El Niño en Houston
Junio 2, 2024. Considerado también como “A Messiah for the New Millenium” (“Un Mesías para el Nuevo Milenio”), El Niño: A Nativity Oratorio (1999) es un oratorio en dos partes del célebre compositor y director de orquesta estadounidense John Adams (1947) fue uno de los títulos más importantes de la actual temporada de la Houston Symphony que se ejecutó en versión concierto.
La tradición del oratorio, como unión entre la música y la fe cristiana, especialmente durante la época navideña, no es un género muy desarrollado por los compositores estadounidenses, pero esa situación comenzó a cambiar cuando John Adams adaptó temas cristianos para describir ciertas actitudes culturales de la última década del siglo pasado, especialmente con la llegada del año 2000, razón por la que un año antes el teatro Théâtre du Châtelet de París le comisionó la creación de una obra para coro y orquesta para celebrar el amanecer del nuevo milenio.
Inspirado por el nacimiento de una nueva época y la vez en sus propios recuerdos cuando se convirtió en padre, Adams compuso un oratorio sobre el nacimiento, en general; y sobre la Natividad de Jesús, como tema específico. Así, con su colaborador más cercano, el director de escena Peter Sellars, crearon un libreto bilingüe basado en una amplia variedad de recursos literarios y religiosos que incluyó pasajes y referencias bíblicas tradicionales, apócrifas, así como en poemas en lengua española de la poetisa mexicana Rosario Castellanos (1925-1974), la chilena Gabriela Mistral (1889-1957), la novohispana Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695) y de otras referencias literarias y bíblicas en lengua inglesa.
Esta combinación de voces sagradas y seculares entrelazan diferentes tiempos y visiones, que terminan reconciliándose con buenos augurios para el nuevo milenio. Adams tituló inicialmente el oratorio como How could this happen? (¿Cómo pudo haber ocurrido esto?), pero al ir incorporando textos en lengua española se dio cuenta que El Niño era un nombre más apropiado, no solo porque se refería al infante Jesús, sino porque también era el nombre del fenómeno meteorológico que ocurre aproximadamente cada cuatro años en el Océano Pacífico durante el periodo navideño.
El estreno americano de esta obra ocurrió en San Francisco en enero del 2001. En Houston estaba previsto para realizarse en marzo del 2020, pero justo cuando comenzaban a realizarse los primeros ensayos el proyecto debió ser cancelado por la pandemia de Covid 19. Cuatro años después, en la función que nos ocupa, El Niño se pudo estrenar finalmente en Houston, con el mismo elenco de cantantes y director de orquesta que se habían contratado para 2020.
La colorida y variada orquestación de la obra está conformada por 24 pasajes vocales y orquestales divididos en dos partes: la primera parte tiene que ver con la anunciación del nacimiento de Jesús, y la segunda con los reyes magos, la masacre de los inocentes (para cuyo pasaje Adams adaptó el ‘Memorial de Tlatelolco’ de Castellanos, dándole un sentido históricamente más actual y cercano a nuestro tiempo) y la huida a Egipto. Esta es la estructura de una obra de mucha fuerza expresiva, cargada de sentimientos que va fluyendo con sutileza e in crescendo, desplegando un sonido moderno y tonal, con el inconfundible sonido y matices tan destacados del estilo minimalista —del que Adams es uno de sus principales exponentes—, y en cuya cambiante armonía se percibe una sutil y etérea influencia de tonalidades pertenecientes a la música medieval, folclórica mexicana, así como del jazz y la música navideña americana, como lo son los villancicos o Christmas Carols.
La orquesta emitió un sonido homogéneo, con buen gusto, destacando especialmente su sección de cuerdas, con el cadencioso trombón y la guitarra que se escucha hacia al final de la obra, bajo la incisiva y segura lectura del maestro David Roberts, quien ha dedicado parte de su carrera a la música contemporánea, en especial a las composiciones de Adams. Por ello, supo dirigir de manera atenta cada detalle, exaltando la textura y los momentos de delicadeza de la música, que por momentos es serena y reflexiva.
Sobresalió el toque candoroso e inocente que aportó el coro de niñas, la Treble Choir of Houston, que dirige Marianna Parnas; y notable fue el desempeño, el impulso, y la determinación mostrada por el Houston Symphony Chorus, que dirige Julia Hall, y que es un componente esencial e integral en la elección de obras y la conformación de cada temporada de la orquesta.
Del elenco vocal, destacó a la soprano Susanna Phillips, quien recubrió sus textos con exuberante y suave claridad, buena dicción y pronunciación en español, con diversas intervenciones memorables, resalando el ‘Magnificat’ o el tierno y efusivo ‘Memorial de Tlatelolco’. La mezzosoprano Kelly O’Connor, otra conocida artista estadounidense más enfocada en la música de concierto, para quien Adams compuso el papel principal de su obra The Gospel According to the Other Mary (de 2012), cantó con fuerza e intensidad y su decidida y profunda voz, adecuada en partes como ‘La Anunciación’, pero con algunos detalles poco cuidados en su dicción.
Completaron el elenco el bajo-barítono Davóne Tines, quien estuvo en el estreno mundial de la ópera Girls of the Golden West (de 2017) del propio Adams, cantó bien sus textos en ‘Joseph’s Dream’ y en el en trío ‘Se habla de Gabriel’ —con la soprano y la mezzosoprano—, mostrando profundidad y emoción.
Finalmente, un trío de contratenores, conformado por Daniel Bubeck, Brian Cummings (quienes formaron parte del elenco original en el estreno absoluto de El Niño en el 2000) y Nathan Medley representaron al personaje del ángel Gabriel cuando le comunica a María que habrá de dar a luz al hijo de Dios, dándole una naturaleza sobrenatural a este encuentro. A la vez, sirve como un trío angelical que se escucha en el fondo y acompaña a las voces de los demás solistas durante sus intervenciones.
Después de su estreno en Paris, El Niño se ha escuchado, principalmente en concierto, en la Universidad de Indiana (2002), en el Brooklyn Academy of Music (2003), con la LA Philharmonic dirigida por Esa-Pekka Salonen, o en el Carnegie Hall de Nueva York con la Orquesta St Luke’s (2009), bajo la dirección del propio Adams, función a la que tuve la suerte de asistir y donde escuché por primera vez la obra. Pero recientemente (en mayo de 2024) el Metropolitan Opera de Nueva York la estrenó en su escenario en una versión escénica.
No se debe olvidar la relación del compositor con la ciudad de Houston, que fue donde en 1987 la Gran Ópera de Houston llevó a cabo el estreno mundial de su ópera Nixon in China; y con la Houston Symphony el propio compositor dirigió su obra City Noir en 2014.
Cabe mencionar que apenas unos días antes de El Niño, esta orquesta —bajo la dirección del maestro Steven Reikin, quien se encarga de los conciertos Pops y de conciertos de adaptaciones orquestales de la música de famosos intérpretes del rock, pop y soul— realizó cuatro conciertos titulados The Music of Star Wars, que es en realidad un recorrido por las composiciones de otro de los más reconocidos compositores estadounidenses vivientes: John Williams (1932).
Las composiciones de Williams para películas de Hollywood forman parte de la cultura estadounidense, así como de la música clásica. Para crear la música de las películas de Star Wars, Williams se inspiró en Richard Wagner, y utilizó también técnicas avant-garde del siglo XX para crear un rico y diverso tejido musical.
Dos éxitos tuvo la Houston Symphony al programar en días consecutivos la obra de estos dos célebres compositores estadounidenses.