El espacio para la escena

 

 

Del pasado 17 al 23 de marzo de 2025, el Primer Festival Internacional de Teatro en Playa del Carmen presentó la exposición El espacio para la escena: diseño de escenografía para teatro y ópera de Jesús Hernández.

A decir del director artístico del festival y curador de la exposición, Luis Martín Solís, “los festivales son territorio para la investigación y divulgación de conocimientos especializados en las disciplinas artísticas que convergen en el teatro y la ópera. Por ello, se propuso el trabajo del yucateco Jesús Hernández, uno de los escenógrafos más solicitados a nivel nacional debido a su versatilidad en la concepción del espacio.” 

La expo —integrada por 52 de fotografías que abarcan más de 25 años de trayectoria— fue una producción del Instituto Municipal de la Cultura y las Artes de Playa del Carmen que dirige Ernesto Martínez Cuellar. 

 

Die Fledermaus de Johann Strauss II en el Palacio de Bellas Artes © Carlos Alvar (2018)

 

Escenografía para el teatro

De manera destacada, la expo integró los comentarios de varios directores de escena y escenógrafos —tanto de teatro como de ópera— en torno a la obra de Hernández. Para su mentor y colega, Philippe Amand, “Jesús ha logrado consolidarse como un referente en el mundo de la escenografía, no solo por su habilidad técnica, sino por su capacidad para transmitir emociones a través de los espacios que diseña. Cada uno de sus proyectos es una muestra de su sensibilidad artística y su profundo entendimiento de la narrativa visual. Su trabajo trasciende porque ha sabido encontrar los elementos que le permiten fundar una poética de los espacios que diseña (…) El teatro, al fin y al cabo, es un arte efímero, pero el impacto de su trabajo perdurará en la memoria de quienes lo hemos visto crecer y en la de aquellos que, desde la butaca, han sido transportados a otros mundos gracias a su talento. Jesús Hernández, arquitecto de ensueños, ha diseñado no solo escenografías, sino también ilusiones. Y eso, sin duda, es su mayor legado.”

Por su parte, el actor y dramaturgo Luis Mario Moncada escribe concretamente acerca del trabajo teatral de Hernández con la Universidad Veracruzana: “Más allá de sus múltiples creaciones con otras compañías y proyectos, las colaboraciones de Jesús Hernández con la Compañía Titular de Teatro de la Universidad Veracruzana (la Orteuv) en el periodo que va de 2014 a 2022, fueron fundamentales para definir una renovada identidad artística (…) En suma, los diseños de Jesús Hernández para Orteuv ayudaron a redimensionar el trabajo artístico de la compañía y fueron vitales para posicionar su trabajo a nivel nacional e internacional, tal como demuestran las giras y reconocimientos obtenidos en ese periodo.”

La directora artística de la Compañía Nacional de Teatro, Aurora Cano, describe así al arquitecto y escenógrafo: “Jesús Hernández es un talento excéntrico, no solo en la acepción convencional del término, sino también porque su centro no está en el centro, sino en el sur, y porque su altura no es la del sur, sino la de un norte tan extremo, que ha llegado a tocar los cuernos de la luna. Chucho, como se le conoce en las tablas, es un orgullo nacional por tres contundentes razones: porque cuenta con una inagotable imaginación, que estructura y desestructura, sin pausa y sin prisa, paisajes improbables que lo invitan a uno a sacar el espíritu a pasear, porque ha logrado conmover estéticamente al mundo poniendo el nombre de México en alto, y porque, aun circundado por una vorágine de vanidades escénicas y un sin número de restricciones sindicales, Jesús entrega siempre el corazón. ¿Qué más se puede pedir de un artista? (…) Su trabajo en la Compañía Nacional de Teatro de México incluye más de 12 producciones, habiendo sido reconocido por los Premios Metropolitanos como Mejor escenógrafo por La Celestina de Fernando de Rojas y como Mejor escenógrafo e iluminador por Los empeños de una casa de Sor Juana Inés de la Cruz.”

El dramaturgo y director de teatro Luis de Tavira, en su texto “Hacer teatro con Jesús Hernández, recuerda que “he compartido con Jesús Hernández, como escenógrafo e iluminador, tres grandes y complejos montajes: La expulsión, de José Ramón Enríquez. Madre coraje, de Bertolt Brecht, y Furor de Lutz Hübner y Sarah Nemitz. La estética escénica de Jesús se inscribe en el concepto modernizador que recuperó la autonomía del teatro frente a la literatura y formuló su condición de arte como la puesta en escena. El concepto de puesta en escena cambió el carácter de la diversidad artística que integra al teatro: la dramaturgia, la actuación y la escenografía (…) El arte escenográfico de Jesus Hernández sabe reunir la diversidad de sus componentes en un conjunto indivisible; la forma pura que solo alcanza su unidad en la pluralidad, la cuarta dimensión, según la llamó Apollinaire. Un afuera se abre en lo más profundo de lo adentro. 

