Dancing madness en Innsbruck

Escena de Dancing madness en el Festival de Música Antigua de Innsbruck © Veronika Lercher

 

Agosto 12, 2024. Uno de los actos más curiosos del Innsbrucker Festwochen der Alten Musik es sin duda el concierto titulado Dancing madness (Locura danzante). Fue una velada que combinó las composiciones de los siglos XVII y XVIII con un estilo particular de danza, generalmente combinado con otros tipos de música, la danza callejera: animando el evento, por un lado, estuvo el famoso Ensemble Zefiro; por el otro, algunos bailarines del estudio Street Motion de Innsbruck.

El primero es un conocido grupo fundado en 1989 por los oboístas Alfredo Bernardini y Paolo Grazzi y el fagotista Alberto Grazzi, que cuenta con personal variable y está especializado en el repertorio dieciochesco en el que predominan los instrumentos de viento; el segundo, establecido en 2012 gracias a la colaboración entre Kathrin Eder y Tobias Hanny, promueve el amor por la danza en todas sus facetas: con años de duro entrenamiento y prolongada experiencia en el escenario, la intención del grupo es fusionar diferentes escenas dando voz a varios estilos de danza que pueden así encontrar múltiples expresiones y nuevas formas de lenguaje. 

La ruptura de patrones tradicionales, con una combinación aparentemente arriesgada, permitió redescubrir nuevas formas de intercambiabilidad y adaptabilidad de gran interés. Hubo varios tipos de música que prefiguraron diferentes estados de ánimo y de humor: como recuerda el título del concierto, Dancing madness, la velada musical ofreció una selección de composiciones que de alguna manera tenían que ver con la locura: la hipocondría, la inquietud, las pesadillas y otras “perturbaciones” de la mente humana. 

Las propuestas incluyeron música de los italianos Vivaldi y Geminiani, pasando por los austriacos Fux y Mozart, los alemanes Telemann y Keizer, hasta terminar con la checa Zelenka. Esta gira europea estuvo perfectamente estructurada para dar una idea completa de las sensaciones humanas ligadas al estado alterado de ánimo: entre la música, que se beneficia de una interpretación notable gracias al excelente y puntual Ensemble Zefiro, bajo la dirección histriónica y volcánica de Bernardini, y la danza, confiada al Street Motion Studio Innsbruck con la experta coreografía de Eder y Hanny, crearon un espectáculo completo y atractivo. 

Los enredos, incluso físicos, entre instrumentistas y bailarines, aseguraron a la velada ese ritmo particular que rara vez se presencia en los teatros. El público respondió con gran entusiasmo, dando rotunda aprobación a todos los intérpretes.

El Ensamble Zefiro y el estudio Street Motion presentaron Dancing madness en el Festival de Innsbruck © Veronika Lercher

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