Catone in Utica en Ferrara

Escena de Catone In Utica de Vivaldi en Ferrara © Marco Caselli Nirmal

Marzo 17, 2023. El Teatro Comunale «Claudio Abbado» se está mostrando cada vez más como protagonista en el redescubrimiento del repertorio barroco menos representado, transmigrando de las célebres glorias de las obras de Mozart de la «época Abbado» a aquellas menos sugerentes e importantes de autores que se sitúan entre los siglos XVII y XVIII, empezando por Antonio Vivaldi, quien mantuvo relaciones continuas con Ferrara y sus potentados nobles y eclesiásticos. 

Esto es posible gracias a la encomienda de este repertorio a dos artistas que hoy se encuentran entre los principales estudiosos e intérpretes de la música barroca y prebarroca: el director de orquesta Federico Maria Sardelli y el director de escena Marco Bellussi, quienes propusieron para la actual temporada la ópera Catone en Utica (Catón en Útica) de Vivaldi que —al igual que Farnace, del mismo compositor— fue prohibida en Ferrara debido al juicio moral sobre las relaciones que tenía el llamado «cura rojo» con los cantantes que protagonizaban sus óperas. 

Catone in Utica es una de las últimas obras de Vivaldi, que se estrenó en el Teatro Filarmónico de Verona en 1737 y, aunque sólo han sobrevivido hasta nuestros días los Actos II y III, la obra está considerada entre las máximas composiciones de la madurez del compositor. Vivaldi murió apenas cuatro años después, en 1741, en Viena, en la más absoluta pobreza. 

La historia descrita en los versos del libretista y poeta cesáreo Pietro Metastasio se sitúa al despertar del punto de inflexión pompeyano que enfrentó a Giulio Cesare con Catone. Sin embargo, tal y como se representó ahora en Ferrara, la historia dista mucho de las cruentas batallas de Farsalo y Tapso: de hecho, en la puesta en escena del Teatro Abbado, la refinada y elegante escenografía sitúa la acción en una villa junto al mar, quizás en el retiro privado de Emilia, la viuda de Pompeo, figura central en el desarrollo de los dramáticos hechos musicalizados por Vivaldi. 

Lo contradictorio es el choque y la competencia entre Catone y Cesare, que se produce —por decisión de la dirección escénica—en un campo de juego mucho más civilizado, en el que emerge la debilidad del Uticense, que es incapaz de gestionar su propio declive político y físico. Las escenas elegantes de Matteo Paoletti Franzato, y los hermosos vestuarios de Elisa Cobello son una síntesis entre las referencias clásicas y contemporáneas, que se entrelazan con el devenir político. Eficaces, como siempre, estuvieron luces de Marco Cazzola y las videoproyecciones de Creative, que fueron muy sugerentes. 

Valeria Girardello (Marzia) y Arianna Vendittelli (Giulio Cesare) © Marco Caselli Nirmal

La parte incompleta de la partitura de Vivaldi (el Acto I, que está perdido) no dañó la comprensión de la trama que, por el contrario, entró inmediatamente en el centro del enfrentamiento entre Catone y Cesare. Lejos de querer reconstruir la ópera (lo que sería una operación de alto riesgo y no exenta de arbitrariedades), Bellussi y Sardelli prefirieron presentar la obra al público tal como existe, seguros de su fuerte carga expresiva.

La concertación de Sardelli, en el podio de la Orchestra Accademia Barroca dello Spirito Santo, resultó iluminadora: cuando este director se enfrenta a una partitura de Vivaldi, es como si estuviera poseído por el espíritu del «cura rojo»: una suerte de reencarnación artística que se traduce en una amalgama casi perfecta entre instrumentos y voces barrocas. 

Segura y eficaz fue la dirección escénica de Bellussi, quien cuidó mucho la actuación de los cantantes y los movimientos del grupo cuando el libreto exigía acción. Y, por otro lado, inventó imágenes fijas en poses plásticas y escultóricas cuando el canto de los personajes se hacía al unísono. En tal contexto se movieron los cantantes, muy preparados y especialistas en este repertorio: el tenor Valentino Buzza en el papel de Catone, además de la muy aclamada soprano Arianna Vendittelli (Cesare en travesti), así como la mezzosoprano Miriam Albano (Emilia), las contraltos Valeria Girardello (Marzia) y Chiara Brunello (Fulvio en travesti) y la soprano Valeria La Grotta (Arbace en travesti). En un teatro repleto, el público aplaudió calurosamente el exitoso y bien merecido espectáculo.

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