
West Side Story en Houston

Shereen Pimentel (María) y Brenton Ryan (Tony) entonan ‘Tonight’ de West Side Story en Houston © Michael Bishop
Enero 31, 2025. West Side Story, el musical concebido por el coreógrafo y director de escena Jerome Robbins, con música del célebre director musical Leonard Bernstein y letra de Stephen Sondheim, estrenado en Broadway en 1957, se presentó en la actual temporada de la Houston Grand Opera.
De hecho se trata de la reposición del título, que se escenificó en la temporada 2017-2018, pero que no satisfizo ni a la administración de la compañía ni al público, ya que aquellas funciones se realizaron en una de las enormes salas del centro de convenciones de la ciudad, cuando las inundaciones ocasionadas por el huracán Harvey dañaron el escenario y el foso y la zona baja de butacas del Wortham Theatre, por lo que se buscó una sede alterna, que aunque permitió que no se cancelara aquella temporada, al final resultó ser un lugar poco idóneo por la cuestión de la acústica, del acomodo de la orquesta, la comodidad de los asistentes y las modificaciones que debieron hacerse a las producciones escénicas.
En esta ocasión se recurrió nuevamente al mismo montaje coproducido entre el teatro de Houston, la Lyric Opera de Chicago, y el Festival Glimmerglass de Nueva York, del cual es directora artística Francesca Zambello, encargada de la dirección escénica de este espectáculo, que contó con los diseños y escenografías de Peter J. Davidson, los vestuarios de Jessica Jahn y la iluminación de Mark McCullogh.
El teatro de Houston tiene una larga historia de programar con frecuencia en su escenario musicales americanos, así como de comisionar y estrenar obras de compositores estadounidenses contemporáneos para incluirlas en sus temporadas, a la par de obras maestras del repertorio operístico; pero la realidad pospandémica que se observa hoy en día en los teatros estadounidenses, por un tema financiero y quizás de supervivencia a largo plazo, los está llevando a prescindir paulatinamente de nombres reconocidos de la lírica, sustituyéndolos mayormente por cantantes estadounidenses, algunos todavía promesas en ciernes y otros con carreras consolidadas.
Pero sobre todo hay una tendencia a buscar nuevas alternativas de programación que apelen al gusto de los nuevos públicos, programando recitales de voz y piano, galas operísticas o títulos contemporáneos en lengua inglesa, con los que se pueda identificar el público, y que se apeguen más a la cambiante realidad social que por la que están atravesando actualmente los ciudadanos de este país, cuyos derechos y libertades están siendo amenazados, y que han creado tensiones raciales.
Dentro del contexto anterior, entran títulos liricos recientemente programados que entre otros incluye: The Handmaid’s Tale de Poul Rodgers vista la temporada pasada en San Francisco, The Manchurian Candidate programada en Austin hace un par de meses, o esta misma producción de West Side Story de Houston. La historia se desarrolla en medio de un violento conflicto entre pandillas callejeras rivales de Nueva York, mientras que dos jóvenes amantes desafían los prejuicios y el odio para perseguir su romance prohibido.
El concepto de Zambello apela no tanto a la idea shakespereana en la que se basa la historia (Romeo y Julieta), sino a la complicada realidad por la que atraviesa el ciudadano común y corriente, inmigrante, con dificultades económicas y sociales en una ciudad multirracial, cosmopolita y conflictiva como lo es Nueva York. La puesta en escena nos sitúa en la actualidad de esa ciudad, en un escenario dinámico que muestra el exterior de un edificio con la arquitectura típica neoyorquina con escaleras de metal al frente, en una transitada calle, en azoteas donde se observan atardeceres con publicidad y cables, o el interior del departamento donde habita María, con su bandera de Puerto Rico.
Las escenografías cambian rápidamente con cada escena de manera fluida, y especialmente para dejar espacio para para las vivaces coreografías, y para las peleas entre las pandillas rivales los Sharks y los Jets. Zambello incorporó las coreografías originales utilizadas por Jerome Robbins en la versión que hizo para el cine en 1961, así como un extenso ballet de “sueños”, como Zambelllo misma lo describió, que no fue incluido en la película, ya que los bailarines representan una sociedad pacífica en el utópico ‘Somewhere’ descrito en la letra de Stephen Sondheim.
El director Roberto Kalb realizó una buena concertación musical al frente de la orquesta, resaltando la paleta de sonidos asociados a cada pandilla, como el jazz para los Jets, y los complejos ritmos del mambo del cha-cha-cha y el seis puertorriqueño, en pasajes como ‘América’, para identificar a los Sharks. De la partitura resaltaron sus disonantes armonías, explosivas síncopas y los recurrentes leitmotivs con los que Bernstein intentó darle una cierta personalidad operística a la obra, por lo que fue notable el desempeño de la orquesta y el coro, conformado por pocos elementos, que dirige el maestro Robert Bado.
El elenco vocal fue encabezado por la soprano Shereen Pimentel, quien proviene de Broadway, donde personificó el papel de María en la reposición del musical en el 2020, y que en esta ocasión se desempeñó con soltura, libertad y gratas tonalidades en su canto y su desempeño escénico; misma situación de la mezzosoprano Yesenia Ayala, quien interpretó el papel de Anita, tanto en Broadway como en esta producción, con una interpretación vocal más ligera pero efectiva para cantar y actuar su papel. Destacó el dueto entre Anita y Maria ‘A Boy Like That/ I Have a Love’.
Por su parte, el tenor Brenton Ryan dio vida al papel de Tony, quizás con menos soltura actoral, pero una voz más refinada por su formación y trayectoria operística que desplegó en su canto, y sobresalió la soprano puertorriqueña Ana María Martínez en su papel de la dueña de la tienda de novias.
No se puede olvidar mencionar la conocida pieza ‘Tonight’, que ocasionó una gran ovación por parte del público, que en esta ocasión sí se mostro satisfecho a lo largo de la función. Una mención al extenso grupo de artistas en participaron en escena redondeando el espectáculo y que personificaron a las dos pandillas, a sus respectivas novias y al grupo de personajes “adultos” como el doctor, el teniente Schrank y Krupke, todos ellos con experiencia en cine, televisión y en escenarios de Broadway.

Escena de West Side Story de Leonard Bernstein en la Houston Grand Opera © Michael Bishop