 

Il trovatore de Giuseppe Verdi Teatro del Bicentenario de León © Jaime Francisco Vaqueiro Toriello (2018)

 

Escenografía para la ópera

El director de escena —y curador de la exposición— Luis Martín Solís escribió lo siguiente sobre el llamado “espectáculo sin límites”: 

“Una escenografía, por más hermosa y dinámica que sea, no logrará su función si no hay vida escénica dentro de ella. En varias ocasiones he visto montajes operísticos que llamaría ‘puesta en maqueta’. Son puestas en escena creadas con escenarios maravillosos y vestuarios espléndidos, pero donde absurdamente, no ocurre nada con los personajes y en toda la puesta en escena, los solistas siempre cantan de frente. Entonces estamos en un concierto y no en una ópera (…)

“La ópera se presenta como un bocado exquisito a degustar en manos de los escenógrafos que, seducidos por sus aromas, emprenden un viaje infinito al territorio de las pasiones y emociones extremas. Este arte escénico contiene todos los lenguajes de la creación en sí mismo, y es desde este generoso territorio que cohabitan múltiples latitudes y espacios abstractos para celebrar el poder de la música. 

“Lo que caracteriza a la escenografía para ópera es que sus espacios en movimiento están diseñados para ser ejecutados en tiempos musicales. Y como cada teatro se ha construido obedeciendo a una naturaleza distinta, en cuanto a mecanismos se refiere, hemos seleccionado a las dos casas de ópera más importantes del país, donde Jesús Hernández ha dejado una importante huella con su creación escenográfica.”

Para el escenógrafo Jorge Ballina, “las escenografías para ópera de Chucho Hernández me gustan porque en ellas me queda claro que, como yo, él es un arquitecto de la escena. Se nota en sus propuestas que es arquitecto. Sabe crear espacios para grupos de personas que habitan la escena. Chucho sabe que en la ópera la composición del espacio es determinante para contar una historia con el acomodo de los personajes sobre la escena. La distribución de grupos de cantantes y bailarines, coro y solistas, es en gran parte lo que narra visualmente los conflictos entre los personajes. Sabe, con sus espacios, darle opciones al director para trazar claramente la acción. También sabe usar la iluminación para enfocar al espectador en la acción principal y para integrar la parte plástica del espacio y sus habitantes a la dramaturgia de la trama y la música (…) Chucho sabe que el movimiento y la transformación del espacio es importante en la ópera porque tiene que ver con la música. Sus espacios se abren y se cierran o suben y bajan, no solo en relación a la acción y el conflicto dramático, sino en relación a la música. Esto hace que usualmente en su obra se logre una buena unidad integrada entre lo musical y lo visual, y entre el espacio y la acción.”

La actriz, bailarina y coreógrafa Érika Torres Polanco señala que “he tenido la fortuna de crear la coreografía para seis óperas diseñadas por Jesús Hernández, y en dos de ellas también he sido codirectora de escena, ambas con la Compañía Nacional de Ópera, en el Palacio de Bellas Artes (…) Cada producción se convierte en un laboratorio teatral donde, junto al escenógrafo, experimentamos con la mecánica teatral para materializar una visión que integre espacio, movimiento y narrativa (…) En la ópera, cada gesto se diseña con precisión para construir un espectáculo contundente que, pese a su corta temporada en escena, deja una marca profunda en el espectador. 

 

Salsipuedes de Daniel Catán en el Palacio de Bellas © Carlos Alvar (2019)

 


 

La expo sobre El espacio para la escena concluye con un texto del propio escenógrafo homenajeado:

Jesús Hernández: «Para mí, trabajar en un teatro es como trabajar en un barco que cruza el océano…» © Luis Martín Solís

La ruta desde el boceto hasta el montaje en el teatro

Por Jesús Hernández 

El proceso empieza con una charla con el director de la puesta en escena y con el texto, referencias o la música escuchada. La idea es definir líneas de trabajo y estéticas, y de ahí el universo del diseño: imaginar. Pero en ese proceso muchas áreas se integran: desde lo técnico, lo práctico, lo económico, las condiciones del teatro o el espacio donde la obra se presentará. 

En esta parte hay mucho proceso mental y, hasta que no tengo una imagen clara, hago algunos bocetos con el fin de plasmar lo que en mi mente empiezo a ver. Este proceso del boceto puede ser muy lago o corto, al grado que, como en el caso de La Orestiada [ópera de Iannis Xenakis, presentada en el Teatro Juárez de Guanajuato en 2022], casi desde el primer o segundo boceto ya tenía clara la idea.

Cuando esto sucede, paso a dibujar bocetos más detallados con ayuda de herramientas digitales en la computadora. Ya con estos bocetos más detallados —con dimensiones y puestas en el teatro, que ya en la primera etapa del proceso se midió y dibujó— paso a trabajar con el director del storyboard, donde detallamos escena por escena lo que sucede en cada movimiento o en cada acto, integrando los elementos escenográficos que en ellas interactúan, así como la utilería, el mobiliario y demás. Este storyboard nos arroja una lista detallada de elementos que serán de mucha utilidad para la producción, para terminar de definir todos los elementos que juegan en la puesta.

