Lohengrin en Viena

Piotr Beczała (Lohengrin) y Camilla Nylund (Elsa) en Viena © Michael Pöhn

Abril 20, 2023. Este Lohengrin de Richard Wagner llegó a Europa tras las tantísimas funciones en el Met de Nueva York con el mismo celebrado protagonista. Puede que el resultado haya sido aún mejor. Si la puesta de Andreas Homoki no es de las que entusiasman (como suele suceder con este director de escena), salvo que parecemos estar en una reunión de alpinos en las que las mesas sirven sobre todo para que los intérpretes se suban a ellas en momentos cruciales y algún papel (el Heraldo) se convierte en involuntariamente cómico en el segundo acto), tampoco ofende ni molesta.

La dirección de Omer Meir Welber fue buena o muy buena, sumamente apreciada por el público. A quien esto firma le ha resultado más bien exterior, muy dada al efecto (la orquesta se lo podía permitir y lo hizo estupendamente), un tanto prudente en los momentos más íntimos y líricos (desde el comienzo del preludio del acto primero, así menos interesante que el espectacular del tercero). Excelente también la labor del coro preparado por Thomas Lang.

Piotr Beczała ha madurado su personaje desde aquella recordada producción de Dresde: si ya era excelente entonces, hoy parece poco menos que inmejorable. El centro y el grave son más importantes y anchos y el registro agudo sigue siendo brillante y extenso sin que el tenor demuestre en ningún momento cansancio o tensión. También la frecuentación de la parte lo ha hecho más desenvuelto en escena y con una articulación ejemplar de la lengua. Si tuviera que elegir un momento, sería sin duda el relato del Grial, pero cómo olvidar su despedida al cisne (aquí, uno de juguete). 

Nina Stemme (Ortrud) y Tomasz Konieczny (Telramund) © Michael Pöhn

Tuvo que vérselas con una contrincante temible, no solo como personaje, con la Ortrud de Nina Stemme, no solo por su volumen vocal, su color oscuro ideal para la parte, sino porque no se limitó a ser odiosísima ni a disparar agudos, sino que —en el segundo acto sobre todo— dio una lección excepcional de fraseo y fue siempre artista convincente. Camilla Nylund no se quedó atrás, pero desde una de sus primeras Elsas en Colonia ha pasado el tiempo, y aunque conserva un timbre relativamente fresco, hay momentos en que la voz suena un tanto madura y a veces metálica para la frágil protagonista. 

Tomasz Konieczny presenta una voz siempre importante aunque hoy resulta fea, cosa que para Telramund importa muy poco (dejarlo en calzoncillos desde el final del primer acto no parece ideal, aunque exhibe piernas en buen estado). Muy interesante el rey del joven Tareq Nazmi, sonoro y elocuente, aunque algún agudo resulte un tanto brusco. Eficiente (más en el primer acto) Clemens Unterreiner como el Heraldo y correctos los cuatro caballeros seguidores de Telramund y las cuatro doncellas nobles. Entradas agotadas y ovaciones ensordecedoras al final, con aclamaciones para Stemme y Beczała. Listón difícil para una próxima reposición. 

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