Roberto Devereux en Valencia

Escena de Roberto Devereux de Gaetano Donizetti en el Palau de Les Arts de Valencia © Miguel Lorenzo – Mikel Ponce

 

Junio 14, 2025. El Palau de Les Arts cerró su temporada escénica con Roberto Devereux, programada en el marco de lo que han en llamado “Trilogía Tudor de Donizetti”. Una obra que, junto a Anna Bolena y Maria Stuarda, ha sido más o menos reinstalada en el repertorio de los grandes centros operísticos, a partir de la segunda mitad del siglo XX, en gran medida por el impulso de figuras como Maria Callas, Leila Gencer, Beverly Sills, Montserrat Caballé, Edita Gruberova o Mariella Devia. En Roberto Devereux el ensamblaje entre música y texto es, en mi opinión, más elaborado que en las ya mencionadas y si hay un buen trabajo escénico la potencia dramático puede subir a un potente nivel.

Pero poco de eso percibimos en la anodina propuesta escénica de Jetske Mijnssen, de la que tampoco se esperaba mucho una vez vistas en las temporadas anteriores su Anna Bolena (octubre de 2022) y Maria Stuarda (diciembre de 2023), que estuvieron mejor resueltas que este Roberto Devereux en el que parece que las ideas estuvieran agotadas. Una escenografía, visualmente atractiva pero teatralmente problemática con las acciones que ocurren en la ópera, nos mostró en el primer acto una alcoba privada de pretensiones palaciegas en la que la Reina Virgen departe, como una burguesa cualquiera, con sus sirvientas y su amiga la Condesa Anna. Y en esa alcoba van pasando todos los personajes y poco más, pues la simpleza fue el denominador común en lo que a dirección de actores concierne. En el segundo acto el espacio abierto funcionó mejor pero no se alejó de la confusión general de la propuesta.

Afortunadamente la cuestión musical estuvo, en general, en un nivel muy superior, desde la lectura orquestal elegante y delicada del maestro Francesco Lanzilotta, atento a los cantantes y respetuosa con el estilo belcantista, aunque a veces un tanto morosa en tempi, y el estupendo sonido de la Orquesta de la Comunidad Valenciana. 

 

Eleonora Buratto (Elisabetta) e Ismael Jordi (Roberto Devereux) © Miguel Lorenzo-Mikel Ponce

 

La protagonista, Isabel I, requiere una soprano de gran exigencia vocal y expresiva. Eleonora Buratto, de timbre homogéneo pero un tanto limitado en graves y agudos, mostró solvencia técnica pero insuficiente profundidad dramática. Su interpretación, correcta pero algo plana, se vio perjudicada por la puesta en escena. El tenor Ismael Jordi ofreció su habitual elegancia estilística adaptada a sus medios vocales, reservándose para una emotiva escena final. Silvia Tro Santafé brilló como Sara, con musicalidad y entrega. El barítono Lodovico Filippo Ravizza fue el más débil del cuarteto protagónico, con voz de interés pero con una proyección poco ortodoxa e interpretación superficial de su personaje. En los personajes secundarios se hizo notar de forma positiva el bien timbrado y sonoro bajo-barítono Irakli Pkhaladze (Sir Gualtiero Raleigh).

El Palau de Les Arts puso mucho empeño en esta mal llamada “trilogía”, haciéndola casi en paquete: el mismo equipo artístico en lo escénico, en dos de ellas al mismo director musical (Maurizio Benini) y con los principales intérpretes encomendados a las mismas voces. Gaetano Donizetti compuso otra ópera con Isabel Tudor como protagonista: Il castello di Kenilworth. De haber programado esa ópera, los ojos del mundo lírico se habrían posado en Les Arts y muchos habrían hecho un viaje solo por el placer de verla. El público aplaudió con entusiasmo, como casi siempre ocurre en este teatro, al final de este Roberto Devereux que no llegó al nivel de las dos anteriores entregas.

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