A la par del storyboard, se van elaborando los planos constructivos y, a partir de eso, se definen los procesos de realización. En esta parte es donde yo trabajo con un equipo ya de viejos conocidos y amigos con los que hemos hecho muchos proyectos en muchas circunstancias alegres y contra viento y marea… y en la mayoría de los casos, hemos salido bien. Mi equipo de realización está formado por gente como el gran constructor de escenografías Macedonio Cervantes (Medalla Xavier Villaurrutia 2015 y Medalla Cátedra Ingmar Bergman 2023). Él y su hijo Iván Cervantes, junto con su equipo incansable de constructores, han hecho realidad muchas de las escenografías que en estas fotos se pueden apreciar. 

Además, el equipo de pintores escénicos Paso de Gato, encabezados por Jesús Castillo (Chucho) y Francisco Durán (Pancho), han hecho maravillas en la combinación de texturas y colores, además de cargar de vida y tiempo la textura de muchos de los elementos y telones que interactúan en mis diseños. En los atrezzos y dispositivos especiales trabajo con Toño Garduño, quien se encarga de hacer toboganes y otros elementos de utilería. 

Para mí, trabajar en un teatro es como trabajar en un barco que cruza el océano: cada parte tiene una tarea fundamental para que la máquina avance, y todo el proceso de ir viendo cómo se van construyendo los elementos que interactuarán en las escenografías es algo que sigo de manera meticulosa día a día durante el proceso de su construcción.

Cuando estamos en producción, hago un plan de visitas diarias, pues hay cosas que —por más que uno visualice con anticipación— seguramente aparecerán detalles que se tendrán que resolver, y otros que sé por anticipado que no podré resolver hasta ver cómo se hizo una parte de esos elementos. Esa etapa de construcción es para mí algo entre gozoso y estresante, porque el tiempo nunca sobra y, a pesar de que siga siendo para mí parte del proceso de diseño, es muy importante llegar a tiempo al escenario donde los tiempos de montaje son “oro molido”.

De ahí llegamos al escenario, aunque previamente hemos estudiado los planos del teatro, las dimensiones de los elementos, las varas o trampillas y plataformas donde los elementos se montarán y, al escribir estas líneas, no puedo dejar de pensar en el escenario del Palacio de Bellas Artes, porque como ese escenario no hay dos, pues se trata de un escenario con plataformas antes hidráulicas y ahora mecánicas. 

Recuerdo muy bien que, en un recorrido por las entrañas de la antigua mecánica de las plataformas hidráulicas del escenario del Palacio, iba de observador y junto a mí estaba una persona de una empresa de Estados Unidos que se iba a encargar de las modernizaciones del sistema. Este personaje me contó que en su juventud había trabajado en un submarino de la marina estadounidense y que lo que en ese momento estaba viendo era igual a aquel submarino de la Segunda Guerra Mundial, donde hacía sus prácticas. 

Lo dicho: el teatro tiene que ver con esas maquinarias complejas del mar —los barcos—, que avanzan hacia un destino claro: el estreno, y eso no hay poder que lo evite. Todos trabajamos para ese fin: técnicos, productores, diseñadores, directores, elenco, cantantes, músicos, etcétera. 

Así, el Palacio de Bellas Artes es como ese gran barco con muchos niveles, y en cada nivel hay áreas distintas: los mecánicos, hasta el nivel -7, encargados de echar a andar las plataformas y el foso de orquesta; en el nivel 0 los tramoyistas, iluminadores y utileros; en el +2, vestuaristas; en el +3, maquillaje; en el +4 los músicos y administrativos; y en el +5, el coro y “el salón de los espejos”, donde se ensaya. Y así, producción tras producción, trabajamos todos, moviendo la pieza que nos toca para llegar a levantar el telón en la tercera llamada, después de que el concertino afina a la orquesta y el director ataca.

 


 

Jesús Hernández
Diseño de escenografía e iluminación

Nació el 2 de junio de 1974 en Mérida. Es licenciado en Arquitectura por la Universidad Autónoma de Yucatán. Cursó el diplomado de Escenografía e Iluminación como parte del Programa de Teatro Escolar en la Casa del teatro entre el 2001-2002 y tiene un diplomado en Artes Visuales.

Como diseñador, ha trabajado en más de 120 proyectos, entre ópera, teatro y teatro de Calle. Ha participado como expositor y curador en el Pabellón de México en la Cuadrienal de Praga, además haber sido galardonado con la medalla de oro en Space Design en el World Stage Design. Ha participado en múltiples festivales internacionales en Alemania, Argentina, Bélgica, Brasil, Canadá, China, Colombia, España, Estados Unidos y Francia, entre otros.

Ha participado en obras producidas por la Compañía Nacional de Teatro en el Festival Internacional Cervantino y como escenógrafo en varias producciones de ópera de la Compañía Nacional de Ópera en el Teatro de Bellas Artes y en el Teatro del Bicentenario de León, Guanajuato, entre otros. Ha sido miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca).

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