Olga Syniakova: “Lo mejor es ser siempre fiel a la partitura”
La mezzosoprano ucraniana Olga Syniakova es una artista cuya carrera internacional es ya una realidad gracias a importantes debuts realizados en importantes escenarios de ópera, así como en salas de conciertos. Esta entrevista surgió a raíz de su sobresaliente y cautivadora interpretación de Polina en La dama de picas de Piotr Ílich Chaikovski en el teatro de la Ópera de Lyon, Francia, producción que recientemente fue reconocida como “el espectáculo del año 2024” por la revista alemana Opernwelt.
Olga, que realizó su debut profesional en el Teatro de Dnipró en Ucrania, y que posteriormente se trasladó a España donde culminó su formación en el Opera Studio de Valencia, amablemente concedió esta entrevista —en perfecto español— en la que irradió simpatía y carisma. En sus respuestas nos habla a fondo sobre su carrera, sus inicios y de la importancia que ha tenido en su desarrollo la guía del tenor mexicano Francisco Araiza.
Olga, ¿cómo nació tu interés por el canto?
A mi familia siempre le encantó ópera. Yo estudié en una escuela de música infantil, pero entonces nunca imaginé que me dedicaría a esto profesionalmente. A los 16 años empecé a interesarme por el canto lírico y decidí hacer examen para entrar al conservatorio de música y, una vez dentro, ya no hubo vuelta atrás.
Tuve también altibajos, ya que durante bastante tiempo no pude llevar todo lo aprendido dentro del aula con mi profesor y pianista al escenario. Pero poco a poco, con práctica, la música y la magia del escenario comenzaron a vencer la incertidumbre y el miedo.
Sé que el tenor Francisco Araiza ha sido un maestro muy importante para ti. Mas allá de sus consejos y asesoría vocal, ¿qué sientes que te ha aportado para tu desarrollo profesional?
El maestro Araiza creó una verdadera familia en Escuela Superior de Música Reina Sofía, en Madrid, donde estuve perfeccionándome y lo conocí personalmente. Desde el primer momento estaba a nuestro lado a una estrella increíble, reconocido mundialmente, una leyenda, pero a la vez un ser muy humano y amable, que siempre nos brindaba apoyo.
Gracias al maestro, puedo decir con seguridad que aprendimos no solo cuestiones técnicas de la voz, matices musicales, una visión crítica en la preparación de un cantante, sino que también conocimos algunas historias increíbles de la vida de otras leyendas del canto, a quienes escuchábamos con entusiasmo en grabaciones y que nos inspiraban. Era como estar entre ellos detrás del escenario, entre bambalinas, mientras el maestro nos contaba alguna anécdota que nos instaba a perfeccionarnos aún más.
A mí personalmente, el maestro Araiza me dio alas. Fue gracias a él que comencé a ganar concursos muy importantes, a hacer audiciones de calidad en teatros y festivales. Además, ¡los consejos del maestro sobre mi futuro repertorio siempre fueron muy acertados! Si el maestro me decía que yo podía cantar un determinado papel, sabía que podía aceptarlo sin dudas y hacerlo en cualquier teatro. Fue gracias a él que comenzó mi carrera internacional.
Tu carrera ha sido muy cercana con España y a sus teatros. ¿Cómo y cuándo comenzó para ti esa estrecha relación?
Comencé mi carrera europea precisamente en España, cuando entré al Centre Perfeccionament de Plácido Domingo en Valencia; y de ahí poco a poco fui ampliando mi experiencia profesional, primero en España, y luego en los teatros y auditorios de otros países europeos y de otros continentes.
¿Cómo describirías las características de tu voz y cuál sería el rol que te gustaría que otros te escucharan cantar?
Esa pregunta es bastante difícil, porque puede ser que quienes me vieron en el papel de una seductora ya no me pueden imaginar en otra cosa. Si me vieron en el papel [en travesti] de un hombre o de un adolescente, puede que no creerán que soy muy buena transformándome en una mujer muy femenina.
