El caso Makrópulos en Berlín

Escena de El caso Makrópulos en Berlín © Monika Rittershaus

Enero 29, 2023. La histórica y recientemente renovada sala de la Staatsoper de Berlín sobre la avenida Unter den Linden (nombre mítico en el ámbito de la música clásica y tal vez no sólo en él) prosigue su actividad mientras espera la sustitución de su director artístico, Daniel Barenboim, quien ha hecho efectiva su renuncia dos días después de este espectáculo. La reposición de El caso Makrópulos (Věc Makropulos) es siempre buena noticia porque últimamente, en varios países, la producción de su gigantesco autor, Leoš Janáček parece de nuevo retrotraída a la época en que solo se conocía y aceptaba su Jenůfa. No es el caso aquí, aunque en una función “familiar” vespertina el teatro distaba de estar lleno. Ciertamente, no había ningún “nombre” (de esos que luego cancelan o si no hacen que uno se pregunte a qué se debe su fama), pero sí un trabajo de equipo que es el primer elemento necesario para que esta ópera triunfe. 

Ciertamente hace falta una protagonista carismática, y yo no usaría esta palabra para Rachel Harnisch, quien de todos modos se encuentra más cómoda en este repertorio y, muy preparada, ofreció una buena actuación. El director de orquesta, tan aplaudido como ella, era para mí un desconocido: Finnegan Downie Dear, joven y talentoso porque dirigir a la Staatskapelle de Berlín no es algo de tomar a la ligera. El maestro concertó muy bien y dio una más que correcta lectura de la punzante música de Janáček. 

La producción lleva la firma de Claus Guth, a quien este tipo de obras le suelen salir bien y, por suerte, no fue ésta la excepción. Un escenario partido en dos que se desliza hasta a ser a veces uno, una atmósfera crepuscular y un buen trabajo sobre los personajes —y no únicamente sobre la protagonista— logró comunicar (con la presencia de la niña que fue E.M. y la anciana que en realidad es Emilia Marty) esta meditación sobre la vanidad e inutilidad de la aspiración a la eternidad. 

De todo el elenco destacó en primer lugar Bo Skovhus en el papel del antagonista de E.M., Prus, y también estuvieron convicentes Nicky Spence (un Gregor algo estridente por momentos), Stephan Rügamer (como Vitek”, Natalia Skrycka (su hija Cristina), Magnus Dietrich (Janek, hijo de Prus), y los demás. 

Una palabra especial para el siempre agradecido papel de Hauk-Šendorf, el característico Jan Ježek. La obra se dio sin pausas y obtuvo buen aplauso al finalizar.

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