Macbeth en Barcelona (primer reparto)

Luca Salsi y Sondra Radvanovsky en Macbeth en el Liceu Barcelona © Antoni Bofill

Febrero 28, 2023. Remito a mi crítica anterior para los elementos en común aunque debo añadir que hoy pude ver, además, la tramoya y tramoyistas para manejar las enormes caras que son la parte principal de la escenografía y que el detalle no me resultó ni interesante ni grato (de paso, hubo una función intermedia en que Jaume Plensa —caso raro— volvió a salir para recibir los aplausos y se llevó una sonora pitada por lo que supongo que no lo volvió a hacer: hoy al menos no).

Asimismo la dirección del maestro Josep Pons me resultó más desigual y por momentos pesada que entonces. El coro levemente mejor en su parte femenina pero sigo sin entender mucho de lo que se canta y lo atribuyo no solo a los tiempos sino al hecho de hacer cantar en más de un momento a media voz.

De los comprimarios nada que decir de nuevo, salvo que Fabián Lara se revela como un tenor muy interesante pese a resultar desmañado en lo escénico.

Erwin Schrott repitió mejor su excelente Banquo. Francesco Pio Galasso fue un buen Macduff, de voz lírica (tal vez demasiado para la parte) y buena proyección, pero volumen mediano aunque con algún efecto interesante. Luca Salsi en el rol protagónico fue muy superior a su otro colega por voz, plenitud y dominio de la obra. Solo desearía que en su búsqueda de matices no quebrara más de una vez la línea de canto. 

La protagonista de Sondra Radvanovsky demostró una vez más que es una de las cantantes favoritas (si no “la” favorita de gran parte del público liceísta). A mí personalmente nunca me ha convencido del todo, pero esta Lady ha sido sin duda lo más problemático que le he visto y oído. Buenos los agudos aunque cada vez más metálicos y explosivos; algún tímido golpe de glotis en los cambios de registro no los había detectado, aunque hoy hubo menos vibratello que el habitual en su caso. Pero centro y grave —salvo en algunos momentos donde claramente forzó el instrumento— resultaron más débiles que otras veces cuando no eran claramente artificiales y con cambio perceptible de color. Las agilidades, en particular las del brindis, no son su fuerte y, sin ponerla en apuros, no le facilitaron la labor. La lectura de la carta dejó que desear desde todo punto de vista. Así, lo mejor fueron, considerados globalmente, la escena del sonambulismo y sobre todo ‘La luce langue’ (qué idea de la puesta la de hacerla cantar media aria a un Macbeth estirado en el suelo tras un juego con una soga que los une y los repele, muy simbólico él, pero que a la soprano la obligó a distraerse para liberarse a tiempo para el aria). 

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