Der Rosenkavalier en São Paulo

Luisa Francesconi (Octavian/Mariandel), Hernán Iturralde (Ochs) y Carla Filipcic (Mrie Thérèse) en São Paulo © Stig de Lavor

Agosto 5 y 13, 2022. No estaba en mis planes volver a escribir sobre Der Rosenkavalier en tan poco tiempo: la vi en julio, en el Festival de Ópera de Múnich, y es una producción que está entre las más notables de mi vida operística. Sobre ella escribí un largo y detallado texto al respecto. Así que un análisis de la nueva producción que estuvo en cartelera en el Theatro Municipal de São Paulo entre el 5 y el 13 de agosto no cabe ni en mi espíritu ni en la paciencia de los lectores. Solo quiero enfocarme en un punto específico: el Octavian de la excelente mezzosoprano brasileña Luisa Francesconi y el travestismo en Der Rosenkavalier.

En su importante libro sobre las óperas de Richard Strauss, William Mann escribió que con la elección de una intérprete femenina para Octavian, los resultados musicales son maravillosos a lo largo de todas las escenas de la ópera.

Richard Strauss amaba la voz de soprano. En Der Rosenkavalier, del cuarteto principal, tres son sopranos: Sophie, Marie Thérèse (la Marschallin) y Octavian. La soprano elegida por Strauss para interpretar a Octavian en el estreno fue Eva von der Osten. Para darnos una idea del peso de su timbre, Mann señala que, tres años después, interpretó a Ariadne en la ópera de Strauss en Covent Garden, y luego Isolda, Kundry y Siegliende de Wagner. Lotte Lehmann, gran intérprete de Strauss, comenzó como Sophie, pasó por Marie Thérèse y terminó como Octavian. Hoy en día, Octavian suele ser interpretado por mezzosopranos, como es el caso de Francesconi. 

La combinación de voces femeninas, como bien observó Mann, creó un maravilloso resultado musical. En el Theatro Municipal de São Paulo, esto sucedió, sobre todo, en el primer acto, donde el Octavian de Francesconi cantó junto a la Marie Thérèse de la competente Carla Filipcic. Aunque la soprano argentina ya no tiene el brillo y la ligereza de voz que demostró en el 2018, cuando encantó al público paulista –¡y me incluyo! –, persistió su dominio del canto y un buen conocimiento del idioma alemán, así como su total implicación con el papel. Su interpretación fue profunda y conmovedora. Así que el primer acto fue, sin duda, el mejor, el más consistente, el más refinado de los tres.

Sin embargo, los principales momentos —en los que este maravilloso resultado musical debe saltar a los oídos— son la entrega de la rosa, en el segundo acto, y el trío, al final del tercero. Sin embargo, la magia musical tan esperada de la combinación de voces femeninas, lamentablemente, no se produjo en São Paulo. 

La Sophie de Lina Mendes actuó bien y con gracia escénica, pero vocalmente tuvo problemas. Hizo lo que pudo, pero este rol straussiano exige una gran madurez técnica. Hizo el legato, pero no supo cómo colocar la voz y emitió un sonido estridente e impreciso.

En Strauss todavía hay un elemento más: Mariandel es una supuesta camarera, una humilde campesina, mientras que Octavian es un noble. No hablan el mismo alemán, Mariandel habla un dialecto rústico, y eso no quiere decir que el intérprete tenga que cantar algún alemán equivocado. Al contrario: necesita aprender este otro idioma, esta otra pronunciación.

Desde la producción del 2018 de Der Rosenkavalier en el mismo teatro paulista, la excelente Mariandel de Francesconi ha llamado la atención y ganado protagonismo. Cantante seria, Francesconi estudió, buscó una buena formación, aprendió el dialecto de Mariandel y lo interpretó con maestría. Por supuesto, de poco habría servido la perfecta pronunciación y canto sin la brillante inventiva escénica, divertida y de buen gusto que nos ofreció la dirección escénica de Pablo Maritano.

Especialista en personajes travestidos en la ópera, tema que incluso fue objeto de su tesis de maestría, Francesconi se preocupa por tener un comportamiento masculino como el de Octavian, por caminar y sentarse como un hombre. También en el color de su canto hay un fuerte componente masculino. Al igual que Mariandel, es una mujer algo desgarbada, muy parecida a una adolescente travesti, pero sin caer en una caricatura de mal gusto. 

Fueron muy buenas las escenas entre la Mariandel de Francesconi y el Barón Ochs del bajo-barítono Hernán Iturralde, que es genial como actor y como cantante (y si fuera bajo profundo y tuviera las notas graves escritas en la partitura, estaría cerca de un Ochs ideal). 

No sólo por esta magia musical, sino también por la fluidez del espectáculo, es fundamental una buena participacion de la orquesta. Y estuvo bastante bien, con un rico colorido orquestal, el trabajo musical dirigido por Roberto Minczuk, especialmente el día 13 de agosto. 

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