
Il corsaro en Bari

Escena de Il corsaro de Giuseppe Verdi en el Teatro Petruzzelli de Bari
Enero 21, 2025. Aquellos que presencien esta rareza verdiana pensarán al escuchar la orquestación que es una obra muy temprana y que la inspiración de otras obras más tardías estaba más desarrollada. En realidad, Il corsaro (El corsario) es la duodécima ópera de Giuseppe Verdi, compuesta en 1848, después de Oberto, Un giorno di regno, Nabucco, I lombardi y Ernani, por mencionar las primeras cinco. La ópera está basada en una historia de Lord Byron del mismo nombre, y si bien no es parte del repertorio, es una obra valiosa, con drama intenso que requiere más que buenos cantantes.
¿Cómo hace entonces un teatro sin gran presupuesto para hacerle justicia? Parafraseando a Don Bartolo de Da Ponte y Mozart en Le nozze di Figaro, “…coll’astuzia, coll’arguzia…” Primero, hay que elegir, si es posible, un director italiano que sepa a fondo el lenguaje verdiano, y luego de trabajar la orquesta se necesita un grupo de cantantes jóvenes que tengan la suficiente capacidad (si no madurez) para afrontar una partitura llena de dificultades aun para cantantes muy expertos.
El Teatro Petruzzelli es un animal único, del lado opuesto de Italia donde se encuentra el San Carlo de Nápoles. Sin los fondos como para traer a Anna Netrebko, pone temporadas muy interesantes, con repertorios que muchos teatros no osan presentar. Este año se verán, entre otras cosas, The Rape of Lucretia de Benjamin Britten y The Rise and Fall of the City of Mahagonny de Kurt Weill.
Rame Lahaj personificó a Corrado, el capitán de los corsarios, con voz firme, pero con un leve grado de entubamiento que no le quitó un timbre agradable. Manejó bien su primera aria de bravura, ‘Si di Corsari il fulmine! y el dúo con su amante Medora, ‘Per me infelice vedi costei’. La joven soprano china Guankun Yu cantó con voz dulce y expresiva, sabe moverse y posee una bella figura, muy simpática en escena cantando su difícil aria ‘Non so le tetre immagini’ con buena escuela y control.
Pero el rol más exigente es el de la otra soprano, Gulnara, la favorita del Pasha Seid. He aquí una tesitura realmente belcantista de alto nivel, con filature, sobreagudos y un rango expresivo que demanda mucho de la soprano. Salome Jicia demostró gran escuela verdiana, cantando con facilidad y voz atractiva, tanto en ‘Vola talor del carcere’ como en ‘Ah conforto è sol la speme’.
Verdi no sería Verdi sin un rol baritonal importante y aquí ese rol es el del Pasha Seid, un personaje no completamente malvado sino comprensivo. Vladimir Stoyanov dio autoridad, buen canto y buena escuela a un rol que necesita ayuda para ser creíble. Bien, el tenor Mauro Secci y el bajo Emanuele Cordaro como Selimo y Giovanni y, como siempre, excelente el coro de la casa, cantando con fuerza y gran sonido.
Si es que hubo una estrella, fue la del director de orquesta Stefano Montanari, quien hizo sonar a la orquesta con ese típico sabor verdiano que solo aquellos con profundo conocimiento del estilo y trabajo con la orquesta pueden lograr. Montanari elevó el espectáculo al frente una siempre excelente orquesta. Otro triunfo para el Petruzzelli a teatro lleno.