Tosca en Viena

Ambrogio Maestri (Scarpia) y Sonya Yoncheva (Tosca) en la Wiener Staatsoper

 

Febrero 9, 2025. Cuando la puesta en escena de Margarethe Wallmann se usa recurrentemente, como esta estrenada en 1958, lo importante es el elenco vocal y, en este caso, se conjugaron tres de los más importantes artistas de su cuerda de la actualidad: Yoncheva, Beczala y Maestri.

Sin lugar a dudas, Sonya Yoncheva es una de las referencias actuales para el rol de Floria Tosca. La soprano búlgara posee medios vocales poderosos, su color vocal es bello, su lirismo es profundo y su registro es parejo en toda la extensión. Totalmente creíble y magnética en escena, sabe dar a cada momento el tinte justo tanto en lo actoral como con su perfecta línea de canto, sin recurrir a trucos o gritos, como es muy habitual en ese rol.

Piotr Beczała compuso un Mario Cavaradossi tan romántico como heroico. Con un lugar bien ganado por su calidad en el universo lírico internacional actual, su simpatía en el escenario y su fraseo encantan al público. Su perfecta línea de canto, la homogeneidad en el registro y su potente timbre bellamente tenoril son su marca registrada. En el tercer acto suscitó entusiastas muestras de aprobación del público por lo que debió conceder la repetición o bis de ‘E lucevan le stelle’.

No hay mucho que agregar para definir la admirable carrera de Ambrogio Maestri, un cantante al que inmediatamente se le asocia con brillantes interpretaciones de roles bufos o a ser un Falstaff de referencia (personaje que acaba de cantar en Milán). Pero hay que admitir que también en la carrera de Maestri hay lugar para personajes profundamente siniestros como este Scarpia. Presencia, volumen, entrega, credibilidad y adecuada maldad caracterizaron su interpretación del temible jefe de la policía de Roma.

Bien servidos, los roles menores, así como el coro de la casa dirigido en esta ocasión por Martin Schebesta. Pier Giorgio Morandi, desde el podio, condujo con pericia a la orquesta, dejando cantar a los solistas, regulando adecuadamente las intensidades en el ‘Te Deum’ y poniendo de relieve la orquestación de Giacomo Puccini en el inicio del tercer acto.

La puesta en escena está muy lograda y por ello su vigencia. Se manejan bien los solistas y las multitudes y no hay atisbo de vetustez. La escenografía pintada por Nicola Benois delimita con excelencia los lugares de la acción. Particularmente lograda es la escenografía del tercer acto que a más de 65 años de su estreno continúa impactando. Bien logrado el vestuario, también de Benois, con deslumbrantes trajes para la protagonista.

 

Piotr Beczała como Mario Cavaradossi

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