La flauta mágica para niños en el Lunario

Arisbe de la Barrera (Pamina) y Ricardo Estrada (Tamino) en La flauta mágica para niños en el Lunario © Daniel Ortiz

 

Mayo 25, 2025. Adentrarse en La flauta mágica de Wolfgang Amadeus Mozart es atravesar un portal que traslada hacia un reino donde la música configura personajes fantásticos y el canto pinta sus iniciáticas aventuras. Ese mundo lírico cargado de símbolos y maravillas regresó al escenario del Lunario del Auditorio Nacional, con un reestreno que envolvió a los pequeños en el hechizo de la ópera.

Tras el debut de esta producción en julio de 2024, en una alianza entre Pro Ópera A.C. y el Lunario, esta adaptación volvió a desatar risas y suspiros, en clara muestra de que el arte lírico puede ser un plan alternativo y vibrante para los niños asistentes, que suelen aproximarse al género con una mezcla de misterio, curiosidad y entusiasmo.

Con el libreto de Emanuel Schikaneder destilado en cerca de una hora de duración, el argumento sigue a Tamino, un príncipe valiente y enamorado en depuración interior, y a Papageno, un cazador de pájaros dicharachero, en su misión para salvar a Pamina de Sarastro y de la sombra que proyecta la Reina de la Noche.

Dirigida por Rodrigo Caravantes, la puesta abraza el lenguaje y otros códigos del anime japonés, un acierto que da vida a un universo con personajes coloridos y entrañables con herramientas comunicativas familiares a los pequeños. Las ilustraciones luminosas de Raúl Valdés y Diana Vieyra, junto a los videos de Leobardo Márquez, colorearon la gigantesca pantalla al fondo de escenario, mientras los niños, con ojos chispeantes, seguían cada viñeta como si fueran mangas cantados. 

El vestuario de Aurelio Palomino, con chamarras, jeans, botas o batas ceremoniales, evocó un cosplay a tono para la aventura, realzado por la iluminación animada, vivaz y juguetona de Patricia Gutiérrez.

Este reestreno, depurado tras la experiencia de 2024, consiguió una cohesión que permitió fluir la música y las voces como una animación encantada, pero no a través de una pantalla o dispositivo, como correspondería a un anime, sino del teatro y el despliegue de expresión múltiple y la energía estética en vivo. 

Bajo la dirección musical de Andrés Sarre y el acompañamiento sutil y preciso al piano de Amaury Ríos, el elenco brilló a ojos de los infantiles y maravillados asistentes o sus acompañantes. 

La soprano Arisbe de la Barrera, como Pamina y Papagena, fue un torbellino de encanto: su tierno y decidido lirismo se mezcló con una presencia escénica cálida y versátil, dando a Pamina una dulzura soñadora y a Papagena un chisguete pícaro, con matices que los niños apreciaron al instante. El tenor Ricardo Estrada, como Tamino, cantó con un timbre juvenil, dúctil y brillante con el que acompañó un histrionismo fervoroso, más que útil para la determinación de su personaje.

El barítono Carlos Adrián Hernández, como Papageno, provocó numerosas sonrisas con su desparpajo, mientras que Ana Rosalía Ramos, como Reina de la Noche, deslumbró con sus sobreagudos brillantes, pese a la oscuridad de su rol antagónico. Los chiquitines tardaron en dejar de tararear su ‘Der Hölle Rache’.

 

Ana Rosalía Ramos (La reina de la noche) © Franyeli García

 

El bajo-barítono Oziel Herrera se integró al elenco original como Sarastro y aportó cierta serenidad profunda, con una voz potente, pero matizada. Otra incorporación fue la de la actriz y bailarina, en rigor artista multidisciplinaria, Naomi Pérez, como la Niña Concertino, narradora que incluye esta adaptación para guiar al público por la sintetizada trama. Naomi participó con gracia y empatía suficientes para convertir la narrativa en una aventura compartida entre los artistas y los asistentes, saltando del escenario al público con una sonrisa cómplice. Los pequeños aplaudieron cada giro argumental, mientras las ilustraciones destellaban en la pantalla.

La función cerró con una sorpresa cristalina: los protagonistas, con pistolas de burbujas, llenaron el aire de jabonosidad divertida, un sello mágico que desató risas, aplausos y otras expresiones de gozo. 

Pro Ópera A.C., con este ciclo de producciones que iniciaron el año pasado, no solo acerca a los niños obras imperdibles del catálogo lírico y a sus compositores, sino que planta una semilla operística que, no sin constancia y algo de suerte, germinará en futuros degustadores del llamado espectáculo sin límites: la ópera. 

¿Alguien desea unirse a la aventura? El próximo domingo 1 de junio, a las 12:30 y 16:00 horas, el Lunario presentará dos funciones más de esta Flauta mágica. Es una buena opción para que los niños —o los que ya no lo son tanto— se dejen encantar.

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