Concierto de compositoras con la OCBA

Itia Domínguez cantó las Cinco canciones de Alma Mahler

Marzo 3, 2022. El programa número 4 de la Primera Temporada 2022 de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes (OCBA), presentado en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas, se inscribió en el contexto del 8M (Día Internacional de la Mujer) y permitió a los asistentes apreciar obras de tres compositoras, dos de ellas mexicanas.

El concierto, bajo la batuta de Ludwig Carrasco, director artístico de la OCBA, se realizó con la participación de integrantes de Solistas Ensamble de Bellas Artes y entre sus atractivos podrían citarse dos estrenos, uno de ellos operístico.

Pese a estar la Ciudad de México a punto de pasar a verde en el semáforo de riesgo epidemiológico (lo que ocurriría al día siguiente, el viernes 4), esta presentación musical cumplió con algunas medidas sanitarias adoptadas durante la pandemia como el aforo reducido, la inhabilitación de hileras de butacas cercanas al escenario o el uso de cubrebocas obligatorio no sólo por parte del público asistente, sino también de los intérpretes participantes.

El programa dio inicio (y continuaría de corrido, sin pausa o intermedio) con Mandala de la compositora mexicana Ana Paola Santillán, una obra compuesta en ocasión del Festival de la Universidad de Toronto (Canadian Music Workshop) en 2011, del cual fue seleccionada. Mandala constituye una exploración de timbres y colores, creando no solo un efecto sonoro mántrico, hipnótico y meditativo, sino una perspectiva caleidoscópica a través de las cuerdas, que la OCBA trazó de forma viva y dinámica lo mismo cuando las voces coinciden en una apacible monodia que cuando se diversifican en un esplendor polifónico. 

Sobre esta pieza, como consta en las notas al programa firmadas por Juan Arturo Brennan, la compositora ha expresado: “Mandala está inspirada en las culturas tradicionales hindúes y budistas, en donde el arte sagrado frecuentemente toma la forma de una “mandala”. La palabra proviene del sánscrito y significa círculo sagrado, el cual simboliza unión, sanación, integración, el absoluto. Este simbolismo se encuentra configurado a través de un círculo con un punto central delimitado dentro de un cuadrado. La pieza representa el símbolo de una mandala por medio de la estructuración de cuatro secciones dentro de ella. Asimismo, los centros armónicos están basados en la rotación de intervalos de sexta menor al interior de la obra, en donde eventualmente retornarán al centro armónico de origen, representando así el círculo absoluto. De igual forma, dentro de la pieza encontraremos incorporada la escala “Purvi”, que es una de las diez escalas indostaníes encontradas en la música clásica del norte de la India y en donde su presencia es generalmente acompañada por un tanpura, instrumento de cuatro cuerdas, de carácter religioso, utilizado en los templos para cantar los mantras y que produce un colchón tonal constante. Finalmente, la obra incluye un instrumento solista (violín I), al ser también un elemento característico en la música indostaní, así como el uso de ragas y talas en algunas secciones de la obra, las cuales se presentan como una repetición constante de cierto patrón rítmico (tala) apoyado a su vez por una melodía o motivo breve (raga). Todos estos elementos musicales crean un estado de contemplación y misticismo, representando así el simbolismo de una mandala”.

Como segundo número del concierto, la mezzosoprano Itia Domínguez abordó el ciclo de Cinco canciones de Alma Mahler (Alma Schindler) con la orquestación de Maria Garnier, en lo que constituyó su estreno en México. La voz de la cantante, además de fluir por las piezas con una sólida articulación musical, lució gracias a un vuelo poético impulsado por la comprensión de la palabra, un fraseo apasionado y la atención a las sorpresas armónicas con las que la compositora construye su lenguaje.

“Die stille Stadt (“La ciudad silenciosa”), “In meines Vaters Garten” (“En el jardín de mi padre”), “Laue Sommernacht” (“Noche de verano templada”), “Bei dir is es traut” (“Contigo es triste”) e “Ich wandle unter Blume” (“Camino entre flores”) son las canciones que con poemas de Richard Dehmel, Otto Erich Hartleben, Gustav Falke, Rainer Maria Rilke y Heinrich Heine, respectivamente, configuraron el reto musical para Domínguez, pero a la vez la ocasión para desplegar su riqueza vocal e interpretativa.

