Les arts florissants en el Centro Cultural del Bosque

El Coro de Madrigalistas del INBA y el ensamble Antiqva Metropoli presentaron Les arts florissants, de Marc-Antoine Charpentier

Mayo 28, 2023. Uno de los más célebres y prestigiosos ensambles especializados en música de los periodos barroco y clásico fue fundado por William Christie en 1979. Les arts florissants (Las artes florecientes) toma el nombre (y eso no todo el involucrado con la lírica lo sabe) de la ópera homónima del francés Marc-Antoine Charpentier (1643-1704), compuesta en 1685. Más improbable resulta el haber presenciado ese título en vivo, porque sin duda es una rareza en la programación clásica.

En ello consistió el mérito primario del Coro de Madrigalistas al presentar, como parte de su Segunda Temporada 2023, dos funciones de esta ópera semi-escenificada con danza los pasados 26 y 28 de mayo en el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque, de la mano de su director artístico Carlos Aransay. Ponerla al alcance del público de la Ciudad de México resultó muy apreciable, no solo por salirse del repertorio más trillado, sino en específico por elegir esta ópera alegórica de sutil y elegante belleza artística.

Otro aspecto feliz de estas funciones, sin lugar a dudas, fue el esfuerzo estilístico para interpretarlas. La participación del ensamble Antiqvua Metropoli (que dirige Juan Luis Matuz) contribuyó a una aproximación convincente al periodo y a la imagen sonora propia de esta ópera en cinco escenas (también descrita por Charpentier como idylle en musique), cuyo autor del libreto y sitio de estreno original se desconocen. 

No se trató de partir una orquesta de repertorio romántico, agregarle algún instrumento de época e intentar apegarse a la sonoridad buscada, como suelen hacerlo numerosos intentos de repertorio antiguo por estos lares, sino de contar con músicos que, mal que mal, se especializan en este tipo de música. El peso, el trazo del sonido, su ritmo y brillante gracilidad, recursos expresivos inherentes a la obra y a aquellos años pos-renacentistas estuvieron presentes a través de ocho instrumentistas. 

Y a la música —que como Prólogo abrió con Bruit de guerre (Gritos de guerra), de Dardanus de Jean Philippe Rameau y Publions en tous lieux (Loa al Rey Sol), de Isis de Jean-Baptiste Lully— se sumó una adecuada intención vocal del Coro de Madrigalistas, del que también se desprendieron algunas voces solistas.

Entre ellas, destacaron la de la mezzosoprano Julieta Beas como La Arquitectura y la de la soprano Akemi Endo como La Poesía. Ambas intérpretes brindaron cantos melódicos y transparentes que hilvanaron con grato tejido parte de las acciones en las que las artes intervienen para que la paz se imponga a la discordia.

El resto del elenco (que se integró de manera parcialmente distinta en ambas funciones) incluyó las voces de Marlene Palomares (La Fortuna); Cynthia Sánchez y Alejandra Cadenas (La Música); Eduardo Díaz Cerón y Nurani Huet (La Pintura); Vladimir Rueda (La Discordia); Karla Muñoz y Guadalupe Jiménez (La Paz); así como la del bajo Daniel Cervantes (un Guerrero).

Júpiter y estos mismos personajes tuvieron su representación dancística, como parte de su naturaleza multidisciplinaria y de la puesta semi-escenificada de Patricia Marín y Leonardo Beltrán, producida por Rogelio Marín. La compañía Danza Visual dio plasticidad y un pausado dinamismo a la escena con Cynthia Hamm (Júpiter/La Paz); Fernanda Estrello (La Música); Tlathui Maza (La Arquitectura/Guerrero); Anivdelab Ponce (La Pintura); Cecilia Sánchez (La poesía); y Espartaco Martínez (La Discordia).

Con la presentación de Les arts florissants H.487, Madrigalistas y el maestro Aransay lograron dos fechas referenciales de música y buen gusto en el quehacer operístico nacional de nuestros tiempos, pero sobre todo evocaron ese principio lírico donde las artes y sus recursos expresivos aspiran a un mundo de humanismo acaso más habitable del que nos rodea en la realidad cotidiana. Algo vigente y súper actual.

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