Les contes d’Hoffmann en Valencia

John Osborn en Les contes d’Hoffmann en Valencia © Miguel Lorenzo y Mikel Ponce

Enero 31, 2022. Esta ópera de Jacques Offenbach aparece por suerte con cierta frecuencia y en versiones interesantes. En el Palau de les Arts hubo una puesta en escena procedente de Dresde, firmada por Johannes Erath, que funciona muy bien, detalles aparte (es una obra tan difícil que no hay por qué empecinarse en encontrarle defectos cuando el conjunto es más que aceptable). 

La dirección de Marc Minkowski de una partitura que conoce y ama al frente de la notable orquesta del Teatro fue extraordinaria y en mi recuerdo ahora más enérgica y vital que hace años en la salle Pleyel de París. Se usó la edición crítica de Michael Kaye y Jean-Christophe Keck, que es la más completa y coherente que se pueda dar hoy pese a que deban arrinconarse o sustituirse momentos que todos conocemos y amamos.

Alex Esposito interpretó a los cuatro villanos © Miguel Lorenzo y Mikel Ponce

Difícil encontrar mejor protagonista que John Osborn, que está convirtiéndose en “el” especialista de la parte, e hizo una gran labor por su brío vocal y escénico que dejó al público boquiabierto. Lo mismo sucedió con los cuatro villanos encarnados de modo relevante por Alex Esposito en un estado vocal magnífico y, si cabe, en una actuación complicada —por las indicaciones escénicas— pero memorable.

Las damas estuvieron por debajo de estos dos astros. Pretty Yende ya no parece tener los fuegos de coloratura de la muñeca, pero eso no significó que el color de su voz fuera el adecuado para Antonia (de todos modos su mejor encarnación, con un notable trino final en lo musical). Giulietta le va poco y nada como personaje y el aria no es el fragmento más genial de la partitura ni cantado con demasiado esmero. Stella tuvo poco que hacer en esta versión.

Paula Murrihy parece especializarse en los roles de travesti, como ocurrió ya en Barcelona con su Compositor en Ariadne auf Naxos. Como allí exhibió un color indefinido, una extensión no muy extensa ni en agudo ni en grave, y aquí en las veces que como Nicklause-Musa tuvo que presentarse en atuendo femenino, no resultó demasiado arrebatadora.

Bien, la voz de la madre (Eva Kroon) y el Crespel y también Luther de Tomislav Lavoie. Roger Padullés, Tomeu Bibiloni y sobre todo Moisés Marin e Isaac Galán dieron buena cuenta de los personajes comprimarios. Y una mención muy especial para los cuatro servidores de Marcel Beekman, que bordó cada uno de ellos en lo vocal y lo escénico. Teatro lleno y muy sastisfecho a juzgar por los aplausos.

Compartir: