
Il trittico en Bolonia

Chiara Isotton (Giorgetta) y Roberto Aronica (Luigi) en Il tabarro de Giacomo Puccini en Bolonia © Andrea-Ranzi
Julio 5, 2024. El año de homenaje a Giacomo Puccini por el centenario de su muerte ha sido bueno para esta, su penúltima faena lírica, siempre menos repuesta que otros grandes éxitos suyos anteriores y la posterior Turandot.
Personalmente, a Il trittico lo tengo en alta estima, sobre todo cuando se hace con sus tres partes, como aquí, porque es tarea difícil con altibajos casi inevitables. En este caso, la nueva producción de Pier Francesco Maestrini, que pretende seguir los tres cánticos de la Comedia dantesca, no es muy logrado, en particular en el último tramo, el de Gianni Schicchi (un paraíso bien habitado por diablos). El segundo, Suor Angelica, es más aceptable (aunque —para hacer entender que la protagonista está en una selva de suicidas— aparezcan caras en los árboles haciendo gestos de dolor que casi resultan cómicos, y la disposición escénica de las monjas no sea muy ejemplar ni novedosa). El primero, el infierno de Il Tabarro, sería mejor sin el recuerdo inicial de la barca de Caronte (Michele, su encarnación, tiene poco que ver con esta figura).
Pero, y teniendo en cuenta la peculiar acústica y ubicación de la sala mientras siguen las reformas en la maravillosa sala del Piermarini, fue ejemplar la dirección musical de Roberto Abbado, en algún momento un tanto fuerte, seguramente debido a la situación apuntada. La orquesta estuvo muy bien y la expresividad fue la justa. El coro, en particular el femenino de Suor Angelica, también estuvo bien, dirigida por Gea Garatti Ansini.

Escena de Suor Angelica, con Chiara Isotton @ Andrea Ranzi
Destacaron Chiara Isotton, que debutó el rol de Giorgetta, con un trabajo estupendo, y repitió su aclamada Suor Angelica de Tokio, que pronto volverá a encarnar en Bilbao (hay que seguir con atención esta carrera que ha despegado hace no mucho y con un tipo de voz de verdadera spinto, que hoy es bastante rara), y el Luigi de Roberto Aronica, al que se debería ver y oír con más frecuencia. Franco Vassallo fue un buen Michele en lo vocal y genérico en lo actoral.
De los demás, destacó Cristina Melis como Frugola, aunque su agudo estuvo destimbrado. En la “ópera femenina” impresionó gratamente la Zia Principessa de Chiara Mogini, que sustituyó a la intérprete prevista. Las demás fueron, según los casos, correctas o discretas, pero ninguna muy relevante.
La ópera cómica fue la menos bien servida. La Zita de Manuela Custer, tan notable en el filme de Damiano Michieletto de 2021, aquí no se escuchó mucho y su voz resultó demasiado liviana. Roberto De Candia sigue siendo un muy buen elemento para encarnar el protagonista, aunque algún agudo resultó forzado. Muy interesante, el Rinuccio de Francesco Castoro, y mucho menos la desvaída Lauretta de Darija Augustan. De los demás, destacaron Mattia Denti como Simon, Luciano Leoni como Talpa, con buenos medios, y Xin Zhang como Tinca y Gherardo, este último miembro de la escuela de ópera del Teatro Comunale di Bologna. Mucho público y mucho éxito.

Escena de Gianni Schicchi con Roberto de Candia © Andrea Ranzi