
Vespro della Beata Vergine en Milán

El Concerto Collegium Vocale Gent interpretó Vespro della Beata Vergine de Claudio Monteverdi en Milán © Giuseppina Musumeci
Marzo 9, 2025. Vespro della Beata Vergine de Claudio Monteverdi (1567-1643) es la primera composición monumental sacra de la historia de la música (creada más de un siglo antes de las pasiones de Bach).
Alrededor de Vespro aún se ciernen varios misterios, algunos resueltos solo en parte. Por ejemplo, no se sabe cuándo fue compuesta la obra, y para quién. Después, uno se pregunta por qué hay todas esas mezclas estilísticas entre la primera y la segunda práctica; es decir, entre el estilo eclesiástico y el monódico-operístico; como tampoco nadie sabe dónde fue ejecutada la obra por primera vez, si en San Marco en Venecia o en la Basílica Palatina de Santa Bárbara en Mantua (la ciudad en la que Monteverdi trabajaba para la corte de la familia Gonzaga).
Tampoco se sabe efectivamente si el Vespro tenía algún destino litúrgico o si simplemente fue solo una colección de piezas para ser presentadas a un cliente o a un nuevo empleador del compositor. De hecho, la elección de obras presenta anomalías con respecto a una ejecución puramente litúrgica. Sin embargo, la fecha de su primera impresión es un hecho, que fue en 1610, por Riccardo Amadino y con una dedicatoria al Papa Paolo V, y a partir de ese momento, la historia de la música sacra no volvió a ser la misma.
La temporada de la Filarmonica della Scala invitó a la sala del Piermarini a uno de los ensambles más renombrados dedicados a la música antigua. El Collegium Vocale Gent, dirigido por su fundador Philippe Herreweghe, un músico, que, además, ha estado siempre fascinado por la obra maestra monterverdiana (la grabó por primera vez en 1986). Vespro consiste en una alternancia de momentos polifónicos, los salmos, y momentos para voces y bajo continuo expresivamente ya muy operísticos, los conciertos. Pero también están presentes una exuberante Sonata sopra Sancta Maria a ocho voces, el himno mariano Ave maris stella, y un Magníficat final.
El director efectuó también una elección de antífonas gregorianas que se entonaron antes de los cinco salmos y antes del Magnificat (las mismas antífonas que había elegido para su grabación discográfica del 2017). La visión interpretativa de Philippe Herreweghe es generalmente racional, especulativa, osaré decir, en el sentido que el director belga busca la extrema transparencia, la claridad en la definición de las líneas musicales y la claridad en los timbres para delinear, en general, el contrapunto y la polifonía, pescando a manos llenas del propio bagaje de su experiencia con la música renacentista; pero nada pareció ser rígido, álgido o demasiado austero como tampoco estetizante.
Por el contrario, la sensación de ternura, de delicadeza en el giro de las frases musicales, con una atención particular a suavizar los timbres y a mitigar los contrastes rítmicos y dinámicos, fueron las características de esta interpretación del todo madrigalista. Herreweghe parecía poco interesado en “espectacularizar” la partitura de Monteverdi, sino más bien en atrapar una verdad íntima estrechamente ligada a la expresividad de la palabra, mostrando también la capacidad de hacer convivir con naturalidad el estilo observado, la policoralidad, el ostinato, la monodia, el eco… (prácticamente un compendio de las técnicas de la época) en una visión interpretativa sobria pero siempre vívida.
Intensos e incisivos estuvieron los solistas: Hannah Morrison, Barbora Kabátková (que también ha dirigido la Schola Gregoriana), Benedict Hymas, William Knight, Guy Cutting, Samuel Boden, Johannes Kammler y Jimmy Holliday. Como creativo e imaginativo estuvo el complejo Collegium Vocale Gent, tanto en su componente coral como en el instrumental.