Presentación del libro Ópera y gastos secretos, de Áurea Maya
Octubre 4, 2024. La ópera mexicana del siglo XIX, lejos de ser una mera expresión artística, fue un proyecto de Estado que reflejaba la ambición de un país por proyectar una imagen de modernidad y civilización. Así lo revela la doctora Áurea Maya Alcántara en su más reciente obra: Ópera y gastos secretos. Su producción en México en la primera mitad del siglo XIX, presentada la tarde del viernes 4 de octubre en el Auditorio del Instituto Mora sede Plaza.
A través de una exhaustiva investigación que condensa su trabajo de tesis doctoral, la autora repara en diversos aspectos de la producción lírica, así como en los mecanismos de financiamiento de tres de las principales compañías operísticas que marcaron esta época continua a la Independencia de México. Con un enfoque riguroso y sustentado en fuentes documentales como el archivo de Notarías, Maya Alcántara traslada al lector a un periodo de nuestra historia donde la ópera era mucho más que un espectáculo: era un instrumento político y cultural que moldeaba la identidad nacional, como muestra de vanguardia, desarrollo y civilización.
En el panel de presentación, la doctora Maya Alcántara fue acompañada por dos especialistas en materia de investigación musicológica: Olivia Moreno Gamboa, editora responsable del libro; y el doctor Ricardo Miranda, investigador del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical Carlos Chávez (Cenidim) del que también ha sido integrante la autora.
Bajo la moderación de la doctora Laura Suárez de la Torre, los presentadores enriquecieron la perspectiva en torno a la publicación y este apasionante tema. Juntos exploraron las complejas relaciones entre el poder político, la economía y el mundo artístico en el México del siglo XIX.
La pregunta de cuánto costaba montar una ópera en México durante el siglo XIX y cómo se financiaba este fastuoso espectáculo son algunas de las múltiples respuestas que brinda la autora en su libro, publicado bajo el sello Ediciones EyC, en lo que es un viaje histórico al pasado de nuestro país, que cobra relieve al entender la importancia de ese arte en tierras mexicanas, tanto para la consolidación de ciertas compañías, de algunos artistas y del Estado mismo.
Como señaló la editora, este trabajo, fruto de años de investigación, no solo estudia las tres compañías operísticas más importantes de la época —las de Filipo Galli, Roca-Castellan y Felicita Vestvali—, sino que también analiza los mecanismos de financiamiento que permitieron su funcionamiento y presentación, primero en el Teatro Principal y luego en el Teatro Nacional.
Áurea Maya, dijo la presentadora, muestra cómo se desarrolló la ópera y se consolidó, si bien se convirtió en un negocio arriesgado, con frecuentes pérdidas económicas. Sin embargo, el Estado mexicano, a través de partidas secretas y extraordinarias de ministerios como el de Hacienda o el de Relaciones, respaldaba este proyecto cultural, considerando que la ópera era un símbolo de progreso y civilización. Personajes clave como Lucas Alamán jugaron un papel fundamental en el financiamiento de estos espectáculos que deleitaron a la élite y a la naciente burguesía mexicana.
La presentación del libro no estuvo exenta de ciertos señalamientos críticos. El doctor Miranda, en su intervención, lamentó la falta de apoyo por parte de instituciones como el Cenidim y el INBAL para la publicación de esta obra. Según Miranda, la ópera es un tema central para el Instituto, y resulta paradójico que en la gestión saliente no hayan corrido para respaldar un proyecto de investigación tan riguroso y exhaustivo como este.
El investigador destacó la labor de Maya Alcántara al develar los secretos recónditos de la ópera mexicana del siglo XIX. Su trabajo, fruto de años de investigación, revela la complejidad y el esfuerzo que implicaba traer la ópera a México y convertirla en un símbolo de progreso y civilización. Miranda subrayó la manera en que la ópera fue utilizada como herramienta política y cultural para construir la nación en aquellos años, pero también cómo se convirtió en un escenario de intereses económicos y otras cosas inverosímiles, plasmadas incluso en la literatura.
“La historia de la ópera en México se puede imaginar en las novelas con pintorescas heroínas interpretadas por sopranos, y villanos cantados por bajos, por empresarios, por políticos y otros bandidos que hicieron del público, los teatros y las compañías tierra de nadie”, dijo el también catedrático del Conservatorio Nacional de Música, institución de la que fue director entre 2007 y 2010. “Pero poco a poco, la historia idealizada de este género ha sido revisada y mucho nos ayuda saber cómo aquellas funciones eran realizadas”, concluyó. Y esa es una de las principales virtudes de Ópera y gastos secretos.
La presentación finalizó con un breve recital a cargo de la soprano Ana Rosalía Ramos quien, acompañada por el pianista Michel Casas, ofreció tres arias correspondientes a las óperas Norma de Vincenzo Bellini, Robert le diable de Giacomo Meyerbeer y Atala de Miguel Meneses, esta última parte de un rescate emprendido por la iniciativa Ópera: Nuestra Herencia Olvidada, en la que Ramos y el barítono Carlos Fernando Jurado interpretan y difunden ópera mexicana.
Este momento musical, en sintonía con la presentación del libro, sirvió como un homenaje a la rica tradición operística de nuestro país y como un recordatorio de la importancia de preservar la memoria lírica, acaso como una vertiente de la identidad mexicana.