Jornada lírica en Xalapa

Nahúm Saénz y Marcela Robles cantaron una escena de Turandot

Xalapa, Veracruz. Una vez dada la presentación de los galardonados en el Concurso Nacional de Canto “María Katzarava”, es menester analizar algunos contornos propios del acontecimiento, partiendo desde la charla previa al concierto, en que Cristina Nakad y Diana Mata (1er y 2o lugares en el certamen de referencia) comentaron al público algunos pormenores propios de su profesión y la necesidad de un mayor número de eventos de semejante naturaleza. El detalle interesante en el Concurso citado es que no se impuso límite de edad a los participantes.

Minutos más tarde y sobre el escenario de la sala Tlaqná, Enrique Patrón de Rueda y la Orquesta Sinfónica de Xalapa procedieron al respaldo instrumental para una jornada lírica en que la artillería canora se vio dominada por el género femenino, con apenas dos varones en escena: el barítono Luis Felipe Losada y el tenor Nahúm Sáenz, quienes aportaron su talento para la recreación del aria del Toréador de Carmen, el primero, y el segundo como el Príncipe desconocido de Turandot, al lado de la soprano Marcela Robles, misma que se erigió como la sorpresa de la noche.

El abanico de creatividad —eminentemente romanticista, dada la ubicación cronológica de los creadores— dio inicio con Marcela, quien al instante definió ante el público su imponente categoría como soprano de alcances dramáticos mediante una romanza de Un ballo in maschera de Verdi. Siguieron Liliana Aguilasocho con el canto rossiniano procedente de Semiramide, el barítono Losada, y Clara Trujeque con ‘Caro nome’ de Rigoletto. Correspondió a Elizabeth Juárez la recreación de ‘Un bel dì vedremo’ de Madama Butterfly, seguramente una de las arias más desgarradoras y emotivas creadas por autor alguno.

Aria de Robert le diable con Cristina Nakad

Vendrían enseguida Cristina Nakad con una romanza de Robert le diable de Meyerbeer, Diana Mata con la escena de la pócima de Roméo et Juliette de Gounod, y Trujeque con un momento procedente de Manon Lescaut de Puccini. Por su parte, Nakad recreó la conmovedora romanza ‘Si, mi chiamano Mimì’ de La bohème, Luz Valeria Viveros con Linda di Chamounix y Mata regresó para entonar el aria de Micaëla de Carmen. En continuidad, se presentaron las sopranos Mariana Echeverría con la célebre ‘Ritorna vincitor’ de Aida de, Aguilasocho con ‘Sempre libera’ de La traviata y Karen Sierra con el aria del sacrificio de Liù.

La añeja observación en el sentido de que el volumen de la caja torácica en una cantante es indicativo de su potencia vocal —prosa no aplicable como regla general—, sí parece ser el caso de Marcela Robles, robusta joven cuya tesitura le permitió recrear una sobrecogedora ‘In questa reggia’ de Turandot, quizá la escena de mayor exigencia en el repertorio italiano para soprano. Al momento de enunciar el primer estremecedor agudo (“Quel grido e quella morte”), quedó en claro su formidable potencial, sorprendente claridad en el fraseo y una notable concentración dramática que le permitió revivir los arrebatos emotivos de la princesa china, torturada por el asesinato de su abuela a manos de un extranjero.

Hábilmente, Marcela se dejó llevar por la ondulante orquestación al cantar “Mai nessun m’avrà”, previo al despliegue de la feroz agresividad que la escena exige para enunciar “Gli enigmi sono tre, la morte è una!” Su prodigioso volumen le permitió rebasar nítidamente la densa orquestación, en una escena para la que Puccini desata toda la masa orquestal, aunque ello no resultó del todo favorable al tenor Sáenz, quien complementó con su presencia y canto el final de la escena con la respuesta de Calaf a Turandot: “Gli enigmi sono tre, una è la vita!”

Clara Trujeque interpretó ‘Caro nome’

No está muy a la mano del aficionado veracruzano la posibilidad de apreciar el desempeño de una soprano dramático, de modo que nos queda la inquietud por observar la posible repetición de Marcela Robles en roles apropiados a su cuerda vocal, en un futuro quizá no lejano. ¿Una Isolde wagneriana? ¿La inmolación de Brünnhilde? ¿Salomé de Strauss?

Al cerrar la única mezzosoprano, Teresa Fuentes, con dos escenas (Werther de Massenet y El barquillero de Ruperto Chapí) quedó de manifiesto que cada una de las voces premiadas cumplió con las exigencias propias de una competencia intensa y nutrida en talento. De ello fue testimonio elocuente el resultado altamente satisfactorio de esta jornada lírica.

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