La traviata en Barcelona

Mattia Olivieri (Germont) y Ruth Iniesta (Violetta) en La traviata de Giuseppe Verdi en el Teatre del Liceu de Barcelona © Sergi Panizo

Enero 28, 2025. He vuelto para el segundo reparto de esta producción que ha contado con el aval incondicional del público y gran parte de la crítica. No me extenderé de nuevo sobre el espectáculo ideado por David McVicar, que sigue funcionando muy bien. Tampoco sobre la buena labor de coro y orquesta. Lo mismo vale para los comprimarios y los bailarines que tomaron parte en las danzas del segundo acto.

En cuanto a la dirección de Giacomo Sagripanti —muy festejado a cada aparición y al final— tuvo quizá más enjundia en algunos momentos como el preludio inicial o el acompañamiento del ‘Addio del passato’, manteniendo sus otras virtudes ya puestas de relieve en mi reseña anterior.

Esta vez la protagonista fue Ruth Iniesta. La joven soprano española fue una buena Violetta que no temió a los agudos (aunque, correctamente, se atuvo a los escritos). El timbre no es particularmente seductor, pero curiosamente desde el punto de vista interpretativo su composición fue superior en los dos últimos actos. Alguna nota metálica o destemplada hacia el final no hizo mella en un muy buen resultado, muy apreciado por el público.

El debut en Alfredo de Xabier Anduaga, él también muy aplaudido, me ha dejado un tanto perplejo. Si su agudo es fantástico y luminoso, el resto del instrumento vocal me ha parecido demasiado oscuro (u oscurecido) para la parte, al tiempo que —salvo en un par de momentos, en especial en el cuadro de la casa de Flora— resultó entre indiferente y genérico como caracterización y fraseo (de su gran escena, lo mejor fue la cabaletta, por ejemplo).

También debutó el rol de Germont ‘padre’ Mattia Olivieri, quien no solo cantó muy bien, con gusto, dominio, técnica y estilo, sino que dotó al personaje de una gran humanidad pasados los momentos iniciales de severidad excesiva (su dureza inicial también fue impactante). Así, el momento más logrado artísticamente en toda la velada fue, en mi opinión, el extenso dúo con Violetta y una versión de ‘Di Provenza’ que huyó de cualquier efectismo, para pasar a una excelente actuación en el gran concertante en la casa de Flora y los pocos momentos que tiene al final de la ópera. 

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