Der Zwerg en Berlín
Diciembre 10, 2024. Aunque la base de esta obra es un cuento de Oscar Wilde titulado The Birthday of the Infanta (El cumpleaños de la Infanta), publicado en 1891, resulta que hay también otra parte, que involucra al propio compositor y a Alma Schindler, una de sus alumnas más atractivas e interesantes. Quienes hayan leído sus diarios recordarán su descripción de Alexander von Zemlinsky como una persona fea que se transformaba cuando enseñaba música.
Alexander y Alma tuvieron un romance que duró hasta que ella conoció a Gustav Mahler. Estas dos historias transcurren en paralelo y, en este caso particular, había un extra para abrirnos el apetito. Arthur Schoenberg, que recibió lecciones de música de Zemlinsky, compuso una pieza corta para orquesta, su opus 34, titulada Begleitungsmusik zu einer Lichtspielscene (Acompañar música a una escena cinematográfica).
Esta obra de nueve minutos se utilizó como introducción para esta ópera en un acto, describiendo lecciones de música ficticias entre la glamorosa Alma y el puntilloso Zemlinsky. Los dos actores describen con precisión su relación, dando a entender que hay coqueteo, admiración, reticencia y finalmente, rechazo.
Si el cuento de Wilde sirve para mostrar la crueldad egoísta de las clases altas, la obra de Zemlinsky, en parte autobiográfica, ofrece un ángulo adicional desde el que se puede entender la ópera. No se trata solo de Der Zwerg (El enano), sino de cualquier persona con una discapacidad o un problema psicológico. De hecho, el enano muestra una clase de personas que no están representadas ni son aceptadas en nuestra sociedad. Sin embargo, la historia de Wilde se sostiene por sí misma y es lo suficientemente fuerte como para ser presentada como lo que es: una clase alta humillada.
Como otro dato, Franz Schreker también compuso una pieza basada en el cuento de Wilde, una pantomima de danza llamada también Der Geburtstag der Infantin. En cuanto al resto, es tarea del público investigar y encontrar conexiones con ellas. En cualquier caso, y sea cual fuere el pensamiento que el público pueda tener al salir del teatro, hay que felicitar al teatro por unir estas dos obras.
Cualquiera que fuera lo que pensaba al aceptar la terrible producción de Macbeth también reseñada aquí, la Deutsche Oper lo compensó con una combinación bien pensada e intelectualmente desafiante que no solo invitó a la reflexión pero que también fue visualmente atractiva y muy centrada en su tema central: el enano. Para lograrlo, la nueva producción de Tobias Kratzer mostró una escenografía y vestuario tradicionales en la obra de Schoenberg y nos sorprendió con la ópera. Esta infanta del siglo XXI (Donna Clara) podría ser la hija de cualquier multimillonario rico, malcriada, sin valores, aburrida y sí cruel.
Los decorados de Rainer Sellmeier mostraron una gran sala preparada para una orquesta. Su regalo de cumpleaños es un director enano. Para lograr el efecto deseado, Kratzer eligió un enano real, un hombre encantador, apuesto y muy expresivo llamado Mick Morris Mehnert que aparece vestido de frac y sosteniendo una batuta. Junto a él, también vestido de frac, como el rostro «aceptable» de la sociedad, hay un hombre de tamaño normal, David Butt Philip, un tenor que canta una tesitura aguda y cruel que parecía ser de rigor para la segunda escuela vienesa, así como para Richard Strauss y otros en la periferia.
El enano y su voz encarnan un doble acto trágico. El enano no sabe que es enano: ha visto su reflejo en un espejo hace mucho tiempo y cree que es alguien que lo sigue. Como un juego, la Infanta le pide al enano que elija una esposa entre sus damas de compañía. Para su sorpresa, él la elige a ella. Cuando se enfrenta a su risa y burla, se niega a aceptar lo que es y le pide a Donna Clara que le diga que es hermoso. El enano y su tenor/voz luchan y él muere. No es para los pusilánimes. El teatro lleno dio a estos intérpretes una ovación bien merecida. Emocionalmente, la obra no puede ser más que agotadora para este elenco.
Aparte de Mehnert, hay que decir que Philip es el cantante-actor perfecto para este papel que exige un registro agudo claro y una actuación casi invisible. Elena Tsallagova cantó a la Infanta, también un papel de tesitura alta, con voz penetrante, actuando con total autoridad egocéntrica. Olga Bezsmertna fue la más simpática Ghita que intenta proteger al enano sin éxito, mientras que Philipp Jekal introdujo el espectáculo como Don Estoban, el mayordomo.
Zemlinsky compuso una música hermosa. Hay momentos en los que uno no puede pensar que podría haber algo más hermoso, su acción y drama son atrapantes, reflejando en cada etapa la tragedia que se desarrolla. Donald Runnicles puede estar próximo a abandonar la Deutsche Oper al final de la temporada 2025-2026, pero su orquesta está en óptimas condiciones, tocando con autoridad, hermoso colorido en todas las secciones y facilitándole las cosas a su sucesor, quienquiera que sea.