Suor Angelica en Roma

Yolanda Auyanet (Angelica) en Suor Angelica de Giacomo Puccini en la Ópera de Roma © Fabrizio Sansoni

 

Abril 23, y 24, 2025. En su “deconstrucción” del tríptico pucciniano, Michele Mariotti, director musical de la Ópera de Roma, ha llegado a su última cita: la segunda y probablemente la más difícil o frágil (o ambas cosas) de las tres óperas, emparejada en este caso con Il prigioniero de Luigi Dallapiccola, en un espectáculo nuevo de Calixto Bieito, que debutó en el Teatro Costanzi de Roma con resultados positivos (mezclados con algunas protestas).

En el caso de la ópera de Puccini, junto a buenas ideas (además de la general, de que a su modo también la protagonista y todas las monjas resultan prisioneras), por ejemplo una relación con La zia principessa en la que ésta es la débil, hay otras que suenan falsas o excesivas, como el lesbianismo desaforado de La badessa, bien interpretada y cantada por Annunziata Vestri; los movimientos mecánicos o descoordinados de las monjas y de la propia zia principessa, que no marcha y se queda a tomar parte de una escena final que, protagonista aparte, tiene más que ver con Las endemoniadas de Loudun (un famoso caso de posesión diabólica colectiva que tuvo lugar en 1634), y ese no parece ser el sentido de este título. 

El expediente de hacer del protagonista de la obra siguiente una especie de Cristo yacente portado a hombros por las religiosas (en los días de los funerales del papa Francisco fue una casual coincidencia, pero que se notó) como otra forma de vincular las obras pareció más bien un pegote.

La dirección de Mariotti fue buena, pero tal vez menos que su nivel de excelencia habitual. Todo estuvo muy bien hasta iniciar la sección final (a partir de ‘Senza mamma’) donde –creo que deliberadamente, porque la orquesta sonó magnífica— hubo una circunspección o sobriedad que tampoco parecen ser características de este momento, pero si se niega el milagro final (no hay ni trazas de él) tal vez sea comprensible. 

Bien el coro, preparado por Ciro Visco. En el conjunto, muy parejo, destacaron en los roles de las otras monjas sobre todo Irene Savignano (La suora zelatrice) y Carlotta Vicchi (La maestra delle novizie). 

Vocalmente excelente y buena actriz La zia principessa de Marie-Nicole Lemieux. La protagonista fue un día Corinne Winters y otro Yolanda Auyanet. La primera tiene una voz penetrante y de color más bien acerado, muy comprometida con la visión de este montaje. La segunda, de voz más mediterránea, aunque de agudo más metálico, pareció algo más tradicional. Ambas dieron todas las notas, pero los sonidos filados resultaron escasísimos cuando no ausentes. No demasiado público y el primer día algunas protestas con más aplausos convencidos.

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