Madama Butterfly en Bilbao

Escena de Madama Butterfly en Bilbao © E. Moreno Esquibel

Mayo 24, 2022. La temporada actual de ópera de Bilbao cerró con una de las grandes obras del repertorio italiano: Madama Butterfly de Giacomo Puccini. Representada por última vez en el coliseo vasco en 2015, la dirección de la ABAO optó para estas funciones de primavera por una producción de la Fondazione Teatro Comunale di Modena.

La dirección de escena, escenografía y vestuario llevó la firma de Stefano Monti. El veterano director teatral optó por una apuesta sencilla y tradicional con detalles muy interesantes, como unos abanicos gigantes sobre los que se proyectaba un teatro de sombras. A destacar dos detalles: la presencia en escena de la coreógrafa y bailarina Monique Arnaud, y el suicidio cortándose la yugular de Cio-Cio San, versión alejada del erróneo hara-kiri al que estamos habituados. A nivel escénico, faltó en ocasiones cierta movilidad y no entendimos el histrionismo del Tio Bonzo, personaje ridículamente caracterizado, ni la sobreexposición escénica de la protagonista femenina, sin ningún tipo de pausa para descansar durante el último acto.

El director húngaro Henrik Nánási, que debutó en la ABAO al frente de la Orquesta Sinfónica de Bilbao, ofreció una dirección dinámica y llena de matices orientales, consiguiendo transportar a los asistentes a la atmosfera del Japón de la época. Sin descuidar su gran labor con el coro junto a Boris Dujin, regaló un intermezzo muy emocionante, lleno de pasión e intensidad.

El barítono José Manuel Díaz interpretó con solvencia los roles de Yamadori y Comisario, mientras que el bajo-barítono Fernando Latorre, impactó a nivel vocal en el sobreactuado papel de Tío Bonzo. La soprano Marta Urbieta cumplió como la esposa norteamericana de Pinkerton, mientras que el barítono andaluz Damián del Castillo brilló más en los pasajes cantados —con una voz muy bien proyectada sobre el inmenso auditorio bilbaíno-— que como actor en el rol de Sharpless, cónsul y amigo del protagonista masculino.

El tenor asturiano Jorge Rodríguez-Norton fue uno de los cantantes más aplaudidos cuando terminó la representación. Impecable como Goro a nivel escénico durante toda la noche, afrontó con solvencia los momentos que el compositor de Lucca le compuso para el malvado casamentero.

El debut en ABAO de la mezzo guipuzcoana Carmen Artaza puede calificarse de brillante en lo vocal, aunque debería pulir ciertos aspectos dramáticos en sus próximas intervenciones como la fiel Suzuki. Muy aplaudida cuando salió a saludar, le auguramos una brillante carrera, ya que posee una voz potente que cuenta además con el don de la emisión. 

El tenor toledano Sergio Escobar ofreció una interpretación bastante irregular del oficial Pinkerton. Con una voz de escasa proyección durante el primer acto, detectamos bastantes problemas vocales a lo largo de la velada y una gran inseguridad en el agudo.

La soprano italiana Maria Agresta fue la gran triunfadora de la noche, ofreciendo una interpretación de la geisha Cio-Cio San de alto nivel. Aunque detectamos algún pequeño desliz vocal en la primera intervención del primer acto, su actuación fue de menos a más pese a las dificultades escénicas a las que se vio obligada por parte de la dirección teatral. Poderosa en el dúo de amor pese a que no contaba con un tenor a su altura, brilló en el segundo acto con la archiconocida ‘Un bel di vedremo’, tremendamente aplaudida por los espectadores. Para enmarcar el gran final que regaló, mostró contundencia y seguridad en las notas agudas durante el pasaje ‘Tu, tu, piccolo iddio!’ previo al suicidio. Con una voz de muchos decibelios que llegaba a todos los rincones del Euskalduna, asistimos al coraje y a la entrega total de una artista que dejó huella en su presentación en Bilbao.

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