Don Giovanni en Civitanova
Noviembre 9, 2024. El Festival Civitanova all’Opera, en el municipio homónimo en la provincia de Macerata en la región italiana de las Marcas, se atrevió e inauguró su temporada 2024 con un título importante: Don Giovanni de Wolfgang Amadeus Mozart.
Después de seis años de títulos del «gran repertorio», este dramma giocoso, la mayor obra maestra de la música y de toda la cultura occidental —incluso transferido y, yo diría, desgraciadamente, a tiempos modernos— fue una empresa arriesgada, pero, al final, exitosa. El maestro Alfredo Sorichetti, director artístico y concertista de este proyecto, contó con la colaboración de un numeroso equipo de trabajo.
La Orquesta Sinfónica del Adriático ofreció colores y timbres cautivadores desde los primeros compases dramáticos de la obertura, que se repetirían en la penúltima escena, cuando el Commendatore reapareció en la casa de Don Giovanni. También se prestó mucha atención al escenario. La caracterización psicológica de los personajes es la verdadera obra maestra de Mozart y su libretista Lorenzo Da Ponte, y el buen elenco vocal ha demostrado saber cómo honrarla.
El bajo Mirco Palazzi interpretó el papel del libertino inmoral con un timbre de primera clase y dominio del repertorio belcantista. Leporello fue el experto Giampiero Ruggeri, maestro de la técnica y de la escena, un personaje que se debate entre la insolencia y la sumisión hacia su patrón. Los dos bucólicos personajes Masetto y Zerlina fueron Davide Bartolucci, con una voz muy presente e incisiva en la caracterización del marido rústico de la genial Jessica Ricci, una joven cantante pero ya muy segura de sí misma en el escenario y muy convincente vocalmente.
Donna Elvira fue Clementina Regina, de voz generosa e importante presencia escénica. Una verdadera prima donna fue la Donna Anna de Paola Antonucci. Desde las primeras notas de ‘Non pensar se non m’uccidi’ se entiende que existe una gran carrera de profesional del bel canto. Sus dos arias —‘Or sai chi l’onore’ y ‘Non mi dir bell’idol mio’— fueron de enciclopedia.
Don Ottavio, su prometido, fue el tenor Gianluca Pasolini, un personaje siempre poco considerado por sus promesas de venganza, que nunca logra cumplir, pero que, en cambio, en esta ocasión, compensó mostrando una importante presencia escénica. Sus difíciles arias de tono grandilocuente las resolvió con facilidad, gracias también a una su larga experiencia escénica. Por último, el gran Commendatore fue interpretado por la voz atronadora y segura del talentoso Raffaele Costantini.
La dirección escénica de este proyecto estuvo a cargo de Mirco Michelon, quien situó la historia en los años 80 con la preciosa colaboración del escenógrafo Sauro Maurizi y del diseñador encargado de la iluminación Giordano Corsetti. El óptimo coro Ventidio Basso fue dirigido por el maestro Pasquale Veleno. Al final, un público entusiasta premió con numerosos aplausos a escena abierta a los participantes en el espectáculo. Como nota adiciona, fue agradable el haber visto a muchos jóvenes presentes en la sala para esta función.