ‘Dein ist mein ganzes Herz!’ de la obra Das Land des Lächelns de Franz Lehár, donde regaló un final “a la Bonisolli”, con una última nota aguda rotunda y contundente que arrancó los aplausos y bravos de los asistentes.
Del repertorio de zarzuela, vimos al Chichon más español y torero dirigir el “Intermedio” del sainete lírico La boda de Luis Alonso, con una batuta que llega a ser una muleta con la que se adornó este verdadero amante de Andalucía, región en la que desde hace años ha fijado su residencia.
Gregory Kunde, quien recientemente contó la anécdota de cómo su mentor y profesor en sus inicios —el maestro Alfredo Kraus— le ayudó en su primer encuentro tras una sola lección magistral de técnica vocal a alcanzar un Re natural agudo, cuando nunca había pasado del Si natural, correspondió al privilegio de participar en este homenaje cantando —apoyado en la partitura y en un español bastante correcto— la romanza ‘Bella enamorada’ de la zarzuela El último romántico, uno de los momentos vocales de la noche, coronada con una nota final estratosférica al más puro estilo Kraus.
El programa oficial de la gala musical culminó de manera apoteósica con una exhibición prodigiosa de Kunde en la archiconocida ‘No puede ser’ de La tabernera del puerto del maestro Pablo Sorozábal, el momento culminante de una noche para el recuerdo en la que el baritenor norteamericano se inventó una cadenza final prodigiosa. Con un público puesto en pie ovacionando y vitoreando la proeza vocal que Kunde acababa de ejecutar, la emoción contagió a un auditorio que no daba crédito a la transformación canora de un tenor en plenitud que parecía ser 20 años más joven.
La noche culminó con una propina: ‘Nessun dorma’ de Turandot, uno de los actuales caballos de batalla de Kunde, con el que terminó de cautivarnos exhibiendo una voz muy potente y bien proyectada que llegaba a todos los rincones del auditorio, ante el delirio de unos espectadores emocionados y puestos en pie que no paraban de vitorearle.
Noche histórica que jamás olvidaremos, la vivida en la capital grancanaria con un espectacular mano a mano entre la voz de amplia tesitura que domina todos los terrenos de la cuerda de tenor de Gregory Kunde y la garra, la entrega y la pasión en la dirección de Karel Mark Chichon al frente de una excelente Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, con la imagen de Alfredo Kraus como padrino y con el entendido y veterano público canario de toda la vida de testigo.