Mi papel favorito es el Romeo de I Capuletti e I Montecchi de Vincenzo Bellini. No he tenido aun la oportunidad de estrenarlo en una producción, pero algunas partes de mi personaje favorito sí las he cantado en varios conciertos. Después, me encanta casi todo el repertorio francés para mezzosoprano, donde en la mayoría de los casos la mezzo es protagonista. Tampoco puedo evitar expresar mi amor por el personaje de la princesa Eboli de Don Carlo de Giuseppe Verdi. ¡Parece que Verdi escribió ese papel especialmente para mí! Después de interpretar la última aria, siempre me siento la reina del mundo. ¡Qué música tan poderosa! Por otra parte, a todos les gusta mucho cómo suena mi voz en la música rusa, como en el papel de Liubasha de La novia del zar de Rimski-Kórsakov y Polina en La dama de picas de Chaikovski.
¿Cuál compositor y sus obras consideras que se apegan más a tu temperamento y qué papeles, además de Romeo, son tus favoritos?
Uno de mis roles preferidos es Octavian en Der Rosenkavalier de Richard Strauss. Es mi sueño poder interpretarlo. Es un papel difícil, pues está todo el tiempo en el escenario, tiene una tesitura bastante exigente, pero, con todo y sus dificultades, estoy convencida de que vale la pena cantar ese papel con orquesta en una producción. La voz suena increíble, especialmente con el apoyo orquestal, que es donde aparece la magia y el balanceo de los matices y la armonía. ¡Strauss es absolutamente brillante!
Cuando te presentas sobre un escenario, ¿qué tan importante consideras que es la parte actoral de un papel con relación a su desempeño vocal?
Creo que esa es la parte más importante: la actuación. Pero para sentirse a gusto en el escenario y hacer lo necesario en el papel, se debe tener mucha seguridad en la técnica vocal y saber perfectamente la parte musical del rol.
Siempre he ensayado mucho los momentos más complejos de uno u otro rol con el maestro Araiza, él me aconsejó cómo podía hacerlo mejor, me enseñó detalles importantes y me dio las herramientas necesarias para que pueda utilizarlas en futuro, preparando el repertorio sin su ayuda. Ha sabido acumular toda la experiencia de su carrera trabajando con muchos directores extraordinarios y cantando con tantos cantantes impresionantes, y ahora lo comparte generosamente con nosotros.
Pero el público más crítico para mí son los niños, en conciertos y representaciones para público infantil; porque, si no se siente el papel al 100%, entonces nunca se podrá atraer la atención de un público tan exigente como lo son los niños, a los que tiene uno que convencer de lo que se hace desde el principio hasta el final.
Recientemente has debutado en importantes teatros: Polina en La dama de picas en la Scala de Milán y en Lyon; Sofia en Halka de Moniuszko en el Teatro Real de Madrid, Cherubino en Le nozze di Figaro de Mozart en Seattle y el protagonista de Orphée ed Euridice de Gluck en Zúrich. ¿Qué sensaciones te ha dejado pisar escenarios tan importantes?
Ahora puedo decir con confianza que, cuando tengo función, todo el día antes del comienzo, el tiempo en el camerino, momentos detrás del escenario etcétera, todo eso provoca nerviosismo y emociones. Pero cuando subo al escenario, eso desaparece en cuanto siento la luz del foco desde la sala oscura en mi cara e instantáneamente me concentro y estoy relajada. ¡Me encantan los estrenos! ¡Siempre están llenos de tanta emoción y energía!
‘Voi che sapete’, Cherubino, Le nozze di Figaro, Mozart
Has interpretado en escena obras de compositores como Gluck, Haydn, Monteverdi y Pergolesi. ¿Consideras que las condiciones de tu voz se adaptan al repertorio barroco? ¿Te atrae?
Me encanta este repertorio. Este es exactamente el repertorio que se puede cantar durante todo el día, muchas horas seguidas y al final del día la voz suena tan fresca como al principio del ensayo. Esta es una especie de magia que poseían los compositores de esa época.
¿Hacía que repertorio te gustaría que te llevara el desarrollo natural de tu voz? Concretamente ¿Qué papeles te gustaría poder cantar en el futuro?
Las mejores críticas que he recibí fueron en el repertorio de Verdi (Fenena en Nabucco y el Requiem) y siento mucha confianza precisamente en ese repertorio. Me encantaría interpretar a Octavian y la Dama de honor en Macbeth, ya que estos papeles me inspiran. Después me gustaría interpretar los papeles de mezzosoprano del repertorio de Richard Wagner.
