La del manojo de rosas en Madrid

Escena de la producción de Emilio Sagi de La del manojo de rosas de Pablo Sorozábal en el Teatro de la Zarzuela de Madrid © Elena del Real

 

Noviembre 28 y 29, 2024. A 90 años de su estreno, volvió a la escena del madrileño Teatro de la Zarzuela el popularísimo sainete La del manojo de rosas, título fundamental del repertorio lírico español, con música de Pablo Sorozábal y libreto de los dramaturgos Francisco Ramos de Castro y Anselmo Cuadrado Carreño. 

La trama sentimental de ambiente prebélico, no desprovista de crítica social, no ha perdido un ápice de su frescura inicial, y la emblemática producción escénica de Emilio Sagi no ha podido darle mejor marco. En lo estrictamente vocal, el reparto resultó, con sus más y sus menos, muy competente en general. 

A cargo de la parte protagónica, la soprano Vanessa Goikoetxea impuso, ya desde su entrada, una descomunal presencia escénica a la parte de Ascensión, haciendo gala de un destacable material vocal, que aunque algo rígido en el inicio supo imponerse a media que avanzó la noche gracias a un canto intencionado, dúctil y de cuidada línea que combinó perfectamente al personaje de la florista orgullosa de sus orígenes obreros. Alternando en la parte, la soprano asturiana Beatriz Díaz delineó, con una voz fresca, pequeña, menos generosa en matices, pero bien plantada en lo escénico, una protagonista justa que no logró despegar en gran parte debido a las muchas dificultades que tuvo para sortear el volumen de la orquesta. Ambas, y a su modo, sacaron buen partido de la famosa romanza ‘No corté más que una rosa’, con la que se aseguraron el favor del público y su parte en la repartija de los vítores finales. 

A cargo de la atractiva parte del oficial mecánico Joaquín, el barítono catalán Manel Esteve Madrid mostró una voz robusta, de pastosa textura y color cálido y bello que resultó ideal para la parte. Celebradísima, su popular romanza ‘Madrileña bonita’, cantada con una emoción a flor de piel, fue uno de los mejores momentos vocales de la noche. En el mismo rol, el barítono asturiano David Menéndez no pareció estar en una buena noche, y a pesar de sus buenas intenciones y oficio, apenas logró convencer debido a su canto de línea irregular y a su incomodidad manifiesta para afrontar los agudos que le exigía la partitura. 

 

Vanessa Goikoetxea (Ascensión) y Manel Esteve (Joaquín) © Elena del Real

 

Como el tercero en discordia entre los enamorados protagonistas, el tenor malagueño Gerardo López hizo una destacable composición del ingrato personaje del aviador Ricardo, al que prestó segura vocalidad y solvencia escénica. En cuanto a las parejas cómicas: las sopranos Nuria García Arres, también algo afectada por la potencia de la orquesta, y Rocío Faus hicieron una muy loable composición de la pizpireta manicura Clarita. 

Por su parte, los tenores Jesús Álvarez Carrión y Joselu López fueron dos magníficos intérpretes que desplegaron canto de mucho mérito y diversión por doquier, retratando con mucha gracia al aprendiz Capó. Atento a todos los detalles y extrayendo el máximo de comicidad a cada línea de la parte, el tenor-actor Ángel Ruiz llevó a cabo una caracterización de antología del verborreico Espasa, el camarero del bar. 

Todo un lujo significó contar con la mítica soprano Milagros Martín, otrora excepcional Ascensión sobre este mismo escenario, como Doña Mariana, la madre de Joaquín; y con el veterano barítono Enrique Baquerizo como Don Daniel, padre de la protagonista y propietario de la tienda de flores. 

Muy buen desempeño tanto del coro como de los bailarines y los figurantes. Al frente de la Orquesta de la Comunidad de Madrid, de la cual es su directora titular, la mexicana Alondra de la Parra se lució, demostrando poseer un buen dominio del género y ofreciendo una lectura plena de energía, precisión, cuidados tiempos, buen ritmo y gran variedad de colores. Su pasodoble en el interludio fue muy festejado por el público. 

Toda una fiesta para la vista, la creativa, divertida y moderna producción del director asturiano Emilio Sagi reflejó con gran detalle el ambiente y la vida cotidiana del Madrid de años 30, donde tiene lugar la acción. La cuidada construcción teatral de cada uno de los madrileñísimos personajes fue otro de los puntos a resaltar de esta magnífica producción. 

La dirección de la Teatro de la Zarzuela dedicó esta reposición a la memoria del recientemente fallecido maestro Miguel Ángel Gómez-Martínez (1949-2024), quien dirigiera este misma producción en este mismo escenario en el año 2013, destacando su enorme contribución a la difusión del repertorio musical español y al inmenso legado en su paso al frente de la dirección de esta casa entre 1986 y 1991. 

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