Aida en Bari

Escena de Aida en Bari © Clarissa Lapolla

Marzo 3, 2022. Una obra que muchas veces resulta difícil para teatros de grandes presupuestos recibió un elenco excelente que cumplió en todos los respectos. Solo la nueva producción de Mariano Bauduin fue el único elemento negativo de una velada que hizo justicia a la obra verdiana. No es solo que los decorados de Pier Paolo Bisleri fuesen mamotréticos y decimonónicos, sino que se agregaron decenas de extras distrayendo la acción en lugar de concentrarla, y a la vez hubo exceso de decorados, con cuadros y paneles (que deben haber sido costosísimos) que subían y bajaban sin sentido. No vale la pena decir mas.

Pero el elenco fue lo opuesto de la producción, contribuyendo a concluir una velada de ópera de primera clase. Encabezando el elenco se tuvo a la soprano americana Leah Crocetto que tuvo un rendimiento muy bueno. La voz es lírica con destellos de spinto, siendo homogénea en todo el registro, con notas graves sin forzar y sin exceso de notas de pecho. Demás esta decir que no hubo ni trazas de passaggio. La Crocetto posee una voz que tiende a sonar dulce, sabe apianar y las notas agudas son emitidas en forma nítida sin portamento. Sus arias fueron despachadas con seguridad. La Crocetto es una soprano de tamaño grande y eso le impidió moverse con mucha soltura. La vestimenta tampoco la favoreció y, como no hubo Personenregie (marcacion individual), se movió de aquí para allá sin convicción. Para completar, a esta soprano que promete se debe decir que necesita mejor fraseo, y eso lo debe aprender con directores que le den tiempo. Pero si sigue asi, su futuro esta asegurado.

Roberto Aronica no necesita introduccion, es un tenor que siempre cumple y que sabe moverse en escena. Arónica comenzó con un ‘Celeste Aida’ que no le calzaba bien, pero a medida que corrió la acción su voz se asentó y satisfizo. Aronica es un tenor atlético de muy buena figura que contrastó con su Aida, y aunque su voz puede sonar un poco ácida, es en los momentos de heroismo donde luce más, como en la escena del Nilo con Aida y Amonasro. Fue un lujo escuchar y ver a Vladimir Stoyanov como el rey etíope: su voz llena de energia y furor dramático, más su presencia firme destacó en todo momento. 

Gustó mucho la Amneris de la mezzosoprano alemana Carmen Topciu, de voz clara y emisión limpia que me recordó a las grandes mezzos del pasado. Solo el agudo la cansó, perdiendo color y apoyo, pero sin detrimento a una Amneris de muy buen nivel. La Topciu destacó con una figura alta, imponente y elegante. Abramo Rosalen (Ramfis) sonó como un buen bajo, de voz clara y penetrante, llena de furia y incitando a la guerra. Un poco menos penetrante fue la voz de Romano Dal Zovo como el Rey, pero Il Messaggero de Saverio Fiore fue excepcional y tambien lo fue la joven y bella Nikolina Janevska como la Sacerdotisa.

El coro de la casa cantó en gran forma y Renato Palumbo demostró nuevamente por qué es un director favorito en este teatro, con una lectura veloz, detallada, de excelente fraseo orquestal y siempre ayudando a sus cantantes. La orquesta tuvo un rendimiento excepcional bajo su batuta, sonando con fuerza y belleza en todas sus secciones. Las entradas se agotaron para todas las funciones, y con razón.

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