Je Te Veux!

 

Je Te Veux!
Julie Cherrier-Hoffmann (soprano),
Frédéric Chaslin (piano)
Aparté CD

 

En Je te veux!, la soprano francesa Julie Cherrier-Hoffmann y el pianista Frédéric Chaslin celebran el alma de la melodía francesa. Al combinar obras maestras icónicas con joyas ocultas, su interpretación captura la poesía, la pasión y la nostalgia de este rico repertorio. Hacen una selección muy atinada e interesante de canciones de compositores franceses del siglo XIX y XX, algunos muy conocidos por su labor operística y sinfónica y otros menos escuchados: Alfred Bachelet (1864-1944), Ernest Chausson (1855-1899), Claude Debussy (1862-1918), Henri Duparc (1848-1933), Gabriel Fauré (1845-1924), Jules Massenet (1842-1912) y Erik Satie (1866-1925).

El maestro Chaslin, también director de orquesta y compositor, ofrece a Cherrier-Hoffmann todo el espectro de su instrumento en una selección de piezas que se pueden encontrar en el repertorio de los grandes melodistas y, por otra parte, rarezas, como los dos romances de Debussy o la pieza de Bachelet.

La soprano francesa explica en las notas del CD que le parece muy importante recalcar la importancia que tienen en estas canciones los temas del amor y de la naturaleza como fuentes de inspiración, no solo en la música sino también en la poesía, parte fundamental de estas canciones, pues utilizan poemas de autores representativos en la literatura francesa. “Estos poetas y estos compositores usan los elementos de la naturaleza para traducir lo indecible, transponiendo estos sentimientos de amor en imágenes donde la creación, a su vez cómplice, confidente y amante, se convierte en la metáfora máxima.”

Comienza el disco con cuatro mélodies de Henri Duparc: la primera es ‘L’invitation au voyage’ (1870), con letra del poema de Charles Baudelaire (1821-1867). Atrae de inmediato al oído el acompañamiento cristalino, delicado y atmosférico de Chaslin al piano. Cherrier-Hoffmann va degustando el texto, dándole a las palabras y a las imágenes auditivas un sentido poético entrelazado con la música. Con elementos sencillos pero muy expresivos, Duparc logra mostrar lo que era el miniaturismo musical, con una unión perfecta entre la letra y la música. Baudelaire le dedicó este poema a una de sus amantes, la actriz Marie Daubrun.

La segunda mélodie es  ‘Au pays ou se fait la guerre’, compuesta entre 1869 y 1870, con un texto del poeta, dramaturgo, periodista y crítico de arte Théophile Gautier  (1811-1872), ilustra perfectamente la añoranza de una chica por el regreso de su amado que se fue a la guerra, su tristeza por quedarse sola y la expectativa de que algún dia regresará. Cherrier-Hoffmann expresa la tristeza, ansiedad y desesperanza de la chica, siempre con matices vocales finos y una muy clara atención al texto.

Phidylé’ (1882) con texto del poeta Charles-Marie-René Leconte de Lisle (1818-1894), cuya descripción del entorno en donde descansa quien da nombre a la mélodie está perfectamente bien ilustrada por las imágenes que la música y la voz van retratando. Existen contrastes de colores, matices y sensaciones de la naturaleza que escuchamos en cada canción, entrelazadas con las emociones musicales. Duparc dedicó esta canción a su amigo, el también compositor, Ernest Chausson. El segmento de Duparc concluye con su  ‘Chanson triste’ (‘Canción triste’) (1868), con texto de Henri Cazalis (1840-1909). Esta mélodie es de gran lirismo, con una melodía que permite a Cherrier-Hoffmann mostrar su línea de canto y prístino registro central. Chaslin toca con hermoso fraseo el acompañamiento a piano. Esta canción fue luego orquestada por el mismo Duparc entre 1910 y 1911.

Del compositor Jules Massenet, ‘Elégie’ (‘Elegía’) (1866), con texto de Louis Gallet (1835-1898), es parte del ciclo de canciones Pièces de genre, Op. 10, n. 5. Aquí hay un adiós a la primavera que se puede entender como una despedida paralela a la felicidad. El piano ilustra muy bien ese sentimiento de pesadumbre, tristeza y resignación por alguien que no volverá. Cherrier-Hoffmann nos lleva por los recovecos más internos de los sentimientos del narrador (o narradora), con una interpretación llena de dolor y resignación.

El compositor menos conocido en este recital es Alfred Bachelet y de él escuchamos  ‘Chère nuit’ (‘Querida noche’) con letra del periodista, dramaturgo y libretista Eugène Adonis-Colombeau (1854-1923). Es una gran sorpresa escuchar esta preciosa canción, llena de frases líricas de gran belleza que describen lo que será la llegada de la noche y cuyo acompañamiento pianístico es exquisito.

