Les Arts Florissants en Houston

Les Arts Florissants en Houston © LPJR

 

Marzo 26, 2025. Fundada en 1979 por el director de orquesta y clavecinista nacido en los Estados Unidos, William Christie, Les Arts Florissants es la decana de las orquestas francesas de música antigua, tanto así que varios de los más conocidos ensambles de instrumentos antiguos fueron fundados por exmiembros y discípulos de Christie. 

El descubrimiento de la partitura de la ópera Atys de Jean Baptiste Lully 1632-1687) extraída de la Bibliothèque Nationale de France, y su posterior puesta en escena entre diciembre de 1986 y enero del 1987, que no se había visto desde 1753, así como de una grabación discográfica, marcaron un hito para la música barroca. Además de darle reconocimiento internacional a Les Arts Florissants, se dio el renacimiento de la ópera barroca en Francia, y animó a otras orquestas y musicólogos a desempolvar antiguos manuscritos y partituras, y posteriormente ofrecerlos al público francés a través de la amplia red de festivales y teatros que hay en aquel país. 

Es por ello que la posibilidad de asistir a un concierto de esta agrupación es una experiencia que no se debe pasar por alto, porque garantiza un alto nivel interpretativo. Como parte de su más reciente, extensa y exitosa gira por los Estados Unidos, en el que se realizaron 21 conciertos en las ciudades más importantes del país, la ciudad de Houston, por iniciativa de la asociación musical Performing Arts Houston, tuvo la suerte de contar con la presencia de este ensamble, para dar un concierto en el pequeño Cullen Theater, ideal para este tipo de música, perteneciente al Wortham Center, la sede de la Houston Grand Opera.

El concierto se tituló Vivaldi’s Four Seasons at 300 (Las cuatro estaciones de Vivaldi a sus 300) con motivo de la conmemoración de la publicación original de este opus 30 en 1725: cuatro conciertos para violín del compositor veneciano Antonio Vivaldi (1678-1741). Este concierto enmarcó las cuatro estaciones, icónicas obras maestras, de una nueva manera, situándolas junto a la música que Vivaldi habría conocido en Venecia, y que fueron composiciones inspiradas por su audaz visión. 

Las cuatros partes se escucharon a lo largo del concierto intercaladas por obras de otros compositores (una práctica que se realiza constantemente en la actualidad y que da fluidez a los conciertos), como el notable Concierto grosso número 12 en Re menor “La Follia” (después de Corelli) de Francesco Geminiani (1687-1762), con una fulgurante ejecución de las cuerdas y el clavecín, que incorporó para esta gira como instrumentistas a los jóvenes valores más destacados de la actualidad de la música barroca, como la violinista francesa Yaoré Talibart (quien visitó México como violinista principal de la orquesta Les Nouveaux Caracteres en noviembre del 2022), así como la chelista francesa Hanna Salzsenstein, y el violinista de más rápido ascenso y virtuosismo, el joven francés Théotime Langlois de Swarte, quien fungió como solista principal y director de la orquesta, puesto que ya ha ocupado el puesto de director de la Orchestre de l’Opéra Royal de Versailles donde ha dirigido obras de Bach, Les bourgeois gentilhomme de Jean-Baptiste Lully (con Les Musiciens du Louvre), así como Zemire et Azor de André Grétry y a finales de este año Iphigénie en Tauride de Christoph Wilibald Gluck en el teatro de la Opéra-Comique de Paris. 

La ejecución de la orquesta fue magistral por la homogeneidad, sentimiento y aptitud de los quince instrumentistas presentes del ensamble. Además, del propio Vivaldi se escucharon valiosas ejecuciones de su Concierto para cuerdas y bajo continuo “Madrigalesco” RV 129; así como el alegre Concierto para violín en Re menor RV 813 y el alegre y alborozado Concierto para violín en Si bemol Rv, 370, en el que resaltó la sorprendente maestría con el violín barroco de Langlois de Swarte, mezclada con la dinámica y la ligereza impuesta por las cuerdas de Les Arts Florissants. 

Se escuchó también una memorable Bergamasca de Marco Uccellini (1603-1680). Por su vocación por la música vocal y la ópera, y aunque no se contó con la presencia de un solista vocal (la orquesta francesa tiene previsto volver al continente americano a finales de este año para ofrecer The Fairy Queen, Z. 629, la semiópera con prólogo y cinco actos de Henry Purcell), se incluyó una transcripción para cuerdas del motete Adoramus te, Sv 289 de Claudio Monteverdi (1567-1643), así como la obertura de La fida ninfa, ópera en tres actos de Vivaldi, cuyo estreno en enero de 1732 sirvió para inaugurar el Teatro Filarmónica de Verona. 

En resumen, se trató de un encantador y sugestivo concierto por una de las mejores orquestas, y quizás la más reconocida, del universo de la música barroca de Francia, y ante el entusiasmo y exaltación del público se escucharon dos bises que fueron el Concerto Grosso número 6 del compositor inglés Charles Avison (1709-1770) y la Sonata in Sol mayor para chelo y continuo de Domenico Gabrielli (1659-1690).

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