Der Schatzgräber en Berlín

Escena de la producción de Christof Loy de Der Schatzgräber en la Deutsche Oper de Berlín © Monika Rittershaus

Junio 4, 2022. Deutsche Oper. Libremente traducida como “El buscador de tesoros” de Franz Schreker, esta es una obra típica (si es que hay algo típico de esa época semi perdida) de los últimos años de la Primera Guerra Mundial, que tiene mucho en común con otra obra que trata el mismo tema: la fertilidad. La obra es Die Frau ohne Schatten (La mujer sin sombra) de Richard Strauss. 

¡Qué interesante que Schreker (hoy por la mayor parte un compositor desconocido) haya sido en su momento un rival de Strauss y sus obras fueran tan populares como las de aquel. Schreker, al contrario de Strauss, tiene la distinción de haber sido incluido en el grupo de músicos “degenerados” (Entartete Musik), una de las muchas estupideces culturales de los nazis. Para aquellos con espíritu de aventura, esta es una obra excelente para comenzar un viaje de descubrimientos sonoros únicos por su orquestación y originalidad. Si al lector le gusta el lenguaje de Strauss, aquí se encontrará no solo a gusto sino sorprendido por la calidad y la belleza sonora del mundo de Schreker. 

El libreto, también escrito por el compositor, trata de las joyas de la Reina, que han sido robadas. Esto la ha convertido en una mujer estéril y desinteresada en el sexo. Si solo se encontrara alguna persona que pudiera rescatarlas, el Rey lo premiaría con la mano de cualquier mujer que esta persona deseara. En la complicada trama figura la joven y bella Els, que es la hija del tabernero y quien está por casarse con un noble rico. Els demanda que el noble le consiga una joya a travás del joyero Luck y a la vez exige al joven Albi, quien la ama perdidamente, que asesine al noble, algo que ya ha hecho en dos ocasiones. Els sueña que un día aparecerá un príncipe que la llevará a su castillo. Un dia Els (que sabe que las joyas son de la Reina) se encuentra con un cuentista que canta baladas acompañado por un laúd y le muestra la joya que ella había deseado del noble. 

Es una historia complicada que culmina con el cantor de baladas (llamado Elis) siendo culpado por el asesinato del noble prometido a Els. El Tonto de la corte se da cuenta que el cuentista no es otro que la persona indicada para salvar a la reina, pero cuando Elis encuentra las joyas se descubre que Els es la culpable. En ese momento el Tonto exige al Rey que cumpla su promesa y le otorgue la mano de Els, de quien está enamorado. El Rey accede pero luego de un año el Tonto no puede hacerla feliz dada su enorme culpa. Reaparece el cuentista Elis, quien comienza a cantar acerca de Els y Elis, y así Els pasa al sueño eterno mientras Elis desaparece tan repentinamente como habia aparecido.

Daniel Johansson (Elis) y Elisabet Strid (Els) en la Deutsche Oper © Monica Rittershaus

La Primera Guerra Mundial aniquiló una generación de jovenes brillantes y terminó con el Imperio Austro-Húngaro y el orden de las naciones en Europa. Así como Strauss y Hugo von Hofmannstahl crearon una obra fantaseando acerca de una nueva generación que nacería del desastre, Schreker fantaseó con las joyas perdidas (la generación perdida y la infertilidad de la Reina). Hay varias tramas, entre ellas el amor no correspondido: por ejemplo, Els con Albi, a quien abusa, y el Tonto y la Corte, que no sabe cómo reaccionar frente a los cambios sociales (las joyas perdidas). 

Tampoco es una obra fácil de presentar y Christof Loy ha transportado la acción a un espacio grande que hace las veces de palacio y taberna, pero al hacerlo confunde la acción ya de por sí complicada. Tampoco es una obra fácil para los cantantes, pero la Deutsche Oper ha encontrado unos excelentes intérpretes. Daniel Johansson es un tenor dramático en el molde de los tenores straussianos, con un registro agudo cruel, pero triunfó como Elis con una voz de buena técnica y color. La joven Elisabet Strid reveló un registro lírico tendiendo a spinto con agudos fáciles y su Els fue una figura que provocó pocas simpatias. En cambio, el Tonto encarnado por Michaele Laurenz resultó no solo simpático sino tambien muy bien cantado. Fue un elenco de muchos cantantes, todos los cuales actuaron y cantaron muy bien. Marc Albrecht dirigió la bellísima partitura con una orquesta que lo siguió en cada detalle, con fraseo y sonido de gran nivel. Un espectáculo modelo.

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