
Medalla al mérito para la soprano Verónica Murúa

Verónica Murúa recibió la Medalla al Mérito por sus 30 años de docente en la FaM
Junio 10, 2025. La Facultad de Música (FaM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) celebró en la Sala Xochipilli la Entrega de Medallas y Reconocimientos a la trayectoria académica y personal administrativo 2025.
Encabezada por la directora María Teresa Navarro Agraz, la ceremonia distinguió a los integrantes de la plantilla docente, administrativa, operativa y técnica que ha cumplido 10 años de servicio o más (en múltiplos de 5: 15, 20, 25, 30…), destacando su compromiso con la formación musical en México y el patrimonio cultural nuestro y del mundo.
Navarro Agraz subrayó la diversidad de la comunidad FaM, integrada por personas de distintas ciudades del país y de otras regiones del planeta, “unidas por formar profesionistas de la música con compromiso social, que enriquezcan el patrimonio musical y fomenten una cultura de paz”.
En este año, que la institución llega a 96 años de misión académica, la directiva instó a docentes, alumnos, y a todo el personal, a continuar su compromiso, a seguirse expresando, a “dialogar, a sumar, a proponer y construir la identidad universitaria, para que, por nuestra raza, que son todas las razas, el espíritu siga hablando o, mejor aún, cantando”. La ceremonia reafirmó así la misión de la FaM en docencia, investigación y difusión musical.
Entre los galardonados, en el ámbito lírico sobresalió la doctora Verónica Murúa, soprano y maestra con 30 años de servicio, distinguida en 2024 con el Premio Universidad Nacional en Docencia Artística. En una reflexión sintetizada, la artista comparó su labor docente con la de “un alfarero que, frente al torno y a partir de una masa amorfa, moldea piezas de barro únicas, cada una con características distintas. La arcilla no siempre es del mismo origen, ni lo es tampoco su cantidad o su porcentaje de humedad. Por eso, en el torno deben procurarse piezas únicas, que tienes que moldear y sentir hacia dónde las puedes llevar, que no se caigan o deformen, que se sostengan con elegancia, pero también con utilidad para quien las va a utilizar; es decir, para quien las va a escuchar. Que tengan una utilidad para su sociedad y por supuesto que sean piezas bellas”.
La doctora Murúa también hizo énfasis en la creatividad que implica la enseñanza del canto, pues debe estar atenta en cada hora de clase, escuchar, y proponer ejercicios al momento para cada alumno, y así resolver dificultades que se van presentando, o para desarrollar capacidades y talentos propios.

La medalla al mérito UNAM — 30 años
De las tres décadas docentes de Verónica Murúa en la UNAM, los tres primeros años impartió clases de Ecuaciones diferenciales y de Cálculo diferencial e integral en la Facultad de Química (FaQ), de la que también se graduó como ingeniera. Ya en la FaM —antes Escuela Nacional de Música (ENM)—, ha sido titular de las asignaturas de Canto (en propedéutico y licenciatura), Fonética y dicción, Interpretación musical (en posgrado), Ópera de cámara, Ópera lírica y Música mexicana. Pero su labor también puede aquilatarse al apuntar que ha organizado y dirigido cinco Encuentros de Música Mexicana y tres de Música Iberoamericana, documentados en grabaciones y partituras de acceso público para las nuevas generaciones de intérpretes o para interesados en general.
También ha encabezado tutorías de tesis, producciones líricas universitarias, o rescates de óperas como el de Catalina de Guisa de Cenobio Paniagua y, en la actualidad, La venta encantada de Miguel Planas. Murúa es precursora en la integración del repertorio vocal mexicano en programas de estudio de nivel superior de nuestro país, y con la puesta al alcance público de numerosas partituras rescatadas, reconstruidas o creadas, ha impulsado su interpretación en presentaciones y concursos nacionales, revalorizando un patrimonio antes despreciado.
No es el único personaje en ese esfuerzo que continúa, desde luego, pero sí uno de los pioneros y auténticos. Su satisfacción radica en que la música mexicana ha ganado espacios, dignidad y reconocimiento. Su legado inspira, y cada vez es más distinguido, como ahora con esta medalla por 30 años de servicio académico a su comunidad o, a veces, como simples imitaciones, que de alguna manera también son homenajes a su labor.
La acordeonista Andrea Robledo aportó el toque sonoro al evento, con su interpretación de Monasterio de Ferapont de Vladislav Zolotariov y la Suite de música para teatro (‘La monarquía casi perfecta’, ‘Entrando al clóset’, ‘Órdenes de amor’, ‘Ritual de la Piedra del Sol’, ‘Danza en estilo novohispano’, ‘Danza del osito’), de su autoría. La atmósfera en general lúgubre de las piezas, sin embargo, más propia de un drama que de un festejo, desentonó con el ánimo celebratorio del evento.