L’allegro, il penseroso ed il moderato en Joliette

William Christie y Les Arts Florissants en el Festival de Lanaudière © Agence BigJaw

Julio 30, 2022. Uno de los platos fuertes de la edición 2022 del festival estival canadiense de Lanadière fue el esperado debut de la talentosa agrupación musical francesa especializada en música barroca: Les Arts Florissants, dirigida por su célebre director-fundador, el americano William Christie. La obra elegida para la ocasión fue la gran “oda pastoral”, injustamente poco ejecutada L’allegro, il penseroso ed il moderato de Georg Friedrich Händel, una obra a medio camino entre la serenata, la cantata y el oratorio, dividida en tres partes sobre poemas de John Milton y libreto de Charles Jennens y James Harris. 

Se trata de un debate imaginario entre personajes alegóricos: L’allegro (el hombre alegre) e Il penseroso (el hombre pensativo) reflejan los principales estados de ánimo entre los que oscilan los seres humanos. Mientras que Il moderato (el hombre moderado) aboga por el triunfo de la razón o la sabiduría sobre los sentimientos, y de la importancia de no que dejarse guiar únicamente por la melancolía. 

En el apartado vocal, la representación estuvo perfectamente servida por unos solistas que rivalizaron a cuál mejor. Celebradísima, la soprano escocesa Rachel Redmond lució una voz de rico timbre, perfecta articulación y sólida técnica que alcanzó su zénit vocal en el aria ‘Sweet bird, that shun’st the noise of Folly’, donde rivalizó en virtuosismo con la flauta en los elogios que “el pensativo” le hace al pájaro matutino.

Dio gran réplica el bajo serbio Sreten Manojlovic, quien en los concertantes con la trompa hizo gala de unos recursos vocales de apabullante calidad que dejaron ganas de más canto. No le fue en zaga el tenor inglés Nicholas Scott, quien alardeó de una cálida voz de tenor de gran clase, homogénea y bien proyectada, y supo sacar buen partido de la comicidad de su ‘And laughter, holding both his sides’, para arrancar risas por doquier del público asistente. 

Completó el elenco el extrovertido niño Anthony Ormsby, miembro del coro de la agrupación Les Petits Chanteurs de Montreal, quien se metió al público en el bolsillo tanto por su bonita y musical voz de soprano, como por su afinación en los saltos y por un desparpajo escénico que concentró todas las miradas en cada una de sus intervenciones. 

Al coro se le escuchó perfectamente preparado, afinadísimo y dúctil. En lo estrictamente musical, con buen pulso y perfecto conocimiento de la partitura, William Christie ofreció una lectura rebosante de energía, de sonido siempre colorido y matizado, que destacó por su naturalidad y frescura y su búsqueda constante por expresar el carácter explicativo de la obra. El público ovacionó a todos y cada uno de los intérpretes, convirtiendo esta presentación de la agrupación francesa en una auténtica fiesta.

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