Radamisto en Barcelona

Octubre 6, 2021. Un acontecimiento tal vez no muy publicitado fue la primera ejecución, en forma de concierto, de la ópera Radamisto de Georg Friedrich Händel, que aún hoy es un título bastante raro en la escena y la sala de conciertos. 

Tal vez por eso sea mejor ofrecerlo en forma no escenificada (solo una vez la había visto antes, en Salzburgo, y en una versión que le hacía justicia parcialmente). Aquí, en el Palau de Barcelona, paradójicamente, sin decorados aunque con movimientos de los cantantes, sus méritos resultaron más evidentes. Y también quedó claro que es una obra comparativamente estática, con una estructura de obertura y números cerrados unidos por recitativos con algún dúo, una especie de intermedio sinfónico magnífico pero netamente instrumental (fenomenalmente realizado aquí por Il Pomo d’Oro bajo la dirección de Francesco Corti, también al clave, muy acertado y la participación de la ya celebrada aquí mismo hace poco, Zefira Valova, concertino). 

El protagonista de Philippe Jaroussky fue muy bueno, pero la voz está perdiendo color por momentos, y si sobresale en los momentos elegíacos, los momentos de gallardía no son los mejores para él. Impresionantes en cambio, dos nombres conocidos especialmente en el barroco: la mezzosoprano Marie-Nicole Lemieux como Zenobia (la esposa), y la soprano Emöke Baráth como Polissena (la hermana) de Radamisto. 

El padre (Farasmane) estuvo a cargo del barítono Renato Dolcini, de buena actuación e inmaculado italiano (el de todos fue bueno o muy bueno), como el de la mezzosoprano Anna Bonitatibus (Tigrane) en otra de sus grandes pruebas de especial capacidad para este repertorio, el tenor Zachary Wilder (Tiridate), una auténtica sorpresa por su capacidad y expresividad. Completó el reparto el hermano del tirano, Fraarte, en voz de la soprano Alicia Amo, de muy buen rendimiento. Mucho público y mucho entusiasmo durante el concierto (de más de tres horas, con una pausa).