
Simon Boccanegra—Giuseppe Verdi
Germán Enrique Alcántara, Eri Nakamura, William Thomas, Iván Ayón-Rivas, Sergio Vitale, David Shipley
The Hallé, Chorus of Opera North, RNCM Opera Chorus; Mark Elder
OPERA RARA CD
La versión original de Simon Boccanegra, estrenada el 12 de febrero de 1857 en el Teatro La Fenice de Venecia, es una obra maestra. Contiene numerosas diferencias importantes con respecto a la versión posterior del 24 de marzo de 1881, incluido uno de los finales centrales más innovadores de Verdi.
Escuchar esta partitura nos presenta la obra original, ese “diamante en bruto” que Verdi después adaptaría a un estilo más maduro de composición y dramaturgia, gracias a la ayuda del joven libretista y también compositor Arrigo Boito. Escuchar esta versión es adentrarse en el estilo musical del Verdi que todavía tiene alguna influencia belcantista pero que ya está moldeando un estilo propio, más “romántico” y concentrado en la importancia del drama.
Después de componer su trilogía (Rigoletto, Il trovatore y La traviata), seguiría Les vêpres siciliennes (1855), ejemplo del estilo de una grand opéra, para luego escribir esta primera versión de Simon Boccanegra con libreto de Francesco María Piave, basada en la obra de teatro del mismo nombre escrita por Antonio García Gutiérrez. Sería gracias a la sugerencia del editor de Verdi, Giulio Ricordi, que el maestro de Busseto se animaría a hacer una revisión de Simon Boccanegra.
La ausencia más importante que el oyente notará en esta versión de 1857 es que no existía en ella la imponente escena del Consejo en el final del acto I, donde Simon canta ‘Plebe! Patrizi! Popolo!’ y donde todos los personajes condenan al secuestrador de Amelia Grimaldi/Maria Boccanegra, Paolo Albiani. Ese poderoso final, donde le pide Simon a Paolo que maldiga a quien secuestró a su hija (sabiendo que fue él), diciendo ‘Sia maledetto’, sería creación de Verdi y Boito para la versión de 1881. En esta primera versión, tenemos un muy fuerte concertante en donde todos los personajes claman por justicia en un ensamble vocal de gran intensidad emocional y belleza musical. La edición crítica utilizada en esta grabación fue curada por Roger Parker.
Enumerar las diferencias entre las dos versiones sería complicado, ya que hay escenas en donde solo se cambiaron una que otra frase musical, en otras se pulieron el acompañamiento, que en la versión de 1881 es más atmosférico, por ejemplo. Las “imágenes del agua” que son tan típicas de la segunda versión, se escuchan poco en la de 1857. Eso se nota, sobre todo, en el comienzo de la ópera (el prólogo) que empieza con una música que relata el momento turbulento político que estaba viviendo Génova, más que la atmósfera marítima del puerto.
La encarnación de 1857 del thriller político de Verdi cobra vida de manera vívida, con una interpretación sobresaliente de la orquesta The Hallé de Manchester bajo la dirección de Mark Elder y un fantástico elenco joven y comprometido encabezado por el barítono argentino Germán Enrique Alcántara (que hace su debut discográfico en el papel principal), la soprano japonesa Eri Nakimura como Amelia, el tenor peruano Iván Ayón-Rivas como su amante Gabriele y el joven bajo británico William Thomas como Fiesco, además de contar con el barítono italiano Sergio Vitale como Paolo Albiani y el también bajo británico David Shipley como Pietro.
El estilo vocal para los cinco personajes principales es más cercano al que Verdi pedía musicalmente en su periodo medio, en óperas como Stiffelio, Luisa Miller o su famosa trilogía. Esto lo notamos sobre todo en el papel de Amelia Grimaldi/Maria Boccanegra. La voz de Nakamura es más ligera que la de las intérpretes que cantan la versión de 1881, donde se requiere una voz de soprano lírico puro con más peso en el registro central.
