Doktor Faust en Florencia

Escena de Doktor Faust de Busoni en Florencia, protagonizada por Dietrich Heneschel © Michele Monasta

Febrero 11, 2023. La temporada de ópera florentina incluyó en su programación un título muy poco representado, tanto en Italia como en el extranjero: Doktor Faust de Ferruccio Busoni, ya propuesto en la capital toscana un par de veces, dentro de la programación del Maggio Musicale Fiorentino (en 1942 y 1964), siempre interesado en el redescubrimiento y puesta en valor de obras obsoletas o descuidadas. 

La larga parábola creativa comprometió durante doce años al compositor que murió sin poder completar la partitura: los primeros rastros de su interés por el tema datan de 1910, que lo ocupó cada vez más constantemente en los años siguientes. Atormentado por dudas, Busoni trabajó lentamente en la obra que luego legó a su alumno y colaborador Philipp Jarnach para que la completara. Las numerosas influencias, derivadas tanto de los antiguos espectáculos de títeres alemanes como del drama de finales del siglo XVI de Christopher Marlowe y, en algunos casos, también del famoso texto de Johann Wolfgang von Goethe, ayudaron a inspirar a Busoni con adiciones personales de carácter simbólico, elementos originales y modernos. 

El libreto, elaborado por el propio autor, goza de cierta libertad estilística y narrativa que permite la invención y la experimentación. En Florencia, el trabajo conjunto de los trabajadores, los solistas y el personal de escena dio vida a una operación exitosa y atractiva para el público que acudió de todas partes. Desde el podio, Cornelius Meister preparó una lectura intensa, capaz de captar el multiforme lenguaje busoniano y, al mismo tiempo, dar continuidad a la interpretación en el desentrañamiento de formas, siempre enriquecida por la variedad de invenciones armónicas y tímbricas. La orquesta Maggio Musicale Fiorentino respondió con diligencia y participación a las solicitudes del director, mientras que el Coro, preparado por Lorenzo Fratini, se mostró estilísticamente correcto. 

La puesta en escena, diseñada por Davide Livermore, en colaboración con Giò Forma en los decorados, Mariana Fracasso en el vestuario, Fiammetta Baldiserri en las luces y D-Wok en el diseño de video, destacó las importantes implicaciones psicológicas en el bosque de ilusiones y desilusiones que caracterizan tanto al protagonista como al propio compositor. La escena, desnuda, pero iluminada por acertadas proyecciones, evocó eficazmente, a través de referencias iconográficas, invenciones videográficas y otras invenciones escenográficas, los acontecimientos y giros trazados por el libreto y la partitura. 

El elenco vocal fue bastante homogéneo, aunque aquejado por algunas dificultades en la interpretación general de la partitura. El veterano Dietrich Heneschel interpretó al Doktor Faust, un papel ya muy concurrido en el pasado, con apreciable habilidad escénica y eficaz fraseo pero con algunos límites vocales, en cuanto a volumen y la zona aguda. Sin embargo, su facilidad de interpretación es tal que hace plena justicia a las muchas facetas psicológicas y la intensa expresividad requerida. 

Por otro lado, Daniel Brenna manejó el papel de Mephistopheles con gran dificultad, pues de hecho es decididamente complejo y vocalmente inejecutable a veces, y luchó constantemente con la escritura impermeable y torpe concebida para el papel del demonio. Muy interesante, por el contrario, la actuación de Olga Bezsmertna quien interpretó a Herzogin von Parma con suficiente convicción y válido perfil de canto, demostrando valiosas intenciones expresivas y actorales. 

De Todos los demás artistas comprimarios, vale la pena mencionar al bajo Wilhelm Schinghammer (Wagner y Der Zeremonienmeister), y el tenor Joseph Dahdah (Der Herzog von Parma y Soldat). El éxito final fue excelente, con una calurosa acogida del numeroso y atento público florentino.

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