Policías y ladrones en Madrid

Escena de Policías y ladrones en el Teatro de la Zarzuela en Madrid © Javier del Real

Noviembre 18, 2022. Con un retraso de casi cinco años ha llegado el estreno de una nueva zarzuela al Teatro de la Zarzuela (TZ): Policías y ladrones. Se trata del primer estreno absoluto en esta casa al que los autores le han dado esta categoría en lo que llevamos de siglo. 

Y es que Policías y ladrones fue un encargo de Paolo Pinamonti, allá por 2014 y a la sazón director del TZ, al compositor Tomás Marco (1942) y al dramaturgo Álvaro del Amo (1942), dos personalidades con una sólida y contrastada trayectoria en sus campos profesionales. La obra se programó y preparó para abril de 2018. Y se llegó hasta el ensayo general, con público, pero las funciones no tuvieron lugar debido a los paros convocados por los trabajadores del sector como protesta a la pretendida fusión del TZ con el Teatro Real. 

Antes de esto, en el otoño del 2015, Pinamonti dejó la dirección del TZ y el Ministerio de Cultura, tras un proceso de selección abierta, lo puso en manos de Daniel Bianco. Fue él quien volvió a programar esta nueva zarzuela para en la temporada 2019-2020, concretamente a finales del mes de marzo de 2020. El cierre de los teatros, y de casi todo, en la segunda semana de aquel mes y año por la pandemia impidió el estreno. Y es ahora, en la tercera intentona, que podemos apreciar el trabajo del dúo Marco-Del Amo. 

El libreto trata sobre la corrupción en la clase política y eso, por desgracia, es universal y atemporal. Inspirado en un caso concreto (el caso Bárcenas) al que no hace mención directa, nos deja posibilidad de traspolar a los casos similares que siguen y seguirán existiendo. Como los libretistas de antaño que tocaron temas de corruptelas políticas (El barberillo de Lavapiés, Pan y toros, El diablo en el poder) y su impacto en la sociedad que las vive (La Gran Vía, por poner un ejemplo), su mirada pretende ser divertida y lo consigue a medias. Los cinco cantantes solistas tienen pocas aristas y no existen esos grandiosos diálogos que quedan en la memoria del aficionado. La inclusión de otros personajes (periodistas, el mafioso ruso, el magnate chino, etc.) tampoco les permiten desarrollar mayormente un carácter y nos quedamos con personajes casi monolíticos. 

La música de Marco, compositor curtido en casi todos los géneros (ópera, ballet, sinfonía, conciertos, música de cámara y coral, etcétera) cumple con los números básicos para relacionar la obra con una zarzuela (obertura, dúos, conjuntos, pasajes corales y romanzas), pero con un lenguaje musical que parece más del siglo XX que del XXI. No olvidemos que Marco (y también Del Amo) ha cumplido 80 años y sus referencias están, por lo escuchado, en las vanguardias del siglo XX (Satie, Weill) dotando a la obra de una variedad estilística que raya en la ambigüedad. Pero esto es solo el reflejo del amplísimo margen de acción que puede tener una zarzuela en el siglo XXI, a imagen y semejanza de lo que ocurre con la ópera. Quizá los autores deberían haber apuntado hacia una obra de menor duración, como si de género chico se tratara, porque ni el argumento ni la variedad cromática pudieron levantar el vuelo de Policías y ladrones.

Y esa pesadez fue contrarrestada hasta donde fue posible por la imaginativa puesta en escena de Carme Portaceli, de contundente estética en la que círculos concéntricos giratorios piden al espectador replantearse ciertas cuestiones que expone la historia. Esta escenografía (Montse Amenós) eficaz y sobre todo práctica permitió una continuidad casi lineal a la obra, mientras que el vestuario (Antonio Bedart) y sobre todo la iluminación (Pedro Yagüe) potenciaron todo lo bueno de ella.

La dirección musical de José Ramón Encinar también es de aplauso, poniendo a la Orquesta de la Comunidad de Madrid al servicio de esta nueva zarzuela y como apoyo de un reparto comprometido con la música y la escena. Brillaron por encima de todos la pareja formada por el barítono César San Martín (El presunto implicado) y la soprano María Hinojosa (La mujer del presunto implicado), ambos con instrumentos de amplia sonoridad y matices. La también soprano Alba Chantar (La hija) sacó jugo a su personaje, cantando y contando con estupendas maneras. 

El Coro Titular del TZ mostró su admirable buena forma, capaz de teatralizar y cantar con precisión cuando está bajo una buena guía. Las partes vocales fueron completadas por el tenor venezolano César Arrieta (El hijo) y el bajo Miguel Ángel Arias (El policía).

Debemos congratularnos del estreno de una nueva zarzuela, sea esta una más de las miles que se estrenaron hasta hoy. En lo que va del siglo, nos hemos enterado de algunos estrenos a cuentagotas, la última en el mes de julio pasado (El orgullo de quererte) en Teatros del Canal. En el año 2019 se dio, en el Teatro de la Zarzuela, el estreno europeo de Tres sombreros de copa, zarzuela con música de Ricardo Llorca basada en la obra homónima de Miguel Mihura, que tuvo su estreno mundial dos años antes en São Paulo (Brasil). 

Que Policías y ladrones haya nacido en el teatro que fue creado para estos menesteres es aún más admirable (el último estreno absoluto en esta casa fue en 1981). Esta temporada el TZ tiene otra zarzuela (Trato de favor) de nuevo cuño en su programación. Ojalá y se convierta en práctica habitual tener nuevas zarzuelas, teatro lírico musical, en los siguientes años. 

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