La mujer en la ópera mexicana

La mezzosoprano Cassandra Zoé Velasco y la soprano Alicia Torres Garza hablaron de «La mujer en la ópera mexicana»

 

En la primera sesión de la serie Charlas de café: entre cantantes, en la sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, la soprano Alicia Torres Garza, quien debutó hace justamente 65 años, y la mezzosoprano Cassandra Zoé Velasco, dialogaron en torno al tema La mujer en la ópera, en el marco del Día Internacional de la Mujer.

La soprano expresó que le gustaría retomar “algo que no se ha escrito en los libros y que es de lo que quisiera hablar: qué han hecho las mujeres en el medio operístico y por qué es tan importante su rol en el género”. Primero, destacó la importancia de que las nuevas generaciones de cantantes conozcan a quienes las antecedieron y enriquezcan su cultura musical. Luego, encaminó su charla hacia todas aquellas cantantes que abrieron el camino a las cantantes de hoy y del futuro, partiendo de Ángela Peralta, quien debutó en 1860 y sigue siendo el mayor referente femenino de la ópera mexicana.

La maestra Torres Garza aseguró que Peralta “es la más gran-diosa, como mujer, como cantante y como todo”, ya que, entre otras cosas, debutó a los 15 años, en 1860, estrenando en México la ópera Il trovatore de Giuseppe Verdi, y a los 17 años llegó a la Scala de Milán, donde abrió el camino a otras grandes cantantes, como la contralto Fanny Anitúa.

Recordó que la también llamada “ruiseñor mexicano” tuvo que luchar contra los prejuicios de su época y soportar críticas porque no era fácil que una mujer fuera aceptada en el teatro: no era común, era mal visto. A pesar de ello, fue la máxima cantante de su época y hasta la fecha se le reconoce como el pilar más importante de la ópera en México.

Con el apoyo de diapositivas, audios antiguos y una memoria envidiable, la ex alumna de Fanny Anitúa no solo se reveló como una de las grandes cantantes del siglo XX, sino como una tenaz investigadora de lo que ha sido el rol femenino en el mundo operístico nacional. “Entre Ángela Peralta y Fanny Anitúa hay un espacio vacío muy grande, en el que no se tiene un conocimiento certero de cuántas cantantes florecieron, pero sí hubo un caso muy importante: Antonia Ochoa de Miranda, quien también fue la maestra de canto de las hermanas Consuelo y María Luisa Escobar, quienes llegaron a realizar giras artísticas por todo el territorio mexicano”, comentó la soprano.

Dijo que, al igual que en el caso de Peralta, ambas tuvieron que vencer muchos obstáculos a principios del siglo pasado para sobresalir en la ópera, ya que la mujer aún seguía siendo criticada por dedicarse a una carrera exclusiva de hombres, aunque había comenzado a mejorar un poco la situación de la mujer en este género artístico. La ex alumna del director teatral Seki Sano señaló que Anitúa fue una figura importante en la historia operística de México. “No solo era la cantante favorita del director de orquesta Arturo Toscanini, sino que abrió el camino entre México y Europa; fue una mujer generosa y maravillosa.”

Junto con la mezzosoprano Cassandra Zoé Velasco, también hablaron de Esperanza Iris, “la reina de la opereta”, de María Romero, María Teresa Santillán, Esperanza González de Manero, Mercedes Caraza, Evangelina Magaña, Josefina Aguilar “La Chacha”, Celia García “y muchas otras mujeres que demostraron que, para sobresalir, se debe tener una gran pasión por el canto y realizar un gran esfuerzo. La mujer, cuando dice quiero esto, rompe barreras y llega”.

Ambas destacaron también el papel de Irma González, “la mejor cantante de ópera del siglo XX en México, gracias a la belleza de su voz, sin duda, un pilar de elite y una estrella del canto”. Y Cassandra Zoé Velasco dijo que la ópera es una profesión que exige mucho de la persona, desde la formación y la disciplina hasta pasar por momentos de soledad extrema. “La voz se transforma junto con la mujer”.

 

Ciclo de charlas de ópera en la sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes

 

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