El Mesías en Catania

El Mesías en el Teatro Massimo «Bellini» de Catania © Giacomo Orlando

Abril 7 y 8 del 2023. La temporada de conciertos del Teatro Massimo «Bellini» de Catania, la antigua ciudad portuaria situada en la costa este de la isla de Sicilia, Italia, ofreció, en dos días consecutivos, y con motivo de la la Semana Santa, la que se considera como la obra maestra absoluta de la música sacra, El Mesías de Georg Friedrich Händel, un oratorio en tres partes para solistas, coro y orquesta. En esta ocasión, los solistas fueron el tenor Pietro Adaini, la soprano Elisa Verzier, la mezzosoprano Ilaria Ribezzi y el barítono Cristian Senn; en el podio para dirigir la orquesta y el coro del Teatro Massimo Bellini estuvo Marcus Bosch, quien se caracterizó por realizar una dirección decididamente clara e intuitiva, y con un gusto estilístico muy acertado, sin descuidar en ningún momento la importancia de la parte vocal, siempre sostenida y apoyada, y nunca cubierta, por lo que se puede hablar de un resultado general compacto y rico de matices. Los cuatro solistas estuvieron muy atentos a sus indicaciones. 

Pietro Adaini, con una voz suave y luminosa, supo extraer lo mejor de su parte haciendo que sus coloraturas estuvieran muy precisas. La misma técnica virtuosa fue utilizada por el compositor para la voz del bajo, que aquí interpretó el barítono chileno Christian Senn, siempre capaz de superar todos los obstáculos gracias a una voz bien manejada, segura y de hermosos colores. 

La parte que va desde los larghetti hasta los difíciles prestissimi, no supuso ninguna dificultad para la voz bruñida y al mismo tiempo dúctil de la mezzosoprano Ilaria Ribezzi, quien no temió a asumir las dificultades de la composición, mostrando cualidades expresivas. Por último, Elisa Verzier, se mostró muy elegante, precisa y con buen fraseo, abordando oportunamente la coloratura en su aria ‘Rejoice greatly, O daughter of Zion’. 

Sobresaliente estuvo la participación del coro, que supo alternar con buen resultado, los momentos de pianissimo con las secciones de fortissimo, demostrando atención a las intenciones del compositor. El clímax se alcanzó con la parte más celebre, el ¡Aleluya!, a la que el cálido público no pudo sustraer, iniciando un largo aplauso. Su repetición como bis hizo que la velada concluyera con mucho entusiasmo por parte de todos.

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