Ernest Chausson está representado en este disco por dos canciones: una tomada del ciclo Mélodies, Op. 2, n. 7, llamada ‘Le colibri’ (‘El colibrí’) (1882), con letra de Leconte de Lisle, y la otra es ‘Le temps des lilas’ (‘La época de las lilas’), la canción más famosa del compositor, con texto de Maurice Bouchor (1855-1929). En ella escuchamos las características más típicas de Chausson, según el escritor Camille Mauclair: “Un comienzo de melancolía elegíaca, angustia y turbulencia en la sección central, y un retorno a las melodías iniciales que ahora se vuelven aún más inquietantes al final”. La naturaleza siempre entrelazada con los sentimientos de quien habla, esa descripción de cómo el entorno refleja lo que el ser humano siente; todas estas son ideas e imágenes que se repiten de una u otra manera en cada mélodie. La pérdida del amor siempre se reflejará en la naturaleza. Cherrier-Hoffmann y Chaslin logran en cada una una simbiosis entre emoción e ilustración atmosférica musical que atrapan al oyente. 

 

Julie Cherrier-Hoffmann, Frédéric Chaslin – Chausson, Le Colibri

 

Otro de los compositores franceses más importantes de fines del siglo XIX y principios del XX es Gabriel Fauré. Escucharemos cuatro de sus mélodies, empezando por la muy corta, pero bella ‘Nell’, con texto de Leconte de Lisle, parte de sus Poèmes antiques (1852). Tiene un acompañamiento pianístico complicado pero que Chaslin toca con soltura y colores, dándole a la canción la textura armónica necesaria. Cherrier-Hoffmann la canta con ligereza y un timbre claro que acaricia cada frase con sutileza. 

La soprano nos deleita con su interpretación de ‘Les berceaux’ (‘Las cunas’), de Trois mélodies Op. 23 compuestas en 1879. La letra es del poeta y ensayista René François Armand (Sully) Prudhomme (1839-1907) y hace un paralelismo entre las cunas donde se mecen a los bebés y los barcos en donde viajan los marineros, esposos de las madres de las criaturas. El piano imita e ilustra la sensación de cómo se mecen las cunas y los barcos donde las mujeres cuidan a los pequeños y los hombres salen a trabajar al mar sin saber si regresarán. Cherrier-Hoffmann va ‘tejiendo’ con su voz este sentimiento de angustia y de espera que sufren las mujeres a la espera del regreso de sus amados. Chaslin toca con colores y matices este acompañamiento que podría caer en lo repetitivo. 

‘Clair de lune’ (‘Luz de la luna’) Op. 46, n. 2 fue escrita en 1887 con letra de Paul Verlaine (1844-1896) y es una de las mélodies más famosas de Fauré junto con ‘Après un rêve’ (‘Después de un sueño’), con letra de Romain Bussinem (1830-1899). El primero de carácter más bucólico y el otro ilustrando una ensoñación; Cherrier-Hoffmann transmite muy bien la tristeza y la desesperación de la letra con su delicado fraseo. 

Claude Debussy está representado en este disco con cuatro de sus más bellas mélodies. La primera que escuchamos es ‘L’âme évaporée’ (‘El alma evaporada’), compuesta en 1885, basando el texto en un poema del novelista y crítico Paul Bourget (1852-1935) y es uno de los Deux romances, CD 65, L. 79.

 

Julie Cherrier-Hoffmann, Frédéric Chaslin – Debussy: Romance 

 

‘Green’ (1888) es parte de un ciclo de seis canciones llamadas las Ariettes oubliées para voz y piano, con textos basados en poemas de Paul Verlaine. Explora las emociones del amor juvenil. ‘Apparition’ (‘Aparición’) es parte de un ciclo de tres canciones que Debussy compuso para Madame Vernier y el texto está basado en un poema de Stéphane Mallarmé (1842-1898). Hay una fragilidad y una introspección muy a flor de piel por parte de Cherrier-Hoffmann que atrapa al oyente de inmediato en estas dos piezas. Como se diría de un cuentacuentos: sabe cómo atrapar la atención y que escuchemos y disfrutemos el relato que canta en cada mélodie. 

Cierra el disco con una mélodie de Eric Satie, que da título al álbum: ‘Je te veux!’ (‘¡Te quiero!’). Está en ritmo de vals y la letra es de Henry Pacory (1873-?); se estrenó en 1903. Además de conocer las canciones francesas de tan célebres compositores, este disco también invita a conocer y deleitarnos con los poemas de escritores franceses de gran relevancia para la literatura gala.

Frédéric Chaslin capta muy bien en el piano el estilo de cada mélodie y proyecta las distintas emociones que se entrelazan con la voz de Julie Cherrier-Hoffmann para mostrarnos el mundo de la canción francesa de los siglos XIX y XX. Un viaje musical imperdible con estos dos magníficos artistas.

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