Con un timbre dotado de belleza y delicada sensibilidad (que el cubrebocas no entorpeció, como probablemente sí lo hizo en lo referente a la toma de aire y al énfasis de consonantes), Itia Domínguez sumergió al público en una romántica ensoñación, la de ese cambio de siglo del XIX al XX, en donde se habita con vehemencia y algo de extrañeza, la oscuridad de la noche, la naturaleza cósmica y el trastorno sentimental que se produce ante el ser amado, más encima con ecos de compositores como Richard Wagner, Richard Strauss, Arnold Schoenberg o el propio Gustav Mahler.

Penélope Luna, Mauricio Esquivel y Emilio Carsi estrenaron Annette con la OCBA, bajo la dirección de Ludwig Carrasco

Como cierre del programa, la OCBA presentó el estreno mundial de la ópera Annette, Op. 51 de la compositora mexicana Sofía Cancino de Cuevas, en su 40 aniversario luctuoso. Para esta obra, ofrecida en versión de concierto, se contó con la presencia de la soprano Penélope Luna, el tenor Mauricio Esquivel y el bajo Emilio Carsi.

La interpretación de Annette (compuesta en 1945) sentó un hito histórico ya desde su programación, si se considera que es el primer estreno operístico en Bellas Artes de una compositora mexicana, quien pese a la escasa e imprecisa documentación biográfica de Sofía Cancino de Cuevas, alumna de Rafael J. Tello, Manuel M. Ponce y Julián Carrillo, puede afirmarse que se trata de la primera directora de orquesta mexicana y de la  primera mujer mexicana en componer una sinfonía.

Como compositora operística, Sofía Cancino de Cuevas es también autora de Gil González de Ávila (1937), Michoacana (1950) y Promesa de artista y palabra de rey (1952), títulos de los que no hay registro de que se hayan estrenado. 

Sobre el rescate y el estreno de Annette, méritos correspondientes al propio Ludwig Caarrasco, el director artístico de la OCBA consigna:

Annette, posiblemente la primera ópera de cámara de una compositora mexicana, es un breve episodio cómico con texto y música de Sofía Cancino de Cuevas para tres cantantes y acompañamiento orquestal. El proceso de recuperación de esta obra, que se lleva a cabo gracias a la colaboración del Fondo Musical Sofía Cancino de Cuevas, ha constado de varias partes. La primera de ellas, la consulta del archivo de la compositora, donde se encontró la partitura vocal de la obra, así como numerosos fragmentos y apuntes de la ópera. Allí mismo se localizó también una orquestación incompleta de la primera parte de la ópera, pensada para quinteto de cuerdas u orquesta de cuerdas, la cual serviría como base para entender el estilo buscado por la compositora y poder concluir el resto de la partitura. Finalmente, y con la finalidad de poder llevar a cabo este estreno mundial con la OCBA, realicé una edición moderna de la partitura vocal, así como de la partitura orquestal terminada, que es la que se escuchará en nuestro concierto de temporada”.

En efecto, se trata de una curiosa ópera bufa con texto original en francés y música de Sofía Cancino de Cuevas, cuyo argumento pone en el escenario el romance entre la bella e ingeniosa joven de diecinueve años de edad Annette y el torpe jardinero Jacques al servicio de Monsieur, un viejo adinerado tutor de Annette, quien no mira con los mejores ojos el amor de los muchachos ante la pobreza de su sirviente.

La trama de esta ópera mexicana, que no oculta influencias de títulos como La serva padrona, Don Pasquale o Il barbiere di Siviglia, es acompañada por música sin demasiado relieve dramático, plana aunque no por ello aburrida, más en sintonía con aires preclásicos (acaso posbarrocos), donde el mayor dinamismo proviene de la escritura para la voz protagónica, que tiene que hilvanar una escarpada coloratura preñada de agudos.

Justo en esos pasajes de lucimiento, Penélope Luna alcanzó sus mayores virtudes y fue cobijada con solvencia por las intervenciones de Esquivel y Carsi. Esta ópera de naturaleza ingenua y casi infantil ameritaría una puesta en escena donde la parte vocal y musical pueda ser vista: complementada por las actuaciones que se adivinan exageradas e hilarantes, como en tantos títulos del catálogo bufo que integran el repertorio.

La OCBA, bajo la batuta de su titular Ludwig Carrasco, realizaría otro concierto en torno al Día Internacional de la Mujer el jueves 10 de marzo. Para entonces contará con la presencia de la violinista azerbaiyana Nana Babayeva y el programa incluirá obras de las compositoras Amy Beach, Maddalena Lombardini Sirmen, Teresa Milanollo y María Teresa Prieto.

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