La bohème en Valencia

Escena del Café Momus del Acto II de La bohème en Valencia © Miguel Lorenzo

Diciembre 19, 2022. Con un lleno completo de público y mucho éxito volvió el afortunado espectáculo de Davide Livermore que empieza a ser un clásico y mostrar alguna arruga (el cuadro del Café Momus, con tanto equilibrista y bailarín, por ejemplo). Uno querría saber por qué los personajes de Alcindoro y Benoit fueron encomendados a un tenor (Jorge Rodríguez Norton) antes que a un bajo, pero bueno… 

La dirección de James Gaffigan, actual titular musical del Palau de les Arts, fue quizás el punto más discutible. Poca emoción, volumen a veces excesivo aunque la orquesta volvió a lucirse y también los coros de adultos y de niños, que salieron a agradecer al llegar la primera pausa junto con los principales comprimarios. Entre estos había muchos procedentes del Centro de Perfeccionamiento que puede exhibir hoy un logro como el de Mattia Olivieri en el papel de Marcelo, en el que estuvo tan fenomenal como en su anterior Schaunard en la misma producción. La voz sigue creciendo, corre, es bella, y la expresividad de fraseo y actuación es más que notable.

Saimir Pirgu como Rodolfo hizo lo que para mí ha sido su mejor y más completo papel de todos los que le he visto: agudo seguro y con brillo (el resto de la voz algo menos, pero siempre suficiente, y algunas medias voces realmente buenas) y mayor participación escénica que la habitual. Excelente Federica Lombardi que, pese a su talla, encarnó una delicada Mimì segura y emocionada (tal vez mejor en el racconto del primer acto que en la despedida del tercero). Brillante por todo concepto la Musetta de buena voz, mejor canto y figura ideal de Marina Monzó, que la convirtió en algo mucho mayor que la interpretación del célebre vals. 

La química entre las dos parejas fue además magnífica, así como las relaciones entre el cuarteto de bohemios en los que Damián del Castillo fue un buen Schaunard y Manuel Fuentes un sonoro Colline (es muy joven) que tendrá que cuidar la articulación de varios momentos de su texto aunque el mejor fue precisamente ‘Vecchia zimarra’, muy bien cantado pero tal vez falto de soltura.

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