
La traviata en Barcelona

Nadine Sierra (Violetta) y Javier Camarena (Alfredo) en La traviata de Giuseppe Verdi en el Teatre Liceu de Barcelona
Enero 17, 2025. Volvió con un lleno completo la ópera de Giuseppe Verdi con dos repartos (y tres barítonos para Germont). En la primera noche asistimos a una representación triunfal que siguió gozando —por fortuna— de la conocida puesta en escena de David McVicar que, salvo algún detalle menor, es excelente, caracteriza bien a los personajes, y además les proporciona un marco confortable para cantar y moverse. Es ágil, bonita y se atiene al libreto (salvo al inicio, cuando durante el preludio Alfredo recuerda en una casa donde todo parece abandonado).
La dirección de Giacomo Sagripanti me devolvió el interés en el aún joven maestro, que hizo patente que la orquesta de Verdi aquí no es mero acompañamiento, aunque se dedicó a los cantantes de modo extraordinario (su acompañamiento del dúo del primer acto fue excelente). Su labor en solitario más destacada fue el preludio al último acto.
Protagonista fue Nadine Sierra, no solo en su actuación más completa como cantante y actriz, sino probablemente en la Violetta más relevante de la actualidad, donde los sobreagudos de tradición fueron espléndidos, pero en el fondo, lo de menos. Cantó, dijo, fraseó y actuó de modo memorable y la voz ha cobrado una anchura suficiente para superar los escollos de la parte sin haber perdido la flexibilidad y extensión para el primer acto. Notabilísimo su ‘Addio del passato’ completo, con las dos estrofas.
A su lado brilló también Javier Camarena, reponiéndose de un resfrío, con voz bella, extensa y también capaz de matices en un Alfredo que no siempre es tan multifacético. De nuevo, el Do de la cabaletta del segundo acto fue notable, pero no fue su principal ni único mérito. Artur Rucinski compuso un Germont muy válido y muy bien cantado, aunque por momentos la voz parece carecer de amplitud. Estuvo sobrio en lo escénico.
El nutrido elenco de comprimarios fue siempre correcto, pero quizá deba nombrarse en particular a la Flora de Gemma Coma-Alabert, el barón Douphol de Josep-Ramon Olivé y el Grenvil de Gerard Farreras. Muy bien el coro preparado por Pablo Assante y asimismo la orquesta del Teatro, que sigue en su buena forma ascendente. El éxito fue apoteósico.