¿Dónde te sientes más a gusto: en conciertos sinfónicos con orquesta, donde tu enfoque debe estar más en el canto, o en puestas en escena donde, además de cantar bien, debes cuidar tu actuación?
Es una pregunta muy difícil. Pero probablemente mi preferencia sería hacer ópera en una producción escénica. Me siento muy bien allí. Además, todos los aspectos vocales me resultan más fáciles de realizar en la ópera.
El formato de concierto es diferente: maquillaje, vestido de gala, tacones, y donde tienes que estar en una posición bastante estática. Me resulta más difícil reencarnar un papel determinado de ese modo. En cambio, la ópera me resulta más fácil e interesante cuando se tienen todas las posibilidades de crear un personaje con ayuda de los directores de escena y musical…
¿Cuáles son las dificultades y obstáculos a los que debe enfrentarse siempre un artista como tú todos los días, y que alguien fuera del medio no se imaginaría?
Los cantantes debemos estar siempre en forma, tener una salud excelente, comunicarnos en muchos idiomas, pero la mayor dificultad es estar siempre lejos de casa y de los seres queridos.
¿Cómo logra un cantante ser original en un mundo donde surgen constantemente nuevos cantantes, y hay muchas grabaciones, videos e influencias externas?
Para mí, lo mejor es ser siempre fiel a la partitura, a los compositores ya que han dejado todo lo necesario por escrito para nosotros. Nunca escucho grabaciones mientras preparo un papel porque no quiero repetir los pensamientos e ideas de otros cantantes. Eso precisamente es lo que hace que nuestro mundo sea interesante, pues cada interpretación es diferente entre sí, incluso de una función a otra de la misma ópera, que canto durante un periodo de ensayos bastante largo y luego en cada representación. Por eso la música es una fuente inagotable de ideas e inspiración y cada cantante con su propio carácter le da nueva vida al papel.
A propósito, has cantado ya el papel protagónico de Carmen de Bizet. De todo el repertorio para la voz de mezzosoprano, ¿dirías que éste es uno de los personajes al que muchas cantantes de ese registro aspirarían cantar?
Carmen es un papel que para mí es fácil de cantar. La mayor dificultad está en la parte actoral. También este papel es de los más grandes y conocidos, donde la mezzosoprano es la protagonista. Por eso creo que la mayoría de las cantantes de ese registro han cantado o piensan hacerlo en alguna etapa de su carrera artística.
¿Podrías contarnos cuál es el momento más especial o mágico, alguna anécdota de algo que te haya sucedido en un escenario o teatro?
La impresión más fuerte para mí fue cuando por primera vez que llegué a España desde la ciudad de Dnipró. Fue increíble pasar las tres rondas de audiciones para entrar al Centre Perfeccionament del Palau de les Arts de Valencia y, después, una última ronda donde los participantes que llegamos a la final cantamos arias para el jurado que estuvo formado por los directores más famosos de los teatros europeos y la leyenda Plácido Domingo.
Jamás lo olvidaré: fue lo más inquietante, pero a la vez dulce porque el maravilloso Palau de les Arts se convirtió en mi hogar durante dos felices años. Hasta ahora el teatro y todos los empleados siguen siendo muy valiosos e importantes para mí, ya que todos ellos fueron testigos de mi transformación, por así decirlo, de una cantante con buena naturaleza vocal a ser una cantante profesional. Sigo en contacto con ellos y todos siempre me apoyan y me mandan mensajes, saludos y felicitaciones.
¿Cómo visualizas el futuro de la ópera?
Con la llegada de la inteligencia artificial, creo que las producciones serán cada vez más interesantes y atraerán más la atención de los jóvenes y del público en general. Pero de lo que sí tengo dudas es del acortamiento del periodo de ensayos en las producciones. Porque es en este tiempo cuando se crea una confianza entre los compañeros en el escenario. El director musical va conociendo a todos los cantantes durante los ensayos y al final ya sabe todos los detalles profesionales de cada uno. Así es como, poco a poco, se crea una producción de calidad en todos los ámbitos específicos de este género que podemos disfrutar en las grabaciones del siglo pasado y presente. Pero en general veo un futuro muy brillante para la ópera.