Una de las grandes sorpresas de la grabación es el joven bajo William Thomas, quien no había cumplido todavía los 30 años al realizar este registro. Quien lo escucha sin saber este dato cree que se trata de un bajo más maduro, con una voz robusta, de hermoso color oscuro, una técnica impecable y una sensibilidad a flor de piel. Su línea de canto es impecable, adentrándose en el personaje con soltura y estilo. Su ‘A te l’estremo addio… Il lacerato spirito’ es uno de los momentos más destacados de la grabación. Estaremos pendientes de este joven bajo y de sus roles futuros.
‘A te l’estremo addio… Il lacerato spirito’, William Thomas
La soprano posee una voz cristalina, de timbre agradable y buena técnica. Su Amelia/Maria se escucha frágil, reflejando la juventud del personaje y su vulnerabilidad. Solo hay algunos momentos en que su voz se escucha un poco al límite de sus fuerzas, tratando de moldearla de acuerdo a las escenas más dramáticas o durante los ensambles para ser escuchada más. Es interesante escuchar el acompañamiento que originalmente tenía su aria ‘Come in quest’ora bruna’ que da inicio al acto I, donde la imagen acústica de las olas no aparece tan evidente como en la versión de 1881. Una joya dentro de esta versión de 1857, y que muestra todavía la influencia belcantista de Verdi, es la cavatina de Amelia después del aria, que se quitó posteriormente.
Amelia’s Cavatina, Eri Nakamura, Sir Mark Elder, The Hallé
Su dueto con el Boccanegra de Germán Alcántara es otro de los momentos más bellos de esta versión, aunque sí salta al oído escuchar cómo estaba escrito originalmente este dúo, sobre todo en la parte ‘Figlia tal nome io palpito’.
‘Orfanella il tetto umile | Alcántara, Nakamura, Elder, The Hallé
Alcántara es un Simon Boccanegra con muchos matices vocales que enriquecen al complejo personaje y lo ennoblecen aún más en el final. En esta versión de 1857 tiene muchos tintes de personajes verdianos tales como Miller en Luisa Miller o Rigoletto. El barítono argentino elabora cada frase de manera teatral, metiéndose en la piel de su personaje; es increíble que esta sea la primera vez que lo aborda. Dada la calidad de su interpretación uno pensaría que ya lo había cantado antes. Su dueto final con Fiesco y su escena final en el acto III, cuando muere en brazos de su hija, son verdaderamente conmovedoras.
‘Grand Dio li benedici’, Alcántara, Nakamura, Thomas, Ayón-Rivas
El tenor peruano Iván Ayón-Rivas canta un Gabriele Adorno muy latino; con un timbre lírico con squillo, una emisión libre y agudos brillantes que se expanden libremente. Tiene esa pasión al cantar que es tan típica de los tenores latinoamericanos, interpretando con todo su ser la música de Verdi, sin descuidar la elegancia de su fraseo o los matices que Elder y la partitura le piden. Ayón-Rivas tiene una personalidad vocal que se impone y hace que el personaje de Adorno cobre más fuerza en la trama, mostrando su lado rebelde y también ese amor que siente por Amelia/Maria. Su aria del acto II es otro de los momentos más emotivos de la grabación.
‘O inferno! Amelia qui!…Sento avvampar nell’anima | Iván Ayón-Rivas
La dirección orquestal de Elder tiene un brío y una fuerza que realzan las intrigas y el drama que plasma la música de Verdi. La orquesta The Hallé responde con creces a las exigencias estilísticas de la partitura, a los matices y colores que Elder les pide y a los cambios de tempi abruptos que hay en ciertas escenas. La textura orquestal que logran crear y las atmósferas son de una claridad sonora impecable. Aplauso también merece el coro de Opera North y de la RNCM, quienes cantan con dicción clara y un sonido redondo.
Muy recomendable conocer esta primera versión de Simon Boccanegra para entender los cambios hechos por Verdi y cómo, a 23 años de distancia la una de la otra, ambas muestran el genio del compositor bussetano, tanto en su periodo medio (versión de 1857) como ya en su periodo de madurez (1881).