La Cenerentola en Novara

Escena de La Cenerentola en el Teatro Coccia de Novara © Mario Finotti

Enero 23, 2022. “La historia de la tarde en el Teatro Coccia”, es como se podría resumir en pocas palabras: ¡un espectáculo de verdadera belleza con música y dirección de voces! El espectáculo llamó la atención porque, manteniendo su carácter tradicional, lució casi como nuevo, donde se puso en gran protagonismo la teatralidad de la interpretación y la narrativa fluyó entre los diferentes cambios de escenario, vestuario apropiado y escenografías de fabulas y cuentos de hadas. La dirección de la joven y muy hábil Teresa Gargano fue dinámica y atenta a cada detalle: ¡se percibió que todo fue pensado con el objetivo de divertir y suavizar! 

Una producción digna también por las escenografías escénicas realizadas con simple eficacia, y en algunos casos diría intuición, que fueron creadas por Sormani y Cardaropoli, donde encajaron bien los vestuarios clásicos confeccionados por Arrigo Costumi. La Orquesta Filarmónica Italiana fue dirigida por el magistral Antonino Fogliani. Desde la magnífica obertura se pudo percibir la destreza tanto de la orquesta como del director que con maestría acompañó al público a pasar unas horas en un mundo de musica sonriente y amabilidad de encuentro, también divertido por la dulzura del sonido del piano interpretado por Nicola Pascoli. Además, la dirección del Colsper Choir fue encomendado a la habilidosa Francesca Tosi quien, en sintonía con la dirección, ha realizado un excelente trabajo de vocalización y presencia actoral de los coristas. 

Al hablar de ópera, inevitablemente pasamos a contar lo que hemos oído y escuchado. Por lo tanto, se habla de voces y en este caso me atrevería a decir que nadie ha traicionado las expectativas; casi todos jóvenes que en su debut recibieron tantos aplausos como para consolidarse entre los buenos cantantes. La voz más conocida fue la del bajo-barítono Simone Alberghini, ciertamente no nuevo en los roles rossinianos, quien con maestría rindió con eficacia este Don Magnifico soberbiamente autoritario con los débiles y decididamente obsequioso”con los poderosos. 

Las dos medias hermanas: Tisbe de Caterina Dellaere, y Clorinda de María Eleonora Caminada fueron vocalmente buenas e igualmente efectivas como actrices que en sus roles relevantes de la historia condujeron con brillantez y vivacidad. Francesco Leone, joven bajo de Cagliari, plasmó bien la figura de Alidoro, con una voz joven pero profunda y con aire seguro de forma escénica. Dandini, el camarero que se presta al gag de cambiar personajes con el príncipe para probar la bondad de los sentimientos de las pretendientes, es igual una figura brillante y cómica, y el barítono mexicano Emmanuel Franco supo entretener de manera excelente, casi con atrevimiento y sin escatimar en la voz una emisión calibrada en tonalidad e ironía. Don Ramiro tuvo a Chuan Wang, quien hizo el personaje del príncipe con hermosos colores y agudos confiados. 

Angelina, la protagonista, fue interpretada por la debutante Mara Gaudenzi (por causa del destino en los días de San Gaudenzio, patrón de Novara) que realmente sorprendió favorablemente a un público atento y en gran medida experto. Gaudenzi apareció en el escenario del Coccia con la confianza de los cantantes experimentdos, logrando expresar el papel de contralto sin fallas, incluso con consejos de excelente nivel; en fin, ¡un gran descubrimiento! La agilidad, los colores y las reminiscencias del barbero de Rossini aparecieron con brillante vivacidad en muchos momentos de la obra. Si un sentimiento colectivo debe reservarse tanto para la producción como para la realización real, solo puede ser un sentimiento de apreciación, también compartido con una parte experta del público.

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