?? Le nozze in villa en Bérgamo

[cmsmasters_row data_color=»default» data_bot_style=»default» data_top_style=»default» data_padding_right=»5″ data_padding_left=»5″ data_width=»fullwidth»][cmsmasters_column data_width=»1/1″][cmsmasters_text]

Escena inicial de Le nozze in villa © Gianfranco Rota

Noviembre 22, 2020. Le nozze in villa solo puede esperar cabida en este espacio u otro similar. Pertenece al periodo más temprano y claramente a la etapa de aprendizaje de Donizetti: es su cuarta ópera y la segunda en dos actos, pero con respecto al inmaduro Enrico di Borgogna representa un claro retroceso. Impersonal, rossiniano de alguna manera, es lo que viene primero a la mente. Después, claro, agradable, simpático, ópera bufa absolutamente menor típica de su tiempo. Otro streaming que lleva el sello de la Dynamic.

El director de escena Davide Marranchelli ha intentado por todos los medios dar agilidad a la archiconocida trama de la hija cuyo padre la quiere casar por fuerza con un maestro pedante. Y así, durante la obertura asistimos a una sesión de fotografías para las bodas, absolutamente fuera de la trama, algunos de cuyos personajes se quedan como figurantes durante toda la ópera. 

Hubo algún momento divertido, como la entrada del verdadero enamorado romántico en atuendo de playa y la de una secundaria que tiene pocas frases pero que se contonea con un vestido ajustado en busca de marido. Todo tiene un aire un poco redicho, incluso la intervención de Stefano Montanari (adecuado director de orquesta, que esta vez no es la del Teatro, y que sonó discretamente). Las breves participaciones del coro (siempre preparado por Fabio Tartari) fueron correctas. El quinteto faltante de la partitura (no autógrafa) fue realizado para esta edición por Elio y Rocco Tanica con la participación de Enrico Melozzi. 

Hubo voces conocidas y algunas nuevas, al menos para mí. En el primer caso, Fabio Capitanucci, en su nueva carrera como bajo bufo, ofreció una muy buena prestación histriónica y vocal. Como la abuela Anastasia, apareció una hoy veterana Manuela Custer, siempre buena cantante y actriz. El otro bufo (pero menos) es un bajo al que me gustaría oír en vivo porque tengo dudas sobre su volumen y proyección, pero este Omar Montanari parece cantante interesante y consumado actor.

La pareja protagonista se conformó por la mezzo (papel tipo del de las ‘contraltino’ de Rossini) Gaia Petrone y el tenor Giorgio Misseri. Ella parece destinada a una brillante carrera: es joven, graciosa, tiene buena voz, desparpajo y una técnica correcta (aunque no irreprochable). Él es sin duda una voz de tenor rossiniano, de las de timbre no muy agraciado; canta bien, aunque en el paso al agudo la voz se hace dura y algún sobreagudo (en su segunda aria) denotó esfuerzo. 

La obra ha cumplido 200 años y supongo que si vuelve a aparecer alguna vez será dentro de otros dos siglos.

[/cmsmasters_text][/cmsmasters_column][/cmsmasters_row]

Compartir: