Médée en Madrid
Junio 9, 2024. Un gran éxito se apuntó el Teatro Real madrileño proponiendo, en la recta final de su actual temporada, una inmejorable versión de la bellísima tragedia lírica Médée, partitura cumbre del compositor francés Marc-Antoine Charpentier (1643-1704) y obra maestra del repertorio operístico barroco.
A cargo de este muy esperado estreno local, no pudo desearse una mejor elección musical que la de convocar a la especialista agrupación musical francesa Les Arts Florissants y a su director, el inglés William Christie, quien demostró conocer como nadie esta partitura por cuya recuperación ha abogado durante buena parte de su carrera.
Principal hacedor del éxito de esta representación, el veterano Christie y sus músicos le sacaron brillo a la excepcional, pero compleja, partitura, propinando una lectura fascinante por la elegancia, variedad de contrastes y detalles de instrumentación de su hechura, así como por su cuidadísimo estilo, su riqueza armónica y su equilibrio sonoro.
Muy comprometido con su labor, el elenco vocal resultó magnífico del primero al último. A cargo de la omnipresente e impiadosa parte protagónica, la soprano francesa Véronique Gens fue una intérprete ideal, pues gracias a su intensidad y madurez vocal, así como a las múltiples facetas psicológicas con las que supo construir su personaje, dominó la escena y concentró toda la atención en cada una de sus intervenciones. La generosidad, el refinamiento y la ductilidad de su canto le dieron a la noche momentos memorables, como su electrizante invocación de los espíritus infernales en el tercer acto, donde esta inmensa artista hubiese sido capaz de conmover incluso a una piedra. ¡Brava!
Como su amante, el infiel Jason, el tenor belga Reinoud van Mechelen, tuvo un gran desempeño, poniendo al servicio de su parte una voz potente, flexible, de agudo fácil y timbre luminoso, que condujo con gran seguridad gracias a una depurada técnica. En la escena, hizo una caracterización cargada de entrega, convicción y de tocante emoción.
Figura emergente del repertorio barroco, la soprano portuguesa Ana Vieira Leite brilló a más no poder como la infortunada Créuse, exhibiendo una voz fresca, cálida, de noble fraseo y gran musicalidad que le calzó como anillo al dedo a la parte. Como su padre, el cínico, calculador y manipulador rey de Corinto Créon, el bajo galo Cyril Costanzo sacó buen partido de la escritura de su parte, haciendo alarde de una homogénea y bien esmaltada voz, así como de un canto muy intencionado. El baritenor francés Marc Mauillon logró, gracias a sus importantes medios vocales, darle un relieve mayor al habitual a la parte del petulante príncipe Oronte.
De los personajes comprimarios, todos en excelentísimo nivel, sobresalieron particularmente y dejaron ganas de más canto: la soprano Emmanuelle de Negri (Nérine) y Lucia Martín-Cartón (Amor). El coro francés de Les Arts Florissants fue un auténtico deleite para los oídos, pues entregó lo mejor de sí en cada una de los diferentes ambientes que le exigió la partitura. En un espacio abierto de pocos, pero eficaces elementos y gracias a una muy solventes dirección actoral la austera y sobria producción semi-escenificada firmada por la directora francesa Marie Lambert-Le Bihan, llevó sin sobresaltos a buen puerto el desarrollo de la acción, asistida por el inteligente tratamiento lumínico de la italiana Fiammetta Baldiserri.