
Der Rosenkavalier en Bolonia

Else Benoit (Sophie), Stefanie Iranyi (Octavian) y Julia Kleiter (Marschallin) en Der Rosenkavalier de Richard Strauss en Bolonia, bajo la dirección de Asher Fisch © Andrea Ranzi
Febrero 8, 2025. A pesar de permanecer cerrado por remodelaciones, el Teatro Comunale de Bolonia continúa ofreciendo temporadas muy completas y variadas en cuanto a la cantidad de producciones líricas, danza, ballet, jazz y conferencias.
Su temporada de música sinfónica es la envidia de muchas otras orquestas, por el número de conciertos que se programan con la presencia de importantes solistas y directores, que en el presente año incluye los nombres de: James Conlon, Riccardo Frizza, Zubin Mehta, Frédéric Chaslin, Daniel Oren, Donato Renzetti, Roberto Abbado y Oksana Lyniv, por mencionar algunos, conduciendo obras del repertorio sinfónico de los siglos XIX y XX hasta la música contemporánea.
Siempre debe considerarse como una meritoria iniciativa que las orquestas de los teatros líricos realicen conciertos de música sinfónica de manera paralela a su labor en el foso operístico, y aunque es una practica que han ido desapareciendo importantes teatros, es una costumbre que se mantiene vigente en los teatros más importantes de Italia. El tercer concierto de este ciclo sinfónico fue dedicado al compositor alemán Richard Strauss (1864-11949) centrándose especialmente en su ópera, o comedia musical en tres actos, Der Rosenkavalier, op 59, que, aunque es un título que se escenificó por última vez aquí en 1995, y su reposición completa estaba prevista para 2021, tanto la pandemia como la reestructuración del teatro ocasionaron que se pospusiera hasta el otoño del 2026, en la que será la reapertura de la histórica sede en la piazza Verdi de esta ciudad.
Como un adelanto, en lo que llega ese día, en este concierto se escucharon extractos musicales tomados del primero, segundo y tercer actos de El caballero de la rosa, concretamente los que involucran a los tres personajes principales femeninos unidos por una historia de amor, por lo que el titulo del concierto fue “Sophie, Octavian y Marschallin en concierto”.
Como todos los conciertos de la orquesta, este se realizó en el Auditorium Manzoni, que es un reciento ideal para la ejecución de música sinfónica. La velada inició con el Einleitung, el preludio que describe la noche apasionada entre la Mariscala y su joven amante Octavian, ¡que fue seguida por la emblemática aria de este último personaje ‘Wie du warst! Wie du bist’, cantada con expresividad, intensidad y buenos medios vocales de oscuros y bruñidos tintes en el canto de la mezzosoprano alemana Stefanie Irányi. Ella, junto a la elegancia, presencia, amplitud y color vocal de la soprano alemana Julia Kleiter, cantando a la Mariscala, en su monologo ‘Da geht er hin, der aufgeblasene schlechte Kerl’ (‘Ahí va, el pomposo malo’), y en su dúo con Octavian ‘Ah! Du bist wieder da!’ (¡Oh, has vuelto!) donde ambas mostraron compenetración y convicción y que, a pesar de tratarse de una versión no escénica, cada una se transformó en su respectivo personaje.
Con partes como la celebérrima entrega de la rosa en el segundo acto, se escuchó el dúo ‘Mir ist die Ehre widerfahren’ (‘Me he sentido honrado’) entre Octavian y Sophie, papel que aquí fue cantado por la soprano francesa Elsa Benoit, una de las artistas mas interesantes que he escuchado en tiempos recientes, quien posee elasticidad y plasticidad que ha adquirido en su destacada trayectoria en la música barroca, y que ha sabido combinar con la nitidez y la cualidad cristalina de su canto papeles más líricos del repertorio alemán, y que escénicamente supo representar una delicada y tierna Sophie.
El concierto, cuyas escenas estuvieron bien hiladas con pasajes orquestales e intermezzi contenidos en la partitura, incluyó la conmovedora escena del tercer acto, el trío entre la Mariscala, Octavian y Sophie, ‘Marie Theres!… Hab’ mir’s gelobt’ (¡María Teresa!… Me lo prometí’) que se caracteriza por el inconfundible estilo musical de Strauss, rico con los valzer y melodías tan característicos de la tradición vienesa.
En el podio de la orquesta estuvo presente el maestro Ascher Fisch, con una larga trayectoria dirigiendo ópera, condujo con solidez y buen pulso, además de buen gusto para extraer los momentos musicales más resplandecientes que contiene la partitura. Si algo se le puede reprochar es la fuerza y el volumen de la orquesta, que cubría las voces y que ocasionaba un esfuerzo innecesario de las intérpretes para ajustar su emisión. No obstante, el desempeño de las fuerzas de la orquesta fue meritorio, con homogeneidad y buen gusto; y la combinación de las voces hizo que este concierto fuera memorable y de mucha satisfacción para el público presente en la sala Manzoni.