Don Pasquale en Bilbao

Escena de Don Pasquale de Gaetano Donizetti en Bilbao © E. Moreno Esquibel

 

Octubre 19, 2024. Para iniciar su temporada 2024-2025, la ABAO Bilbao Ópera ha apostado por una de las obras cumbres de la ópera bufa italiana del siglo XIX: Don Pasquale del compositor Gaetano Donizetti. 

En el recuerdo de los espectadores más veteranos, el estreno en el Teatro Arriaga el 4 de septiembre de 1958 de esta obra del maestro de Bérgamo, con Renato Cesari, una joven Renata Scotto y Alfredo Kraus debutando el rol de Ernesto.

La nueva producción lleva la firma del debutante Emiliano Suárez y ofrece la versión integral de la obra bajo un montaje de corte moderno y muy actual, que gustó bastante a los espectadores. La puesta en escena se basa en una pizzería en la que Don Pasquale es el propietario, Norina una freganchina aspirante a influencer y Ernesto un camarero. Suárez retrata a Malatesta como a un golfo vividor e incorpora a un gran actor como Pedro Mari Sánchez para desempeñar el rol de Notario y realizar intervenciones de narrador. 

En definitiva, un gran debut en la dirección de escena del promotor del proyecto OperaGarage al que, a modo de sugerencia, aconsejo desde estas líneas que para que la pausa entre el segundo y el tercer acto no se le haga al público excesivamente larga, la intervención narrativa del actor Sánchez tendría que iniciarse antes de volver a subir el telón e incluso debería ser algo más extensa, si fuera posible.

La lograda escenografía de Alfons Flores se basa en una estructura circular que muestra todas las partes del restaurante durante los tres actos y contribuye acertadamente al desarrollo de la acción. La iluminación de David Picazo está muy lograda y el vestuario de Carola Baleztena ayuda a la caracterización de los personajes, especialmente a Norina, aunque la indumentaria de Ernesto en los dos últimos actos no sea la más adecuada.

La dirección musical contó con la joven batuta del debutante en ABAO Sesto Quatrini, un maestro concertador que abordó con éxito la versión sin cortes de la obra de Donizetti. Riguroso a la hora de emplear los tempi adecuados y muy pendiente del acompañamiento de los cantantes en todo momento, logró un resultado más que satisfactorio con la Euskadiko Orkestra y el Coro Opera de Bilbao. Llegados a este punto, es de justicia destacar el enorme trabajo por parte de la joven directora asistente, Lara Diloy, con la sección de vientos de la Orquesta de Euskadi, consiguiendo que los solistas brillaran a gran altura.

El barítono jienense Damián del Castillo sorprendió por sus grandes dotes interpretativas a la hora de afrontar el rol del Dottor Malatesta. A nivel vocal, pese a que no llegó a bordar su aria del primer acto ‘Bella siccome un angelo’, ofreció una actuación impecable en los dos últimos actos, exhibiendo una voz de muchos quilates en los números conjuntos, como el cuarteto del segundo acto y en el dúo con Don Pasquale del último acto, una oda al canto silabato.

El tenor italiano Francesco Demuro, al que habíamos venido a escuchar con el recuerdo de aquellas maravillosas funciones de Rigoletto en el Theater an der Wien en las que bordó el papel del Duque de Mantua, realizó una labor vocal de menos a más, alcanzando cotas de auténtico brillo en el último acto, cuando afrontó con gran seguridad en el registro agudo la serenata ‘Com’e gentil’ y en el posterior bellísimo dúo junto a la soprano ‘Tornami a dir che m’ami’, auténtica apología del bel canto.

La veterana soprano de Granada María José Moreno regresó a Bilbao tras su triunfo incontestable en 2019, donde nos deleitó con una Leïla para el recuerdo. A nivel interpretativo, ofreció una Norina muy convincente, pese a tratarse de un rol que debutaba. A nivel vocal, brilló en la cavatina del primer acto ‘Quel guardo il cavaliere’, con una voz de muchos decibelios y un final espectacular donde alargó una eternidad la nota final. En el segundo acto, mostró un fiato extraordinario liderando el cuarteto de voces poderosas para regalar un tercer acto donde ofreció una lección magistral de bel canto en el dúo con Demuro. Para enmarcar, sus prestaciones canoras en el cuarteto ‘Bravo, bravo’, donde mostró expresividad en el canto y una gran seguridad en las notas altas.

El debut del bajo-barítono Simón Orfila en el papel protagónico de Don Pasquale, había despertado mucha expectación en Bilbao y el menorquín, sinceramente, no defraudó. Convincente en lo actoral, a la hora de afrontar la parte más cómica del personaje, no descuidó los aspectos más dramáticos del viejo solterón. En el primer acto mostró un gran dominio del recitativo, siendo muy aplaudido tras la cavatina ‘Ah, un foco insolito’, donde pudimos apreciar una voz muy potente que se proyectaba maravillosamente llegando a todos los rincones del inmenso Palacio Euskalduna. En el segundo acto, fue un deleite percibir el atractivo color de voz del cantante de Alaior, imponente en los números conjuntos como el cuarteto final, coronado con una contundente nota final. En el tercer acto, exhibió un dominio absoluto del canto silabato, regalando el momento más emocionante de la noche al bisar el dúo ‘Aspetta, aspetta’ junto al barítono Damián del Castillo. 

En definitiva, una noche importante de ópera, la vivida anoche en Bilbao, que confirma el excelente momento de forma de la soprano María José Moreno y eleva a la categoría de top mundial al bajo-barítono Simón Orfila, con una voz de inmensa categoría que está llamando con fuerzas a las puertas del Met de Nueva York y de la Staatsoper de Viena.

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