I puritani en Erl
Enero 4, 2025. En una nueva fase, con la gestión del tenor Jonas Kaufmann, en estos festivales de verano e invierno del Tirol, en Erl, Austria, parece apostarse fuerte por la ópera italiana. Además del teatro original, se cuenta con un excelente auditorio moderno. Junto con una Bohème escenificada, hubo dos conciertos con el estreno, en este contexto, de la última obra de Bellini. Una serie de cancelaciones y sustituciones por suerte no afectó o al menos compensó el resultado final.
La protagonista, una distinta cada noche, fue en este caso (la segunda y última función) una brillante y segurísima Lisette Oropesa que, si fue algo avara en adornos y notas estratosféricas, cantó con intensidad, estilo y una notable extensión, además de una gran expresividad que convirtió su gran escena del segundo acto en un momento privilegiado. Levy Segkapane incorporó a Arturo y el elemento más débil del reparto, con voz pequeña, ingrata, con un pequeño trémolo constante y algún falsete poco afortunado.
El único participante que se mantuvo desde el anuncio del reparto fue Mattia Olivieri, un Riccardo realmente sensacional por donde se le mire, tanto en su aria de entrada como en sus otras intervenciones. Fue, junto a Giorgi Manoshvili, protagonista del bis del final del segundo acto (‘Suoni la tromba’). El joven bajo georgiano lo tiene todo para una gran carrera, pero en el rol de Giorgio por ahora le faltan los graves, en particular en el final de su aria, y así su voz poco se diferenciaba de la de Olivieri. De los comprimarios destacaba el jovencísimo bajo Pawel Horodyski, mientras que el rol de Enrichetta permitía escuchar la interesante voz de la mezzo Emilia Rukavina. Apenas discreto, el desempeño del tenor Peter Kirk en Bruno.
El coro sonó muy bien y la orquesta brilló, aunque la dirección de Lorenzo Passerini resultó espectacular por su gesticulación, que terminó siendo excesiva.